Ahora que estamos en el pico de una nueva ola de calor, el confinamiento obligado para no sudar la gota gorda se presenta como una oportunidad para reforzar los vínculos con la gente cercana a nuestros afectos. Aquellos que son los únicos que permanecen a nuestro lado de forma incondicional. Es así de simple. Seguramente lo he mencionado aquí antes, pero nunca está de más profundizar este concepto. Las personas que te han bancado siempre merecen nuestro respeto y atención de forma prioritaria. Debemos entenderlo de esa manera.
A lo largo
de la vida, conocemos gente de distintos ámbitos y vamos dejando atrás etapas
que damos por superadas. Lo peor que nos puede pasar es quedar atrapados en el
recuerdo de algo que no volverá. No siempre es así: A veces los recuerdos tejen
un puente con el presente casi sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, tenés
memoria de cómo era tu relación con tu novia en los comienzos, pese a que
seguís con ella, y comprendés que la cosas cambiaron, que ya no es como antes,
pese a que ambos apuesten a un proyecto en común.
Enero transcurre
sin prisa pero sin pausa. Quién lo iba a decir, parece que fuera ayer que
estábamos brindando por Año Nuevo y hoy ya estamos en el día 22. A título
personal, no he conseguido hasta ahora ningún logro digno de mención, pero
tampoco me he planteado objetivos muy ambiciosos desde el día uno. El camino se
hace al andar. Y hay que ir recorriendo el sendero del éxito con pequeños
pasos, pensando en que lo que vamos sembrando va a germinar y a florecer.
Las noticias más
recientes a nivel internacional hablan de un cambio de paradigmas. La llegada
al poder de Donald Trump y sus veleidades expansionistas coinciden con una
visión del mundo que ha calado hondo en varios países. Pese a que el
norteamericano es de derecha al igual que Milei, existen diferencias entre
ambos. Milei propone eliminar aranceles y establecer un tratado de libre
comercio, mientras que Trump busca elevarlos para asumir una postura
proteccionista hacia la industria local. China es el gran contendiente de esta
pelea, que se consolida como una economía donde se fabrican toda clase de
productos que ingresan a Occidente a precios muy bajos, en condiciones que se
vuelven imposibles de competir.
Pero esto no es
nuevo. El gigante asiático es uno de los países más poblados del mundo y con
mayor cantidad de mano de obra. En Argentina los bienes de consumo que
acostumbramos ver tienen un gran predomino chino. Desde un reloj, pasando por
una calculadora o un juguete, hasta un electrodoméstico cualquiera. Las marcas
han decidido radicarse en China para abaratar sus costos de producción de un
modo significativo.
No obstante, hay
un alineamiento de la Cancillería Argentina que privilegia los lazos con EE.
UU. e Israel. Una visión geopolítica en la cual Europa aparece relegada
también. Ese es un punto en común entre Buenos Aires y Washington. Argentina
necesita a Estados Unidos como aliado para negociar con el FMI un nuevo
desembolso que –según dicen- permitiría levantar el cepo al dólar, una de las
premisas que exige el organismo. La inflación baja se sustenta, en parte, con
un atraso cambiario, que habría que sincerar cuando se complete la fase de
desregulación de la economía y el dólar pueda ser adquirido sin restricciones,
como una moneda más, por cualquier persona. Se estima que el cepo no puede
eliminarse de un día para otro, como sucedió en el gobierno de Macri y que
desembocó en un rotundo fracaso. Habrá que hacerlo en forma gradual, pero no
hay indicios que cómo se implementará. El FMI, en los ´90, aplaudió el modelo
menemista, que terminó con altos índices de desempleo y un aumento de la deuda
externa, y que le estalló en las manos a su sucesor, Fernando De la Rúa. Por
eso es que cuando ahora se elogia al Gobierno, uno se pone a pensar si tiene
asidero pregonar un crecimiento con tanta alharaca, cuando ha transcurrido 13
meses de gestión. No alcanza este lapso para emitir un juicio crítico
concluyente. El peronismo deberá reinventarse y apostar a un relanzamiento, y
lo mismo cabe para los radicales y los del PRO. Tanto la oposición como los
bloques dialoguistas del Congreso pueden verse fagocitados por la voracidad de
la motosierra libertaria si no despabilan a la sociedad.
Se hizo un gran
ajuste, lo cual es evidente, pero habría que analizar qué sectores fueron los
perjudicados por la motosierra. No es la “casta”, olvídense de eso. La clase
política no renunció a sus privilegios. Por otra parte, se cesanteó a numerosos
empleados del Estado sin tener en cuenta ni su antigüedad, ni su idoneidad.
Atrás quedaron Télam, el INADI, el INTI, y tantos organismos que funcionaban
con un buen resultado, quizás tenían un exceso de personal, pero en tal caso el
desguace no era la solución. Se ha despedido a gente calificada, con carreras
de grado, y con antecedentes laborales brillantes, sólo por una pertenencia o afinidad
ideológica. O en algunos casos, ni siquiera eso, como escuchaba ayer de los casi
200 profesionales que echaron del Hospital de Salud Mental Bonaparte. La salud
pública no es una prioridad para este gobierno, eso está claro. El problema es
que no todos tienen acceso a una obra social o a una prepaga en la Argentina de
hoy. ¿Quién brinda contención a los pacientes? A nadie parece importarle, sólo
a las víctimas del vaciamiento. Yo me hago preguntas retóricas todo el tiempo
porque a partir de ellas voy reconstruyendo lo que pretendo expresar. La
historia no es más que una construcción antojadiza de un pasado y de una
realidad que se sostiene con argumentos divergentes según la escriban
vencedores o derrotados. Siempre ha sido así.
Es un año electoral, y habrá mucho en juego.
Si gana LLA, tendrán el camino allanado hacia una posible reelección en 2027,
pero falta mucho para darle sustento a esa hipótesis. En el corto plazo, si el
oficialismo triunfa este año, se asegurará un mayor control del Congreso con
más legisladores que le respondan a los proyectos o reforman que provengan del
Ejecutivo. Como en la vida misma, el hilo se corta por lo más delgado. Y el que
más debería preocuparse es Macri, que hoy por hoy es un aliado circunstancial
del cual los libertarios podrán prescindir fácilmente si alcanzan la mayoría
propia. Para lograrlo, deberían arrasar en las urnas, con una victoria holgada,
y nuevamente se pondrán en juego modelos de gestión y un complejo entramado de
figuritas repetidas. Todavía no está definido si tendremos las PASO. En lo que a
mí respecta coincido en que son un gasto inútil, y vería con agrado que las
derogaran, más allá de las razones particulares que cada uno tenga para
esgrimir. Y la Ficha Limpia también la considero una propuesta interesante,
pese a que no se brinda suficiente información sobre sus alcances reales. Queda
mucho por ver y discutir aún: Nos estamos viendo pronto, cuando se aclaren
algunos grises que nada tienen que ver con un debate serio. Punto final.
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