28 de octubre de 2011

El juego de las diferencias

Nicolás Repetto y Marcelo Tinelli intentan ubicarse en polos opuestos dentro de la televisión local, pero lo cierto es que ambos subestiman al espectador, aunque lo hagan de distinto modo. Repetto es, sin dudas, el emblema de la soberbia y del fracaso, porque después de que huyó como rata por tirante en plena crisis de 2002, quiso volver dos años más tarde a la televisión con toda la gloria, hizo un video nefasto evocando la miseria y el caos que él no vivió y la gente no lo perdonó. Hace poco quiso dar explicaciones sobre aquel polémico video, pero pasó demasiado tiempo y es evidente que lo hizo forzado por las circunstancias. Vale decir, que Repetto no se arrepiente en lo más mínimo, simplemente esbozó una autocrítica diciendo que no era el momento adecuado para emitir las imágenes de un país convulsionado.

En cuanto a Tinelli, no podemos negar que tiene olfato para percibir dónde está el éxito. Conoce qué es lo popular, y sabe cómo explotarlo para generar rating. Hasta hace unos años, Canal 13 era la pantalla más selecta de la televisión abierta, con programas cuidados en su producción, sobrios, y de gran nivel. Con el desembarco de Tinelli todo eso se terminó. No sólo se mantiene firme en la grilla del prime time con su tradicional "Showmatch", sino que además hay surgido una sucesión de programas que contaminan la pantalla, como "Este es el show", o "Soñando por bailar", en los cuales los aspirantes a estrellas de 15 minutos intentar probar suerte. Si son mujeres voluptuosas o con antecedentes "botineros" en su currículum, suma varios puntos a su favor. En fin, como verán, Nico y Marcelo no son tan diferentes como la gente supone. Detrás de la sofisticación y el glamour berreta de Repetto se esconde el deseo de que algún producto suyo vuelva a ser masivo alguna vez, cosa que hace varios años que no sucede. En fin, así estamos: rodeados de un tufo de mediocridad que goza de la preferencia popular, y que por lo tanto se vuelve casi indiscutible.

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