2 de noviembre de 2024

¿Quién se hace cargo?

 

Sábado en la ciudad. Retomo los posteos en el blog, ahora que tengo un poco de tiempo libre y que lo puedo destinar a estos menesteres. Pasaron varios días desde mi última publicación, y lo que yo destaco es que éste es un espacio donde me puedo expresar con absoluta libertad y sin condicionamientos. Así ha sido desde hace casi 20 años. Quizás haya llegado el momento para hacer un cierre y escribir más esporádicamente. Los últimos días me dieron un envión importante, porque hubo varias notas por cubrir y eso hizo que tuviera una mayor actividad. Es importante subrayarlo porque venimos de semanas muy “tranquilas”, no ha habido mucho para destacar en la vida pueblerina. Más que tranquilo, yo diría que venimos avanzando a media máquina. Lobos adolece de la falta de gestión, y por otra parte no hay incentivos como para impulsar a la producción local. No hay, tampoco, un modelo a seguir, un plan. Está todo atado con alambre, sostenido de una forma muy precaria, y así es difícil determinar si la ciudad está en condiciones de prosperar.


La semana cerró con la noticia de la crítica situación que atraviesa el Asilo de Ancianos. Sin duda, el Municipio puede hacer un desembolso mayor al que venía haciendo, y garantizar un ingreso mensual de dinero para el rescate de la institución. Parece ser que los abuelos que se encuentran alojados allí no son prioridad, o al menos a nadie le interesa sostener el funcionamiento del Hogar con fondos frescos. Todo ello es decepcionante. La semana pasada, la plana mayor del Ejecutivo viajó a Mar del Plata para la final de los Torneos Bonaerenses. Me gustaría saber cuánto se gastó en concepto de estadía y comidas, y si ese dinero no se hubiera podido ahorrar para destinarlo a los ancianos que están alojados en el Hogar. La actual Comisión expuso ante la prensa un diagnóstico que está lejos de ser alentador. Pero, a la luz de los hechos, a nadie le importa lo que pueda pasar. Hay una desidia evidente, en la cual todos se rasgan las vestiduras pero son pocos los que asumen el compromiso de hacerse cargo. Lo que está en juego, ni más ni menos, es la continuidad de una entidad centenaria que históricamente brindó contención a los adultos mayores. Hoy se ve desbordada al no poder hacer frente al pago de sueldos y cargas sociales del personal.


Quienes asumen la función pública deben estar preparados para afrontar responsabilidades que son indelegables. Ningún vecino de a pie tiene acceso a la caja del Municipio. Para el presupuesto 2025, hay que designar una partida específica que esté destinada a las erogaciones del Asilo. Haber entregado $ 2.800.000 por tres meses es una vergüenza, porque esa cifra es casi un vuelto para los fondos que maneja la Comuna. Es un monto insuficiente y mezquino, que no alcanza para nada. El problema es que no se han establecido prioridades, como mencionaba antes. O a lo mejor sí, pero en tal caso el Asilo no ha sido tenido en cuenta porque históricamente se ha pensado que puede manejarse con sus propios recursos. Está visto que esos recursos no bastan. Que las donaciones son un paliativo, pero no logran cubrir los gastos del personal que presta servicio en la institución. Por ese motivo hay que tomar como una declaración genuina y desesperada que la Comisión haya dicho que “tocó fondo”. Podrán hacerse objeciones, pero lo cierto es que el común de la gente no aceptar participar de una Comisión y dedicar tiempo a ello, entonces no sería prudente cargar las tintas contra los actuales miembros. Si no hay gente que esté dispuesta a participar activamente, mal puede cuestionarse a quienes lo están haciendo ahora.


Ojalá que se entienda el espíritu que persigue esta nota. Imaginate que tengas a tu abuelo en el Hogar, y que no sepas por cuánto tiempo va a poder permanecer alojado allí. O si sos un empleado con cierta antigüedad, el hecho de no saber hasta cuándo vas a cobrar un sueldo. Genera mucha impotencia poner en el tapete estos temas, que ya deberían darse por superados hace rato. Es evidente que no se ha hecho nada en los últimos años, y es así como llegamos a un punto de no retorno. No podemos soslayar esto, es una instancia de extrema gravedad donde hay personas en juego. Hay que seguir insistiendo por todos los medios que sean posibles hasta que los funcionarios de turno den una respuesta. Y mi compromiso está con los ancianos, que tienen la salud quebrantada, tienen como único sostén a sus familias, y padecen la incertidumbre que es consecuencia de la desidia y la improvisación. Vamos a ver cómo sigue esta historia, que no tiene final abierto, porque la única solución es poner plata. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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