Fin de semana en
Lobos. Gradualmente se nota un mayor movimiento en la ciudad, y una mejora en
cuanto a las actividades gratuitas que brinda el Municipio, que hasta no hace
mucho venían a cuentagotas. La mayoría de la gente eligió este mes para
vacacionar, ya que la afluencia turística en febrero suele ser bastante menor. Yo
prefiero volcar mi dinero en los comercios locales, además de que no había
hecho ningún plan para ir a algún lugar, aprovechando el receso de verano. Es un
verano muy particular, en el cual me he puesto a pensar acerca de la próxima
temporada del programa de TV. Si todo sale bien, el mes próximo ya deberíamos
estar en el estudio de grabación nuevamente. “Café Doble” es un ciclo que lleva
varios años en el aire, y siempre está el dilema de no repetir invitados que
hayan participado con anterioridad. Este año, tal vez me vea obligado a
hacerlo, pero en todo caso lo importante será ir abordando todo lo relacionado
a la “rosca política”, dado que tendremos nuevos candidatos a concejales y
consejeros escolares. Sería interesante indagar si el oficialismo puede perder
la mayoría que ostenta en el HCD, el quórum propio… En lo personal, me parece
que es hora de que se acostumbren a consensuar y negociar, algo que sólo harán
si saben que no les alcanza con los votos propios. Lo mismo pasó durante el
gobierno anterior, cuando el PJ podía hacer y deshacer a su antojo porque todas las
ordenanzas salían aprobadas por la mayoría oficialista.
A mí la campaña
proselitista me aburre un poco, pero lo tomo como una buena oportunidad para
recibir un ingreso extra de los partidos políticos. En ese sentido, para mi
bolsillo el 2023 resultó mejor que 2024. Ahora la rueda vuelve a girar y yo
espero que llegue el momento de facturar por los servicios publicitarios que
uno va a brindar, además de la cobertura a los actos y todo el cotillón que ya
conocemos. Yo voy a votar a quienes sean los candidatos más idóneos desde mi
punto de vista, sin importar a qué fuerza política pertenezcan. Y me interesa
escucharlos hablar, porque es la única manera de saber qué mensaje le están
dando a sus futuros representados. Propuestas concretas y factibles, no
delirios imposibles de concretar. Las sesiones del Concejo Deliberante no
atraen el interés de la gente, excepto la primera del año, que suele ser la más
concurrida porque en esa ocasión también pronuncia un discurso el Intendente.
También habría que entender que las peleas y chicanas constantes entre los
ediles, flaco favor le hacen a la participación ciudadana. A nadie le interesa
estar una hora o 90 minutos en un recinto donde no se debate nada gravitante
para la ciudad. Yo mismo no fui a casi ninguna sesión el año pasado, quizás
debería haberlo hecho, pero siento que el nivel de discusión es muy pobre. A
diferencia de los diputados o senadores, los concejales son vecinos con los
cuales tenemos un trato cercano, a quienes podemos encontrar en la calle o en
un bar.
Lo que deberían
hacer es sancionar o modificar una ordenanza ya existente para que esté
actualizada a los tiempos que corren. De la zonificación parece que se
olvidaron, o a nadie le importa. Sin embargo, es fundamental para que se radiquen industrias
y para garantizar que haya seguridad jurídica. Con ese mismo espíritu hay que
endurecer las multas y sanciones para aquellos que circulan con motos de escape
libre a altas horas de la noche, impidiendo el descanso de los vecinos. El
Municipio tiene potestad para ejercer un control y un patrullaje de los
espacios públicos, a fin de asegurar su correcta utilización, porque de lo
contrario sirven de aguantadero para que los pibes hagan juntadas, tomen
alcohol, y dejen a las plazas en un aspecto lamentable. Por supuesto que hay
cuestiones más graves, pero el contribuyente reclama –con sobrados motivos- que
se atienda a los reclamos de cada barrio. Hoy no te tocó a vos, pero mañana me
puede tocar a mí o a cualquiera. Lo que pasó es que como se reforzó la
vigilancia de la Plaza Tucumán, los motoqueros coparon las plazas de Empalme,
cerca del Cruce, siempre de noche, con lo cual se vuelve imposible dormir. Hay
personas discapacitadas, adultos mayores, chicos con autismo, todos grupos que
tienen un padecimiento mayor ante las explosiones que provocan las motos. Así
es cómo Lobos se ha convertido en tierra de nadie, porque si no es posible
disuadir a un grupo de motociclistas, qué se puede esperar para encarar
objetivos más ambiciosos.
Por ejemplo, para
aquel que no sufrió un corte en el agua, la vida sigue normal. Pero si vos te
ponés en el lugar del lobense que en plena ola de calor ni siquiera puede
higienizarse, comprenderás la gravedad del problema. Obras Sanitarias es una
dependencia municipal que debe brindar soluciones lo más rápido posible, de no
ser así lo único que se hace es seguir poniendo parches aquí o allá sin que
haya una solución de fondo. Ahora que estamos con una sequía en ciernes, que no
sabemos cuánto va a durar, sería bueno que haya un plan para prevenir mermas en
el suministro. Mientras unos derrochan el agua corriente para lavar el auto o llenar
la pileta, otros no tienen ni para cocinar o tomarse unos mates. Lo que pasa es
que nadie es solidario, y cada uno cuida su quintita. Ojalá esto algún día
cambie, porque Lobos siempre ha sido muy careta y la gente no se moviliza
cuando se organiza una protesta o manifestación. Si todos los que se rasgan las
vestiduras en las redes sociales se pusieran al hombro el reclamo por la
inseguridad, las protestas serían multitudinarias y obligarían a las
autoridades a reflexionar. No sé si es un planteo utópico o estoy pecando de
ingenuo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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