28 de noviembre de 2011

Un feriado demasiado aburrido


Un nuevo lunes feriado en la ciudad. A diferencia de lo que ocurre en otras fechas similares, esta vez el cierre de los comercios fue masivo, con excepción de los bares y cafés. El pueblo se despertó de la modorra alrededor de las siete de la tarde, cuando comenzó a divisarse una caravana de autos que daba la clásica "vuelta al perro" por el Centro. Durante buena parte del día, las calles estuvieron desoladas, y quienes pudieron optaron por dormir la siesta luego del almuerzo. En realidad, no había mucho para hacer si uno quería salir a dar un paseo, sobre todo si estamos a fin de mes y hay que cuidar cada moneda. Tenía ganas de ir a La Marina pero desistí a último momento porque preferí guardarme el dinero para otra ocasión. Por lo general, a la tarde voy a los bares a leer los diarios, pero me ha pasado que el ejemplar lo está leyendo otra persona o que tiene páginas incompletas (esto último me fastidia bastante). Lo que sí puedo aseverar es que me concentro mucho más en la lectura de un diario si lo hago en un bar que si lo compro para leerlo en mi casa, no sé por qué.

Hoy estoy tranquilo, sin preocupaciones, pero la escasa actividad pueblerina me dejó la sensación de un día vacío, como si todos los lobenses se hubieran puesto de acuerdo para encerrarse en sus casas con el aire acondicionado o el ventilador, mirando televisión en camiseta. En fin, la vida cotidiana en los pueblos tiene su propio ritmo y movimiento, algo que ya hemos abordado en este blog cada vez que se aproxima el verano. Será cuestión de husmear en la biblioteca y buscar algún libro pasatista, de fácil lectura, que no haga más ameno un día "a media máquina".

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A la vuelta de la esquina

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