31 de octubre de 2014

Por siempre joven


El ser humano es por naturaleza hedonista: busca el placer. Se lo puede encontrar en el sexo, en la comida, en la lectura, en la música, o en lo que fuere. Algún sociólogo podrá refutarme lo que estoy diciendo, pero siempre pensé que es así. Que buscamos cosas que nos hagan sentir bien, aunque en un mediano plazo se vuelvan totalmente destructivas, como el alcohol, el cigarrillo o ciertos medicamentos que consumimos, mayormente ansiolíticos. Pero no hay un debate serio sobre estas cuestiones, quizá porque a nadie le importa, quizá porque dos minas en bolas y un cerebro vacío "miden" más en rating. Con una dosis de suerte, por ahí encontramos en algún canal de cable alguien que se ocupe de estas cosas. Y es entonces, con el control remoto en la mano, cuando uno se vuelve un dictador: si no me brindás entretenimiento en diez segundos, te cambio de canal. Y a otra cosa. 


¿Será que la gente quiere todo "masticado"? ¿Será que nuestras prioridades han cambiado? Sería bueno imaginarse cómo era la vida en una familia tipo cuando no había TV, o en su defecto, cuando había televisión sin control remoto. Nadie quería tomarse el trabajo de levantarse de la mesa a cada rato para cambiar de canal, entonces se miraba lo que había. Y si hablamos de rock, las bandas salían de un garage, no de un "reality show" lleno de pibes arrogantes que se creen la encarnación de Axl Rose o Mick Jagger. El único caso en que se requiere de un casting es para elegir los actores de una película o miniserie. ¡Pero no lo vas a mandar a Robert Duvall -por citar un ejemplo- a hacer un casting! Ya es un actor de primer nivel que cuenta con una trayectoria considerable

¿Estaré renegando porque soy demasiado viejo? ¿O tendré alguna dosis de razón? Ustedes que me están leyendo tienen la respuesta (pueden elegir ambas si es que cabe). Punto final. 

Un Bonus track

  La Nochebuena se presentó fresca, con temperaturas inferiores a los 20 grados. Por la tarde de la víspera de Navidad, incluso, cayeron una...