15 de junio de 2011

Viviendo en el país de las burbujas?


En esta jornada gris y lluviosa de miércoles, traté de aprovechar mi tiempo libre para hacer las cosas que me gustan, aunque una de ellas, que es dar un paseo por las calles de Lobos, no la pude concretar por razones climáticas. El fin de semana estuve en Cañuelas, en uno de los restaurantes "de campo" que hay a la vera de la Ruta 205, y fue bueno cambiar un poco de aire más allá de que no me fui tan lejos. Hay pequeñas cosas que nos gratifican y que por tenerlas incorporadas no nos damos cuenta, como una taza de café, una ducha caliente, compartir una cerveza con amigos o una noche con alguna señorita. Me pasa, no les voy a negar, que esas pequeñas boludeces que uno ya da por sentado no las tiene en cuenta, cuando hay muchas personas que no pueden satisfacer sus necesidades básicas.

Pero como digo siempre, eso no es consuelo. Es decir, no es para conformarse y dejarse estar. Es natural aspirar a más, buscar mejorar y no quedarse estancado. Todos queremos progresar, sentir que vamos avanzando. Siempre sentí que hay un divorcio entre la dirigencia política y los intereses de la gente. No entienden lo que el ciudadano necesita, y cuando finalmente hacen algo suele ser demasiado tarde. Es como si no pudieran percibir la realidad, porque no caminan la calle y viven encerrados en sus despachos. También les gusta perder el tiempo en Twitter, y sentirse estrellas del cyberespacio en ese lugar difícil de etiquetar que Beatriz Sarlo denominó "Celebrityland". Y quiero hacer la salvedad de que el ejercicio mediático de la política y el abuso militante de la Web lo hacen tanto los kirchneristas como los opositores. Creo que se parecen más de lo que suponemos.
Sinceramente hay gente a la que le encanta hacer conferencias para no anunciar absolutamente nada, cuando todo se podría resolver enviando la información respectiva a los medios por un simple mail. Por suerte tenemos la música, los libros, las películas, y un montón de distracciones que nos salvan del naufragio, de lo contrario la vida sería un asco. Cada uno busca sus momentos de distensión, y así como yo no entiendo que un tipo se gaste fortunas en "tunnear" un auto y convertirlo en una nave espacial, muchas personas no entenderán cómo yo prefiero gastar en la edición importada de un disco, o en un par de zapatillas de determinada marca. Con el tiempo aprendí que cada persona actúa y se comporta conforme ciertas ideas preconcebidas que arrastra desde varias generaciones, y también influye su propensión a aceptar las nuevas modas que impone la globalización. Debo decir que el teclado de esta notebook es una cagada, motivo por el cual les pido disculpas por cualquier error de tipeo durante el trasncurso de estas breves líneas. Punto final.


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