Es lunes, y como es costumbre arrancamos la semana con todo. Magnífico día en Lobos, a pleno sol, cielo totalmente despejado y un marco inmejorable, tras haber transcurrido tres días o más cortando clavos. Al menos por hoy, no hay ningún motivo para renegar y/o quejarse. Y aunque sea un comentario meramente anecdótico, no deja de tener valor.
En los próximos
días, estimo que se vendrá una intensa producción periodística intensa dentro
de mi portal de noticias, pero tratando ir esquivando un excesivo predominio de
notas de tinte político. Esa estrategia “zigzag” persigue como único fin, el
hecho no abrumar al lector ante el evidente desinterés que se advierte en la
comunidad, excepto para aquellos que son candidatos o referentes de los
distintos espacios que competirán. Es inminente la campaña, lo sabemos todos.
Sin embargo, para evitar ese efecto desgastante que mencioné antes, veré si
consigo ir intercalando con otro tipo de material, siempre que haya, porque
estoy convencido de que los avatares de la vida pueblerina no se detienen ante
una contingencia electoral.
En un medio que
está dirigido a la comunidad de un pueblo chico, no es relevante (al menos para
mí) poner foco la actualidad nacional, porque todo lo que se pueda decir o
escribir en ese sentido ya está al alcance en otros de alcance masivo. Una
muestra inequívoca que el desencanto de la población ante un nuevo proceso
electoral pudo advertirse en las elecciones de ayer en Córdoba, con un altísimo
índice de deserción, ausentismo, o como quiera que se llame. Se estima que votó
el 60 % del Padrón, lo cual para los cargos que se elegían en la provincia
mediterránea, es muy poco.
Todo me hace
pensar que este año me tomaré con más calma la campaña en sí misma, pero
cubriendo full time lo que sea necesario, porque hay un alto porcentaje de
indecisos e inclusive lo que salga publicado bien puede considerarse como un servicio: Pongo a consideración de la
gente las propuestas de cada precandidato a nivel local, y supongo que en base
a ello, los votantes decidirán. Mientras tanto, la vida del laburante sigue,
con los consabidos problemas que debemos enfrentar a diario para darle pelea a
un escenario turbulento. Este Gobierno Nacional está agotado. Puede que sea
electo otro de filiación kirchnerista con Massa a la cabeza (o en menor medida
Grabois), no descartaría nada. Pero no veo que asuman un compromiso para la
paulatina reconstrucción de la tierra arrasada que ellos mismos dejarán con
funesto legado el 10 de diciembre. Para decirlo de un modo sencillo, no se
harán cargo de nada y continuarán hasta el infinito culpando al macrismo de
todos los desaciertos que Alberto F. y su séquito perpetraron alevosamente. Yo
ya me referí muchas veces a la crisis que nos dejó Macri, por eso no tiene
sentido continuar machacando con eso hoy por hoy, ni siquiera para el común de
los ciudadanos que no tienen pertenencia ideológica.
Abunda, sí, mucha
soberbia y prepotencia de parte de quienes pretender ganarse el apoyo de ese
grupo de indecisos que pueden ser clave para inclinar la balanza en favor de
uno u otro. Pero a mayor exceso de confianza en cuanto a un eventual triunfo,
más estrepitosa y decepcionante terminará siendo la derrota. Podés adoptar un
tono triunfalista, sólo cuando se cierren los comicios y se empiecen a contar
los porotos, no antes. Sobran ejemplos de aquellos que se adjudicaron la
victoria al comienzo del conteo y que luego pasaron un papelón porque los
resultados se revirtieron. De hecho, uno sabe que hasta los políticos “jubilados”
pero con un evidente roce político por los años de militancia, terminan
incurriendo en el mismo error, que es el resultado de que los demás les digan
lo que les gusta escuchar. Pero al final de cuentas, no es motivo de sorpresa,
porque la Argentina se ha convertido desde hace años en un país donde predomina
la desmesura y del "vale todo", por lo cual no hay término medio. Eso
es, en última instancia, lo más preocupante. Punto final.
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