Sábado en la
ciudad. Retomo los posteos en el blog, ahora que tengo un poco de tiempo libre
y que lo puedo destinar a estos menesteres. Pasaron varios días desde mi última
publicación, y lo que yo destaco es que éste es un espacio donde me puedo
expresar con absoluta libertad y sin condicionamientos. Así ha sido desde hace
casi 20 años. Quizás haya llegado el momento para hacer un cierre y escribir
más esporádicamente. Los últimos días me dieron un envión importante, porque
hubo varias notas por cubrir y eso hizo que tuviera una mayor actividad. Es
importante subrayarlo porque venimos de semanas muy “tranquilas”, no ha habido
mucho para destacar en la vida pueblerina. Más que tranquilo, yo diría que
venimos avanzando a media máquina. Lobos adolece de la falta de gestión, y por
otra parte no hay incentivos como para impulsar a la producción local. No hay,
tampoco, un modelo a seguir, un plan. Está todo atado con alambre, sostenido de
una forma muy precaria, y así es difícil determinar si la ciudad está en
condiciones de prosperar.
La semana cerró con
la noticia de la crítica situación que atraviesa el Asilo de Ancianos. Sin
duda, el Municipio puede hacer un desembolso mayor al que venía haciendo, y
garantizar un ingreso mensual de dinero para el rescate de la institución.
Parece ser que los abuelos que se encuentran alojados allí no son prioridad, o
al menos a nadie le interesa sostener el funcionamiento del Hogar con fondos
frescos. Todo ello es decepcionante. La semana pasada, la plana mayor del
Ejecutivo viajó a Mar del Plata para la final de los Torneos Bonaerenses. Me
gustaría saber cuánto se gastó en concepto de estadía y comidas, y si ese dinero no se
hubiera podido ahorrar para destinarlo a los ancianos que están alojados en el
Hogar. La actual Comisión expuso ante la prensa un diagnóstico que está lejos
de ser alentador. Pero, a la luz de los hechos, a nadie le importa lo que pueda
pasar. Hay una desidia evidente, en la cual todos se rasgan las vestiduras pero
son pocos los que asumen el compromiso de hacerse cargo. Lo que está en juego,
ni más ni menos, es la continuidad de una entidad centenaria que históricamente
brindó contención a los adultos mayores. Hoy se ve desbordada al no poder hacer
frente al pago de sueldos y cargas sociales del personal.
Quienes asumen la función pública deben estar preparados para afrontar responsabilidades que son indelegables. Ningún vecino de a pie tiene acceso a la caja del Municipio. Para el presupuesto 2025, hay que designar una partida específica que esté destinada a las erogaciones del Asilo. Haber entregado $ 2.800.000 por tres meses es una vergüenza, porque esa cifra es casi un vuelto para los fondos que maneja la Comuna. Es un monto insuficiente y mezquino, que no alcanza para nada. El problema es que no se han establecido prioridades, como mencionaba antes. O a lo mejor sí, pero en tal caso el Asilo no ha sido tenido en cuenta porque históricamente se ha pensado que puede manejarse con sus propios recursos. Está visto que esos recursos no bastan. Que las donaciones son un paliativo, pero no logran cubrir los gastos del personal que presta servicio en la institución. Por ese motivo hay que tomar como una declaración genuina y desesperada que la Comisión haya dicho que “tocó fondo”. Podrán hacerse objeciones, pero lo cierto es que el común de la gente no aceptar participar de una Comisión y dedicar tiempo a ello, entonces no sería prudente cargar las tintas contra los actuales miembros. Si no hay gente que esté dispuesta a participar activamente, mal puede cuestionarse a quienes lo están haciendo ahora.
Ojalá que se
entienda el espíritu que persigue esta nota. Imaginate que tengas a tu
abuelo en el Hogar, y que no sepas por cuánto tiempo va a poder permanecer
alojado allí. O si sos un empleado con cierta antigüedad, el hecho de no saber
hasta cuándo vas a cobrar un sueldo. Genera mucha impotencia poner en el tapete
estos temas, que ya deberían darse por superados hace rato. Es evidente que no
se ha hecho nada en los últimos años, y es así como llegamos a un punto de no
retorno. No podemos soslayar esto, es una instancia de extrema gravedad donde
hay personas en juego. Hay que seguir insistiendo por todos los medios que sean
posibles hasta que los funcionarios de turno den una respuesta. Y mi compromiso
está con los ancianos, que tienen la salud quebrantada, tienen como único sostén
a sus familias, y padecen la incertidumbre que es consecuencia de la desidia y
la improvisación. Vamos a ver cómo sigue esta historia, que no tiene final
abierto, porque la única solución es poner plata. Nos estamos viendo pronto.
Punto final.
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