Ultimamente me da mayor satisfacción realizar notas a vecinos que vemos en la calle todos los días, pero cuyas historias de vida desconocemos. Casi todos empezaron desde abajo, o bien heredaron una empresa o comercio. Ambos desafíos presentan su dificultad. Empezar desde cero significa para el "derecho de piso", ganarse la confianza del público o del consumidor, ofrecer buenos precios. Y el caso de la herencia, implica mantener los estándares de calidad de los antecesores para que la "marca" siga siendo elegida por la sociedad.
Yo no podría decir cabalmente que empecé desde cero porque conté con el invalorable apoyo de mis padres, que me dieron impulso para capitalizar mis conocimientos en un diario digital. La historia ya la conté varias veces, pero bien vale la pena recordar que en 2006 mi papá y yo nos lanzamos a la aventura de romper con lo que hasta ese momento había en Lobos. Si lo logramos o no, quedará a criterio de quienes nos leyeron y acompañaron. Compramos una cámara de última generación para aquellos años, y apostamos a un gran despliegue fotográfico. Básicamente, yo redactaba las notas y mi papá cargaba el material a la Red. Pero, como todo en la vida, hay momentos de desgaste, y mi viejo lo sintió más, dado que era una responsabilidad que con toda justa razón no quería seguir asumiendo para disfrutar de su jubilación y de sus ratos de ocio. Estuvimos 10 años con este proyecto. Y en 2017 nació LOBOS 24, la página Web que actualmente administro y dirijo. Por ese motivo me refería a la cautela que uno debe tener hasta asegurarse que los hechos sean ciertos y comprobables con una documentación que los respalde.
Cuando vivimos momentos de zozobra, no nos queda otra
alternativa que pensar que el futuro puede ser mejor. Que no es ni más ni menos que la esperanza. Ya sea a largo o a corto
plazo, saldremos adelante. Por supuesto, no tenemos certeza alguna de algo que
todavía no ocurrió, pero es una "tabla de salvación" que en muchos
casos sirve para no bajar los brazos. Puede ser que hoy no haya sido un buen
día, o que quizás los últimos meses nos haya ido realmente mal. Pero estoy
convencido que "lo que vendrá" es lo único a lo cual podemos aferrarnos. Si un cliente (anunciante) decide darse de baja, ya llegará otro, pero obviamente las cosas no vienen solas.
Todos tenemos derecho a disfrutar de la vida,
a ilusionarnos, a soñar. Y no podemos permitir que nadie nos quite esos
derechos en este breve tránsito por este mundo. Hace unos meses escribí una nota aquí, que sostenía la necesidad de "romper con el pasado". Pero les puedo
asegurar que no es fácil. No lo ha sido para mí, ni para otras personas que
conozco, ya que lo vivido nos condicione. Lo único que nos salva es volver a lo esencial, a lo básico, y
dejarnos de joder con cosas que nos quitan la voluntad de mejorar. Algunos podrán encontrar consuelo
y contención profesando una religión, y es totalmente válido. Lo que realmente
es nuestra responsabilidad, es buscar la manera de sentirnos mejor, aún en la
adversidad. Punto Final.