22 de enero de 2025

Segunda Ola, versión 2025

 

Ahora que estamos en el pico de una nueva ola de calor, el confinamiento obligado para no sudar la gota gorda se presenta como una oportunidad para reforzar los vínculos con la gente cercana a nuestros afectos. Aquellos que son los únicos que permanecen a nuestro lado de forma incondicional. Es así de simple. Seguramente lo he mencionado aquí antes, pero nunca está de más profundizar este concepto. Las personas que te han bancado siempre merecen nuestro respeto y atención de forma prioritaria. Debemos entenderlo de esa manera.


A lo largo de la vida, conocemos gente de distintos ámbitos y vamos dejando atrás etapas que damos por superadas. Lo peor que nos puede pasar es quedar atrapados en el recuerdo de algo que no volverá. No siempre es así: A veces los recuerdos tejen un puente con el presente casi sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, tenés memoria de cómo era tu relación con tu novia en los comienzos, pese a que seguís con ella, y comprendés que la cosas cambiaron, que ya no es como antes, pese a que ambos apuesten a un proyecto en común.


Enero transcurre sin prisa pero sin pausa. Quién lo iba a decir, parece que fuera ayer que estábamos brindando por Año Nuevo y hoy ya estamos en el día 22. A título personal, no he conseguido hasta ahora ningún logro digno de mención, pero tampoco me he planteado objetivos muy ambiciosos desde el día uno. El camino se hace al andar. Y hay que ir recorriendo el sendero del éxito con pequeños pasos, pensando en que lo que vamos sembrando va a germinar y a florecer.


Las noticias más recientes a nivel internacional hablan de un cambio de paradigmas. La llegada al poder de Donald Trump y sus veleidades expansionistas coinciden con una visión del mundo que ha calado hondo en varios países. Pese a que el norteamericano es de derecha al igual que Milei, existen diferencias entre ambos. Milei propone eliminar aranceles y establecer un tratado de libre comercio, mientras que Trump busca elevarlos para asumir una postura proteccionista hacia la industria local. China es el gran contendiente de esta pelea, que se consolida como una economía donde se fabrican toda clase de productos que ingresan a Occidente a precios muy bajos, en condiciones que se vuelven imposibles de competir.


Pero esto no es nuevo. El gigante asiático es uno de los países más poblados del mundo y con mayor cantidad de mano de obra. En Argentina los bienes de consumo que acostumbramos ver tienen un gran predomino chino. Desde un reloj, pasando por una calculadora o un juguete, hasta un electrodoméstico cualquiera. Las marcas han decidido radicarse en China para abaratar sus costos de producción de un modo significativo.


No obstante, hay un alineamiento de la Cancillería Argentina que privilegia los lazos con EE. UU. e Israel. Una visión geopolítica en la cual Europa aparece relegada también. Ese es un punto en común entre Buenos Aires y Washington. Argentina necesita a Estados Unidos como aliado para negociar con el FMI un nuevo desembolso que –según dicen- permitiría levantar el cepo al dólar, una de las premisas que exige el organismo. La inflación baja se sustenta, en parte, con un atraso cambiario, que habría que sincerar cuando se complete la fase de desregulación de la economía y el dólar pueda ser adquirido sin restricciones, como una moneda más, por cualquier persona. Se estima que el cepo no puede eliminarse de un día para otro, como sucedió en el gobierno de Macri y que desembocó en un rotundo fracaso. Habrá que hacerlo en forma gradual, pero no hay indicios que cómo se implementará. El FMI, en los ´90, aplaudió el modelo menemista, que terminó con altos índices de desempleo y un aumento de la deuda externa, y que le estalló en las manos a su sucesor, Fernando De la Rúa. Por eso es que cuando ahora se elogia al Gobierno, uno se pone a pensar si tiene asidero pregonar un crecimiento con tanta alharaca, cuando ha transcurrido 13 meses de gestión. No alcanza este lapso para emitir un juicio crítico concluyente. El peronismo deberá reinventarse y apostar a un relanzamiento, y lo mismo cabe para los radicales y los del PRO. Tanto la oposición como los bloques dialoguistas del Congreso pueden verse fagocitados por la voracidad de la motosierra libertaria si no despabilan a la sociedad.

 

Se hizo un gran ajuste, lo cual es evidente, pero habría que analizar qué sectores fueron los perjudicados por la motosierra. No es la “casta”, olvídense de eso. La clase política no renunció a sus privilegios. Por otra parte, se cesanteó a numerosos empleados del Estado sin tener en cuenta ni su antigüedad, ni su idoneidad. Atrás quedaron Télam, el INADI, el INTI, y tantos organismos que funcionaban con un buen resultado, quizás tenían un exceso de personal, pero en tal caso el desguace no era la solución. Se ha despedido a gente calificada, con carreras de grado, y con antecedentes laborales brillantes, sólo por una pertenencia o afinidad ideológica. O en algunos casos, ni siquiera eso, como escuchaba ayer de los casi 200 profesionales que echaron del Hospital de Salud Mental Bonaparte. La salud pública no es una prioridad para este gobierno, eso está claro. El problema es que no todos tienen acceso a una obra social o a una prepaga en la Argentina de hoy. ¿Quién brinda contención a los pacientes? A nadie parece importarle, sólo a las víctimas del vaciamiento. Yo me hago preguntas retóricas todo el tiempo porque a partir de ellas voy reconstruyendo lo que pretendo expresar. La historia no es más que una construcción antojadiza de un pasado y de una realidad que se sostiene con argumentos divergentes según la escriban vencedores o derrotados. Siempre ha sido así.


Es un año electoral, y habrá mucho en juego. Si gana LLA, tendrán el camino allanado hacia una posible reelección en 2027, pero falta mucho para darle sustento a esa hipótesis. En el corto plazo, si el oficialismo triunfa este año, se asegurará un mayor control del Congreso con más legisladores que le respondan a los proyectos o reforman que provengan del Ejecutivo. Como en la vida misma, el hilo se corta por lo más delgado. Y el que más debería preocuparse es Macri, que hoy por hoy es un aliado circunstancial del cual los libertarios podrán prescindir fácilmente si alcanzan la mayoría propia. Para lograrlo, deberían arrasar en las urnas, con una victoria holgada, y nuevamente se pondrán en juego modelos de gestión y un complejo entramado de figuritas repetidas. Todavía no está definido si tendremos las PASO. En lo que a mí respecta coincido en que son un gasto inútil, y vería con agrado que las derogaran, más allá de las razones particulares que cada uno tenga para esgrimir. Y la Ficha Limpia también la considero una propuesta interesante, pese a que no se brinda suficiente información sobre sus alcances reales. Queda mucho por ver y discutir aún: Nos estamos viendo pronto, cuando se aclaren algunos grises que nada tienen que ver con un debate serio. Punto final.

 

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