Trato de abstraerme un poco de la paranoia que está generando el Coronavirus, la cual de algún modo es comprensible dado que supera ampliamente todo lo que yo había vivido hasta ahora: el SIDA (en los '80), la Gripe A, y otras enfermedades no habían provocado en su momento la misma alarma que este virus potencialmente mortal.
Tomando los recaudos necesarios, no hay motivos para exacerbar la preocupación, quizás algo que nos cuesta un poco es no poder compartir el mate, que es la bebida más social y más consumida por los argentinos. En casa seguimos tomando mate porque somos una familia tipo y todos estamos sanos, pero en caso de que haya alguien ajeno al grupo familiar habrá que beber otra cosa.
Aun antes de que se diera este brote masivo, siempre tuve el hábito de higienizarme las manos y otras partes del cuerpo, de manera que no representa un cambio de costumbres para mí. Es razonable que exista preocupación, pero se está generando una bola de nieve y una psicosis colectiva a consecuencia de los grandes medios que adoptan un tono excesivamente alarmista. Lo positivo es que no se trata de una enfermedad de transmisión sexual, podés hacer el amor con tu pareja sin problemas.
Habrá que pasar el fin de semana buscando nuevas alternativas, ya que no habrá atención al público en bares, restaurantes, y locales de comidas. Tampoco abrirán los boliches y cines. Buena oportunidad para ver películas y para mantener el bocho activo con la lectura de aquellos libros que creíamos olvidados en un cajón. A mi modo de ver, las autoridades deberían haber suspendido las clases por un mes, al menos, en lugar de andar con este "tira y afloja" entre Nación y Provincia.
Todas las publicaciones de las redes sociales que se replican una y otra vez, son las responsables de la información errónea y del alerta exagerado de la población. Sin mencionar que provoca hastío y hartazgo ver que muchos no comprenden de qué se trata realmente el coronavirus. Tomándolo con un poco de humor, podríamos afirmar que Michael Jackson fue pionero en el uso del barbijo con su comportamiento excéntrico. Los únicos que tienen palabra autorizada para hablar del tema son los médicos y los epidemeólogos, ya que están abocados al estudio y evolución de los factores de riesgo.
Como dije en una nota anterior, nada me fastidiaría más que estar aislado o "en cuarentena", soy una persona bastante activa y estar 15 días encerrado es algo que no me entra en la cabeza. Es la primera vez en años que la gente no habla del default, del riesgo país, de la cotización del dólar y la inflación. Todo ello ha quedado relegado a un segundo plano porque, ante el riesgo de perder la salud, nada más tiene sentido. Punto final.
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