Recuerdo cuando escuché por primera vez "Confesiones de invierno", una de las canciones más bellas del rock argentino, compuesta por un muchacho de 20 años que luego nos seguiría sorprendiendo, superándose en cada nuevo álbum: Charly García.
Sui Generis fue algo único, dudo que alguna vez exista un dúo que se le aproxime, ni siquiera remotamente, al virtuosismo musical, al vuelo poético de Nito Mestre y Charly García.
A veces me pregunto: ¿Cuántos chicos de 17 o 18 años escucharon alguna vez a Sui Generis, aunque sea por mera casualidad? Claro que no se trata de temas que pasen en el boliche, pero nunca viene mal que tener una visión de lo que pasó antes de que vos nacieras. Vos sos hijo de tu tiempo, pero antes ese lugar lo ocuparon otros, distintas generaciones dieron lo mejor de sí para ofrecernos su talento, su arte. Por suerte, Nito y Charly siguen vivos, aunque en situaciones totalmente diferentes. Pero siempre han sido compañeros de ruta, como en aquel regreso fugaz del año 2000: Nito se banca los excesos de Charly, y a su vez Charly tolera la voz eternamente aflautada de Nito porque sabe que su propio registro vocal está seriamente dañado a causa de los susodichos excesos. Pero siempre que volvés a"Confesiones de invierno", es el retorno a un sonido cálido y con un sesgo obsoleto quizas, pero que marcó una época, incluso para aquellos que vamos redescubriendo otras bandas que no fueron aceptadas masivamente ni lograron convertirse en un éxito comercial, cuando aún no era común hablar del "under", como contracultura o lo que fuere. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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