19 de octubre de 2014

Ladrillo por ladrillo


Por curiosidad, por nostalgia, o quizás para ver qué pensaba yo hace casi 10 años, es que hoy me puse a indagar en mis viejos posts. Debo reconocer que muchos de ellos estaban más logrados que los actuales. ¿Qué ha pasado, mi capacidad cognitiva se ha "erosionado"? No creo, pero de cualquier manera lo que tenían los textos viejos es el "remate", esa última frase que caía como un mazazo para quien lo leía. Sin embargo, el ayer y el hoy no me preocupan el absoluto, en lo que a calidad editorial respecta. Sí considero que, en muchos aspectos, he cambiado mis hábitos, mis costumbres, mi fisonomía, mi forma de pensar, mis gustos, y podría seguir enumerando cosas. Y está genial que así sea, porque si seguís siendo el mismo boludo que hace 10 años, estás en problemas. Yo ya tengo 35 y hay determinadas situaciones que no me banco, y que hace una década podía llegar a tolerar. En parte, creo que cuando uno se vuelve más viejo, también se vuelve más intolerante. Pero intolerante ante la estupidez, ante la falta de talento de algunos "artistas", etc. Te vas dando cuenta quién la tiene clara y quién es un gil. Desde luego, todo lo expuesto no quita que te puedan cagar o estafar, pero vas aprendiendo que tu trabajo vale, que tiene un precio, y que aquel que no esté dispuesto a pagarlo, que se vaya por donde vino. Son los famosos "aprendizajes". Y no vuelvo a 2005, estoy en 2014 y a vivir lo que queda hasta que todo estalle (jaja!). Punto final.

Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...