23 de febrero de 2010

Un nuevo día, un nuevo post

Luego de varios días de lluvia y humedad, este martes nos ha obsequiado un día que promete mantenerse soleado, con algunas nubes dispersas pero sin amenaza de un inminente aguacero. Estoy feliz de poder actualizar el blog, porque aunque los lectores no lo sepan es un espacio en el cual puedo expresarme de un modo más despojado y libre que en otros, y comentar cosas que probablemente sean de un interés muy acotado para un público masivo. Trato de buscarle a los temas un abordaje distinto de la realidad. Tómenlo como una válvula de escape, una forma de salir de esa picadora de carne que son los noticieros de TV. Para todos quienes en su momento fuimos fans de Norah Jones, su último disco ("The Fall", 2009), puede tomarse como una decepción o como un hallazgo interesante. 

Realmente no me convence, y no creo que cambie de opinión. Todo puede ser, pero tiene un sonido completamente diferente al de los álbumes anteriores, y a mi criterio aparecen menos influencias ligadas al jazz y predomina el pop con algunos arreglos bastante creativos. Jones estaba siendo encasillada recientemente por su estilo musical, y por una tendencia a repetir la fórmula del éxito, eso también es cierto. Sin embargo, este nuevo disco es más intrincado que los anteriores, menos inspirado en cuanto a las letras, y por momentos se nota que algunos temas adolecen de un exceso de producción. Me refiero a que podría haberse obtenido un mejor resultado en algunos tracks si se hubiera procurado como objetivo final de la grabación un sonido más simple y depurado. 

Las opiniones sobre obras musicales o literarias que se recogen en Internet son diversas, convengamos que tampoco en un tema que acapare la atención mundial o que ponga en vilo el curso de nuestras vidas, pero siempre es interesante indagar en los foros o en Amazon para conocer el juicio de valor de otros consumidores. Hoy estoy actualizando el blog desde un cyber, que tiene un teclado que ha sufrido un evidente maltrato de los usuarios. Muchas teclas están borradas, y si no fuera porque uno recuerda algunas nociones de mecanografía, la redacción de este texto resultaría engorrosa.

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