Domingo, Día del Padre. Estamos a punto de comenzar una
semana “corta”, casi de transición, por esta cuestión de los feriados puente.
Sin embargo, no deja de ser crucial en el marco de las definiciones que deban
darse para conocer la lista de candidatos de cada partido rumbo a las PASO. La
fecha límite es el sábado 24, y aunque a junio le restan algunos días, tengo la
sensación de que transcurrió demasiado rápido. Es normal desandar un nuevo mes
con cierta expectativa, aunque no se trate más de 30 días que –como mencionaba
antes- a veces se nos antojan eternos y otras veces transcurren rápidamente y
sin ninguna consecuencia notable en nuestras vidas. No sé, marzo siempre ha
sido largo y difícil de llevar, eso me ha pasado siempre porque hay una
reactivación general que demanda más esfuerzo y recursos para cubrir
periodísticamente lo que va pasando. En julio llegará la Feria Judicial y
muchas causas quedará en el freezer hasta nuevo aviso.
Yo no estoy
exento de la crisis económica imperante, pero no tengo ganas de quejarme ahora, y tampoco voy a ser tan ingenuo como
para pensar que esto se solucionará en un corto plazo. El gobierno que asuma
tampoco lo podrá hacer sin el acuerdo de los que resulten ser oposición. Claro
que, lo que más me rompe las bolas, es que hablen de la “herencia” recibida,
cuando desde el momento mismo de postularse sabían con qué país se iban a
encontrar, así que mejor que se dediquen a mostrar con hecho concretos que el
pueblo les concedió el voto para revertir todo lo que nos ha sumido en una
situación de permanente desconcierto y desbarajustes en todos los órdenes.
Incluso, en el fragor de la campaña proselitista, si hacemos un análisis a título personal, es un exceso de facilismo culpar a la crisis, al Gobierno, o a quien sea, de tus propias frustraciones. Hay un contexto que te oprime y que no ayuda a que te sientas bien y puedas pensar tranquilo en tu futuro, eso es cierto, pero si nos dejamos ganar por “lo mal que estamos” en 6 meses de 2023, ¿qué queda para nosotros en el resto del año? No sólo de pan vive el hombre, dijo alguien. Pero alguien, en una canción, dijo una verdad irrefutable: “Con hambre no se puede pensar". Más de una vez he planteado: Me gustaría ver a los funcionarios educativos alimentándose con los productos de terceras o cuartas marcas que reciben las familias de los pibes en edad escolar, algo poco probable porque cuando voy al supermercado siempre los veo con el changuito lleno y sin dudar en pelar la tarjeta para llevarse la mercancía.
Este
gobierno que está próximo a emprender la retirada ha brindado numerosos
programas de ayuda y asistencia social, que no están mal en sí mismos, todo lo
contrario. Pero la cantidad es casi infinita y aparecen algunos que merecen una
revisión. El primer paso sería ver los resultados reales de todos los existentes, y
unificarlos lo más posible. Y reforzar las incompatibilidades. Es decir, que
aquel que ya percibe un beneficio no pueda recibir otro. Fue correcto que se
implementara el IFE en su momento como un paliativo en la coyuntura más álgida
de la pandemia, porque la debacle económica nos arrastró a todos hacia una
ciénaga de la cual no podíamos salir. Los que cobraron el bono pudieron gastar
ese dinero en los comercios, o en pagar las cuentas de los servicios públicos,
no lo sé. Pero no tengo nada para cuestionar cuando se trata de medidas
excepcionales. Lo que sucede, es que todo lo “positivo” que vos como gobierno
puedas hacer en políticas de Estado, se ve opacado por hechos repudiables, como
que el presidente festejara el cumpleaños de su esposa con una nutrida lista de
invitados (la foto es irrefutable), o que hubiera privilegios para acceder la
vacuna, el famoso Vacunatorio VIP, que de hecho existió y le costó el cargo al
Ministro de Salud. En una sociedad que todavía no termina de cerrar las heridas
de hace 3 años, hacer un repaso por tanta inmoralidad y abuso de poder, causa
un profundo rechazo.
La economía
repuntó en 2021/2022 sólo como efecto rebote de haber permanecido por el piso
casi todo un año, no hay otra explicación. Por eso ahora estamos en la misma
meseta. Por eso los que están en la Rosada meten parches donde sea para llegar
de un modo ordenado a diciembre. “El último que apague la luz”, deben estar
pensando, y es el propio Alberto Fernández quien se propone dinamitar al
kirchnerismo, habiendo sido uno de sus ideólogos. Así como hubo una “resistencia
peronista” durante los años de Perón en el exilio, no es descabellado suponer
que emergerá una resistencia kirchnerista, que sólo va a extinguirse ante la
falta de liderazgo para los que (hasta ahora) integran la militancia. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario