Activarse es la clave. Mantener la mente ocupada escuchando
música, leyendo, cultivando el intelecto en los momentos de ocio. Hacer
actividad física: por mi trabajo, yo camino un promedio de 40 cuadras por día.
Podría caminar más, ya que tengo sobrepeso, y espero poder lograrlo. No me
detiene el frío, me pone pilas el hecho de saber que estoy vivo y haciendo algo
para mantenerme en movimiento. El ocio no siempre es improductivo: procuro que
mis momentos de esparcimiento tengan algo que me ayude a mejorar mi calidad de
vida. Voy a la Plaza Tucumán, que queda cerca de mi barrio, y camino sin pensar
en nada, sólo para sacarme la mufa y la modorra.
En realidad, todas mis actividades las hago caminando, a
excepción de que estén demasiado lejos de mi domicilio. Para rendir bien en tu
trabajo, necesitás un incentivo, una gratificación, que llegue de alguna
manera. Si no te gusta lo que estás haciendo, aunque necesites laburar, cuesta
mucho más lograr el resultado esperado. Por suerte, el periodismo no es
monótono ni rutinario, siempre te da la posibilidad de conocer a otra gente o
de estar en contacto con funcionarios que de otro modo no verías nunca. Lo que
es desgastante es el proceso de desgravar un reportaje o una conferencia que es
aburrida, no aporta nada significativo, y constituye un verdadero tedio para
uno mismo y para los lectores. Los discursos largos y grandilocuentes, que son
para la tribuna, aportan poco en los hechos. La mirada parcial y antojadiza de
nuestra historia reciente, también le hace flaco favor a comprender por qué
estamos así. Venimos de meses de estancamiento económico e inflación creciente,
y no hay señales de que este cuadro de situación vaya a cambiar en un corto
plazo. Todo ello, además de estrechez en los bolsillos, genera un malhumor y un
descontento en la sociedad. Y es difícil abstraerse de eso cuando tu modesto
presupuesto está en jaque. Por eso, retomando el hilo conductor del inicio, hay
veces en que necesito desenchufarme de todo, despojarme por un momento de quien
soy profesionalmente y asumir una mirada más introspectiva ante los avatares
cotidianos. Punto final.