14 de enero de 2025

Enfrentar la realidad

 

Hace unos días que no escribo nada en este blog. Ayer fue el Día Mundial de Lucha de la Depresión, y me parece que es una ocasión propicia para reflexionar al respecto. A lo largo de los años yo he pasado por varias etapas de depresión y por suerte he logrado salir airoso de ellas, con la ayuda de profesionales de la salud mental y también poniendo un poco de mí, aunque ese cuadro clínico te conduce a no tener ganas de hacer nada y el bajón te lleva a perder el entusiasmo por muchas cosas. Pese a todo, nunca dejé de buscar una luz en el camino. Y más de una vez tuve que resignar la comodidad de quedarme encerrado en mi casa porque sabía que si seguía en ese status quo cada vez me costaría más superar esa contingencia.


Aunque muchos no lo quieran admitir, la depresión es más frecuente de lo que imaginamos. Afecta al 7 % de la población mundial. Y es un estado de ánimo profundamente discapacitante si se prolonga en el tiempo. Perder la motivación nos conduce a ver cada día como un escollo a afrontar, se pierde también el placer por aquellos hobbies que solíamos cultivar, va menguando progresivamente nuestra voluntad y por ese motivo no nos podemos dejar venir abajo.


El desgano se vuelve un común denominador: Todo cuesta más esfuerzo, la ansiedad nos domina, algunas personas sufren pánico y les cuesta horrores salir de las cuatro paredes. Yo me obligaba a mí mismo a salir, a cumplir con mi trabajo, porque si yo no lo hacía, nadie lo iba a hacer por mí. No estoy en condiciones de delegar mis tareas, sobre todo en un laburo que se rige mucho por la inmediatez y la actualidad. A todos lo que se han sentido desmotivados, yo sólo puedo dejarles como mensaje que hay una salida, y cada uno la encontrará de diferentes maneras. Hay que dejar de sentir lástima por uno mismo, esa percepción no te lleva a ninguna parte. Quizás no seas el mejor de todos, pero tampoco sos el peor, como tu mente te quiere hacer creer. Habrá gente que intente ayudarte pero que no sepa cómo hacerlo, y aun así hay que agradecer ese gesto, porque aunque no sepan cómo, quieren lo mejor para vos. Es muy difícil verlo desde afuera, y es muy fácil juzgar.

 

A lo largo de mi vida he tenido momentos de profunda felicidad y satisfacción, no me voy a engañar. La vida me ha dado bastante, y ojalá pueda retribuirle a cada persona que me ayudó o que me dio una mano esa buena vibra. Es mentira que todo el mundo te quiere cagar, sos vos el que te autoboicoteás. Los demás no pueden decidir por vos ni torcer tu voluntad, el entorno sólo gravita en tu vida si vos le das lugar a eso. Pensá que tal vez vos tenés un círculo íntimo que te banca, y esa gente te va a abrazar y a contener emocionalmente cuando vos se los pidas sin condicionamientos. Por supuesto que hay gente de mierda, pero es propio de la naturaleza misma del ser humano. Abunda la envidia, el rencor, los insultos, el resentimiento. Y eso siempre va a estar ahí, el tema es qué lugar le das vos en tu devenir cotidiano. Yo no soy muy místico, pero el Evangelio dice palabras sabias: “Nos juzgues si no querés ser juzgado”. Lo que hoy se conoce como empatía, existe desde antes que se acuñara ese término. Es una especie de compasión, pero sin sentir lástima por el otro, sino tratando de entenderlo, de ver qué es lo que le está pasando. Lo peor que puede pasar es estigmatizar a quien padece un cuadro depresivo, que no tiene que ver con la tristeza. Hay personas que se esfuerzan por sonreír o por camuflar ese padecimiento, pero es más que una impostura, porque la procesión pasa por dentro.


La gente no se comporta como una lacra porque se le ocurra, a veces lo hace como un mecanismo de defensa, en otras oportunidades son psicópatas, o no saben cómo reaccionar porque sólo les han enseñado a ser violentos y prepotentes. Bueno, de esos tipos es conveniente alejarse, desde ya, pero con eso es suficiente. Algún día se darán cuenta de que uno cosecha lo que siembra.

 

La depresión existe desde los albores de la humanidad. Y llama la atención que hayan transcurrido tantos siglos y siga siendo un tema tabú. No se habla de eso, salvo en el espacio de terapia, o en algunos libros (los del psiquiatra español Enrique Rojas son muy recomendables). Debemos quitarnos el miedo de encima y ser sinceros al respecto. No tendríamos que romantizar a la salud mental, o creer que es una boludez. Si lo hacemos, estaríamos siendo poco respetuosos hacia el sufrimiento o el dolor de los otros. Siempre se puede salir, quizás con alguna medicación transitoria, aunque eso depende de cada caso. Lo que es rigurosamente cierto, es que se puede superar y recuperar la calidad de vida que tuvimos antes. La depresión puede atacar a adolescentes, a mamás que acaban de concebir, a ancianos. El rango etario es bastante amplio como para soslayarla. Ojalá tomemos conciencia de que todos somos susceptibles, en determinada instancia, de padecer problemáticas de esta índole. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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