19 de enero de 2025

Euforia en los mercados: Una fiesta para unos pocos

 

Baja el riesgo país.

El dólar se mantiene estable.

La inflación mensual no supera un dígito.

Desaparecieron los piquetes y protestas sociales.

Hay superávit fiscal y financiero.

Se avanza hacia una economía bimonetaria.

 

Todos los datos que acabo de enunciar parecen ser alentadores para la economía argentina. Sin embargo, los jubilados siguen cobrando una miseria ($ 300.000), y los salarios en general son bajos. Pensemos en los gastos fijos: Impuestos+Servicios+Tasas Municipales+ Alimentación. Eso sin contar los remedios ni el costo de mantener un auto, que sería: VTV+Patente+Seguro+Combustible. Ahora, si hacemos números, seguramente comprenderán por qué estas variables no se pueden soslayar.


El poder adquisitivo se ve deteriorado por las subas de la carne y los lácteos en supermercados y almacenes. Los medicamentos también siguen en alza, al mismo ritmo que las cuotas de las prepagas. El desprecio hacia los que menos tienen es evidente. Lo cual me hace pensar que la euforia de los mercados es una fiesta entre cuatro o cinco vivos. Si algún día los sueldos se nivelan hacia arriba, yo no tendré problemas en reconocerlo como un logro, el principio para hablar seriamente de un país sin exclusión social. Claro que, si se considera a la justicia social como una patraña socialista, no se puede esperar demasiado de esta gente. El problema es que una gestión de gobierno puede contemplar planes de asistencia sin que sea de corte peronista. Son políticas públicas que se diseñan en función de la distribución del ingreso.

 

Los bancarios ganan más de 1 millón de pesos ni bien entran a trabajar (es decir, sin antigüedad). Se jubilan antes, con el 82% móvil, y no trabajan sábados, domingos ni feriados. No estoy diciendo que esté mal ni que sean privilegiados, porque ellos aportan más para obtener esos haberes al momento del retiro. Pero sí me gustaría que un obrero metalúrgico, que está expuesto a un trabajo insalubre, ganara la misma suma. O los que ejercemos el periodismo y que debemos estar pendientes de la actualidad todos los días para brindar un servicio de comunicación óptimo. Hay muchos empleos que son mal remunerados pese a que tienen una gran carga horaria y mucho desgaste físico. No hay incentivos para que las empresas tengan en regla a su personal, con todos los aportes que exige la Ley, y con un salario que garantice una auténtica movilidad social. Me refiero a que, en el futuro, el dinero que perciben les permita acceder a otras condiciones de vida, sin estar condenados a la pobreza. Con los cálculos que hice en el párrafo anterior, no hace falta ser un genio para comprobar el desembolso que implica tener una vivienda, en el supuesto de que seas propietario, ya que en el caso de alquilar, se le suma una erogación más. Para nuestros padres, comprarse un terreno y construir no era ninguna proeza, estaba dentro de lo que se podía alcanzar, aunque demandara esfuerzo. Hoy es casi impensado para un empleado de un comercio, por citar un caso. Porque lo que cobra todos los meses se le va en el pago de impuestos, servicios, alimentación, indumentaria. Incluso, puede suceder que ni siquiera el sueldo le rinda para eso, y que deba pedir un préstamo si se le rompe un electrodoméstico o necesita hacer una refacción en su casa. Hasta tanto esas condiciones no mejoren, seguirá existiendo una inequidad notoria. Y como los sindicatos negocian con los empresarios para su propia conveniencia, poco se puede esperar de ellos.

 

Mencionaba al principio cómo nuestros padres o abuelos podían prosperar económicamente, enviar a sus hijos a la universidad, alquilar un departamento para que estudiaran, y tantas cosas más que hoy quedan muy lejanas para el asalariado promedio. Por supuesto, no es que esta disparidad apareció con la irrupción de Milei, viene desde hace varias décadas, pero yo trazo un contraste entre las “buenas noticias” y la realidad que vive el vecino de a pie. Por suerte, todavía es bien valorado aprender un oficio o una carrera terciaria, que son estudios más accesibles y que también requieren dedicación y responsabilidad. Muchos pibes trabajan y estudian, quizás les gustaría destinar el tiempo solamente a su formación educativa, pero no pueden hacerlo full time porque ellos son el sostén de un hogar o de una familia. Entonces, todo esto que parece una cuestión de sentido común, no lo estamos viendo o no lo queremos ver. Y si seguimos así, nunca habrá igualdad de oportunidades, seguirán siendo siempre los mismos los que accedan a una casa de altos estudios, a menos que se invierta en los centros universitarios, para que las carreras estén más cerca del lugar de residencia del alumnado, y no haya que viajar ni que solventar un alquiler. Para conseguirlo hace falta gestión, becas, recursos, un espacio físico, y una política educativa seria. El rol de los municipios es fundamental. Se trata de un trabajo conjunto entre los tres estamentos de gobierno. El grado de compromiso que ponga cada estudiante estará dado por sus capacidades y por el tiempo que pueda dedicar a cultivar nuevos conocimientos.

 

No todos desean ser abogados o médicos, que son las carreras más convencionales. El país necesita científicos,arquitectos, ingenieros, astrónomos, albañiles, carpinteros, enfermeros, profesores, cocineros de escuela, gendarmes, soldados, personal de vigilancia, policías… Como se verá, para algunas de estar profesiones no se requiere ir a la universidad, y alguien tiene que cumplir esos roles que van quedando vacantes. Nos quejamos de la policía corrupta, pero no hay incentivos económicos para que nadie meta la mano en la lata. Si todos ganaran un buen sueldo, no habría necesidad de pedir coimas o sobornos, y los que se denuncien serían casos aislados. Pienso que para conseguir un cambio genuino, la sociedad debe ponderar otros valores distintos a los actuales, y ello sólo es posible con un proyecto a largo plazo. Los cambios importantes necesitan decisiones del mismo tenor. Llevará varios años revertir esto, pero alguien tiene que dar el primer paso, y tomarlo como una Política de Estado. Ojalá esté vivo para poder verlo. Punto final.

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