Me parece un ejercicio de discernimiento muy valioso, que la sociedad civil se interpele, y al menos esboce la sospecha de que cuando algo cae casi "de regalo", sucede porque se vienen las elecciones. Lamentablemente, esa suerte de realismo mágico que pinta un paisaje de súbita prosperidad no nos resulta creíble: Como dije antes, sospechamos que nos están engañando, sea cual fuere el oficialismo de turno.
En rigor de verdad, en circunstancias normales, nadie se vería forzado a plantearse algo así de parte de una gestión de gobierno. Pero todos sabemos que no es casualidad que los anuncios grandilocuentes de obras o posibles inauguraciones dentro de un año electoral persiguen ese fin. A nivel local, creo que hay bastante conciencia colectiva de casi 8 años donde la ausencia de gestión fue notoria. Eso no quita que se haya iniciado un proceso de modernización, que se les simplifiquen los trámites a los contribuyentes, que se haya colocado un ascensor el el Municipio para facilitar el acceso a personas discapacitadas, o que se hayan construido una determinada cantidad de cuadras de asfalto. El problema es que si nos conformamos con eso, nos estamos quedando cortos. Aceptamos pasivamente lo que nos puedan dar y mientras tanto, Lobos sigue sumido en una pobreza estructural que se ve compensada por el empeño de muchas ONG que intentan mitigar o suplir lo que el Estado no hace. Hasta la Parroquia local se ha puesto al frente, y una vez por semana ofrece un plato de comida caliente que reparte a familias carenciadas.
Lo peor de todo, es que nunca sabés si podés caer en la pobreza. Yo vivo sin lujos, pero tengo para comer y para darme algún pequeño gusto personal. Claro que si en un momento dado la crisis se agudiza, soy consciente de que me puede tocar a mí, a vos, o a cualquiera, salvo que tengas un patrimonio significativo que te respalde. Es una mierda vivir así, y lo que más indigna, es la falta de políticas públicas que vayan más allá de los planes sociales. Todos los días veo en los grupos de FB decenas de publicaciones de pibes y no tanto, buscando trabajo. A esos chicos nadie le da una solución, el Estado no brinda incentivos para que las empresas los contraten, los comercios los consideran mano de obra barata. Es una generación que transitó los últimos años de la adolescencia en un escenario totalmente diferente al mío. Yo crecí en los '90, éramos los campeones de la economía, nos hicieron creer que formábamos parte del primer mundo, todo llegaba importado, las fábricas se fundieron, destruyeron los ferrocarriles, privatizaron todo lo que estaba a su alcance. Los que atravesaron una adolescencia post-2001, se encontraron con que esa burbuja implosionó: Ya nos reconocimos como lo que verdaderamente somos, un país pobre y subdesarrollado, lisa y llanamente. Es una afrenta que los candidatos vayan a tu casa en épocas de campaña a decirte que los votes, siendo que en el lapso de 4 u 8 años no hicieron nada para revertir todo lo que acabo de mencionar. Y si se trata de la oposición, ellos te dirán que sí tienen la capacidad de modificar esa amarga realidad, pero sin explicarte cómo. Siempre he sostenido que no me importa quién lo haga, sino que se haga. Buena parte del arco opositor tiene contactos y capacidad para gestionar, pero sólo unos pocos lo hacen porque cuidan su quintita.
Es probable que, sin menospreciar la voluntad popular, la gente vote más de lo mismo, pensando que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Repito que yo no me siento con la autoridad de cuestionar la decisión de nadie, porque al fin y al cabo, el voto mío vale igual que el sufragio de cualquier otra persona. Lo que no acepto es que me tomen por boludo, aunque muchas veces les sigo el juego para evitar una discusión, ya a esta altura no me voy a poner a polemizar sobre principios dogmáticos, ni a teorizar sobre el peronismo, ni a recapitular qué tan mal estábamos cuando gobernaba Macri. Además, ese tipo de conversaciones me aburren porque son muy pocos lo que tienen la honestidad intelectual necesaria para concederte la razón. Si nadie está dispuesto a ceder en su postura, no hay manera de que fluya el diálogo.
En el siglo XXI, los políticos buscan marcar presencia en las redes sociales que ni siquiera ellos mismos manejan, me refiero que están a su nombre como cuentas oficiales de Twitter (por ejemplo), pero de seguro que tienen un escriba en todas las plataformas posibles, o que se encargue del contenido, como un equipo de community manager. Entonces ves posteos que dicen: "Hoy visité el pueblo de Villa Poronga, me reuní con el Intendente y le entregué un subsidio para el Hospital", etcétera. Capaz que el tipo pasó por ahí 10 minutos, el equipo de campaña sacó unas fotos con el Iphone y las subió a las redes. El objetivo que pretenden conseguir, es que son personas dentro de la casta política con sensibilidad social, sensibilidad hacia los plebeyos. Siempre supe que son una casta o un grupúsculo selecto, incluso antes de que lo dijera Milei.
Son gente comprometida, ¿Viste? Por eso hacen el simulacro de interiorizarse por las necesidades de los desclasados. Son tipos de traje, corbata y perfumes caros que aceptan compartir un fotograma o una selfie con un grupo de marginales a cambio de los "likes" que obtenga la publicación. ¿Se puede hacer política de un modo honesto con las necesidades de la gente? El sentido común indica que no. Yo diría que quizás sí, pero únicamente que tengas la voluntad de paliarlas. A medida que se aproximan las PASO, uno va pensando en futuras alianzas que se pueden dar a nivel local. Hay muchas vertientes que parecen tener el mismo pensamiento o el mismo ideario, al menos cuando uno escucha hablar a sus referentes. Y de ser así sería bueno que sumen fuerzas aunque alguno tenga que resignar su candidatura para poder darle forma y sustento a algún armado electoral. Porque a la gente, con fotitos y boludeces, no le vas a dar de comer ni a mejorar su calidad de vida. Si yo lo entiendo pese a que soy un outsider total, imagínense aquellos que van cocinando a fuego lento su lanzamiento en las primeras ligas. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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