Un mes tal vez no sea demasiado tiempo para fijarnos cambios profundos o metas superadoras. Para mí, la segunda mitad de octubre fue más provechosa que la primera, porque encontré el rumbo y logré concentrarme en lo que quería hacer y lograr. Pero de cada hecho de la vida se aprende algo, por ejemplo, en un post anterior renegué sobre la falta de agua en mi casa. El agua siempre fue algo que venía por añadidura y nunca se le dio la menor importancia, pese a que resulta imprescindible en la vida cotidiana. Cuando faltó, me di cuenta de que tener agua es mucho más indispensable que muchas de las boludeces que rondaban mi mente. Ni más ni menos, el consumo de agua es decisivo para nuestra supervivencia.
Notarán que hoy no estoy muy inspirado, y ello se debe (en parte) a que no me siento cómodo utilizando otro navegador, el clásico Internet Explorer, en lugar del Mozilla Firefox, que por algún motivo se niega a funcionar. Sólo resta esperar hasta mañana y hacer todo lo posible para que estos dos meses, la recta final del 2009, no nos encuentre con una curva que nos obligue a pegar un brusco volantazo.
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