Sábado con sol radiante y mucho calor en la ciudad. Al igual que el resto de los ciudadanos, estoy encerrado en mi casa, sólo salgo si necesito algún medicamento o para hacer las compras en el supermercado o almacén. No obstante, al ser trabajador de prensa, tengo que informar de lo que está pasando. Los periodistas estamos exceptuados del aislamiento previsto en el Decreto Presidencial (ver artículo 6° inciso 9), pero eso no significa que estemos deambulando por la calle al pedo. Al menos en mi caso. Paradójicamente, me siento más fatigado que cuando salía todos los días en bici por cualquier motivo o para hacer actividad física. Estoy redescubriendo libros cuya lectura había quedado postergada, escuchando mucha música, y consulto los portales de los grandes diarios una o dos veces, no más. El hecho de hacerlo me genera gran zozobra y preocupación, pero no vivo en una burbuja.
Por supuesto, considero que la cuarentena es la mejor medida que se pudo tomar. Haber declarado el estado de sitio hubiera sido una locura. Pero esto me causará a mí, como a muchos monotributistas y comerciantes, un quebranto económico. Yo vivo de los auspiciantes, y si un negocio estuvo parado 15 días por los hechos de público conocimiento, no podrá solventar el gastos de sus proveedores y menos de sus clientes publicitarios. Se cortó la cadena de pagos. Si vos tenés un bar, trabajaste sólo 15 días en marzo y llega el 1° de abril el camión de la Coca Cola o de lo que sea, ¿Cómo vas a hacer para pagar? ¿Quién va a ir a una inmobiliaria en este cuadro de emergencia, si es que queda alguna abierta? Tengo créditos por pagar, deudas como cualquier ciudadano, el pago del Monotributo, luz, gas, agua...Lo fundamental es preservar la salud, insisto, pero me genera incertidumbre pensar cómo será el día después. La industria está paralizada. En la Argentina hay mucho trabajo en negro, así que andá a cantarle a Gardel para que te reconozcan el pago de un sueldo completo si a tu empleador no se le antoja. Apoyo incondicionalmente al Presidente en todas las decisiones que ha tomado, pero se debe mitigar el impacto en la economía doméstica. No hablemos de los Gerentes o de los CEO's que cobran sueldos exorbitantes, hablemos del laburante común.
Este mes, con suerte, voy a "salir hecho", como se dice en la jerga. Cero ganancia. Ya me la veo venir, porque me estoy gastando los escasos ahorros que tengo esperando que pueda cobrar algo el mes que viene. Si prorrogan la cuarentena, voy a tener que bajar la persiana porque se volverá insostenible, o muy poco rentable. He pasado épocas peores, pero a medida que uno se va consolidando en su rubro aspira a mejorar y prosperar. No puedo dictar clases particulares de Inglés, en este contexto. Tampoco me quedo solamente con aquello que ya sé, este año me anoté para realizar un curso en el Centro de Formación Profesional pero obviamente, está cerrado. Tengo la amarga certeza de que, en el corto plazo, eso no será posible. Mientras tanto, cuidémonos entre todos. Gracias, gente.
Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
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