Desde hace varios días estoy enfermo, pero no es nada grave por ahora: Tengo tos y mucho catarro, no deja de ser una incomodidad. Los cambios de temperatura y el tabaquismo claramente no fueron mis mejores aliados. El último programa de televisión lo grabé con mucha dificultad, no me quedó otra que carraspear un par de veces para recuperar el tono natural de mi voz, tomé un vaso de agua pero tampoco ayudó demasiado. Así y todo, la entrevista salió bien, tuvo buena repercusión, lo cual no sólo es mérito mío sino también del invitado. Yo en determinados momentos hago un paso al costado (ponele) desde mi lugar de conductor para que el vecino que aceptó participar sea quien pueda expresarse. Y si algo no queda claro, o cabe la posibilidad de repregunta, lo hago, intervengo en la charla, porque de lo contrario se volvería un tedioso monólogo.
Resta por ver si para esta semana puedo mejorar mi salud, por el momento no estoy tomando antibióticos ni ninguna pastilla parecida. El año pasado me sucedió lo mismo, pero cuando promediaba el final del verano. Lo rescatable es que aunque mi garganta se vea temporalmente arruinada, puedo continuar escribiendo notas. No todo es tan decepcionante, tendré que buscarle la vuelta y eso es todo lo que me queda por delante. Ya soy una persona grande, y si dentro de 10 o 15 años me agarra una gripe o un resfrío fuerte, otro sería el desenlace o las consecuencia. Prefiero no pensar, es una mera suposición. Lo que necesito es tener buena salud en el momento presente, después quién sabe cuántos años me quedan, uno nunca lo sabe con certeza.
Es un gran incordio tener que dar explicaciones ante decisiones personales que no afectan a terceros. Y cuando algo me molesta, no puedo disimular mi fastidio. Se me nota en la cara, en ese sentido no soy políticamente correcto aunque le esté mintiendo sutilmente al entrevistado con una actitud amable. Hay que "caretearla", no se puede asumir una actitud hostil bajo ninguna circunstancia, ni siquiera cuando yo como periodista sea maltratado en una nota. Como me enseñaron alguna vez, el que queda como un desubicado y un prepotente es el otro, no vos.
Claro que para ello se requiere templanza y compostura. Yo sé cómo debo comportarme, ustedes coincidirán conmigo en que el respeto debe ser recíproco, empecemos por ahí. Hay gente que tiene una vida privada o personal llena de quilombos sin resolver, sin embargo parece que le sobra el tiempo para hablar al pedo de los demás. El mejor secreto es aquel que nunca es divulgado, ni a tu mejor amigo, ni a tu novia, a nadie. Pero como tenemos la necesidad de ser escuchados para hacer catarsis o bien encontrar el sentido de nuestras conductas, aceptamos contar algo de eso que nos pasa ante un psicólogo, probablemente.
Como el psicólogo es un profesional que acepta atenderte, cobra por ello y por una cuestión ética nunca va a ser tu amigo, la terapia se vuelve una alternativa, toda vez que puede resolver muchos conflictos que son de larga data y nunca te animaste a hablar con alguien. Si te recomendaron uno y te sentís cómodo, todo fluirá mejor, pero no siempre hay química o empatía con ese profesional. No es para todos por igual. Pienso que en materia de salud mental, el psicólogo o psiquiatra puede marcarte un error o una equivocación, pero no juzgarte por lo que hacés o hiciste. Simplemente debe ayudarte a encontrar un camino mejor.
Me molesta que algunos "conocidos" me pregunten por qué no tengo hijos, no es por ningún motivo en particular y no tengo el deseo de la paternidad, pero el más molesto aún es cuando quien lanza esa tipo de pregunta apenas te conoce, lo considero algo fuera de lugar.
Si no me conocés lo suficiente, lo menos que podés hacer es no preguntar pelotudeces (hasta tanto me conozcas mejor). Todo eso también es válido para varias cuestiones que son propias de la intimidad y que no revelaría a cualquiera porque me parece una evidente falta de tacto. Claramente, debe primar el respeto y hay que analizar si tu relación con el otro es sustancial como para hacer esos cuestionamientos. Nos estamos viendo pronto, amigos. Buena semana, y punto final.
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