Estamos asistiendo a un fenómeno mundial sin precedentes en la historia de la humanidad. Varios analistas no han dudado en llamarlo una "guerra biológica". Los países centrales de Europa están en crisis por el Coronavirus, la pandemia se extiende cada día más, y hoy el foco está puesto en EE.UU. Argentina ha adoptado medidas tendientes a que el impacto de esta enfermedad sea el menor posible. Tenemos un cifra relativamente baja de víctimas fatales, 8 muertos, pero se estima que el pico de contagios recién se alcanzará en mayo.
En lo que respecta a Lobos, habría que flexibilizar el horario comercial, que actualmente es de 8 a 18 hs. Si vos trabajás, vivís solo, y llegás tarde a tu casa, no vas a tener forma de comprar los alimentos básicos porque tu horario de trabajo coincide o se superpone con el de los negocios. Estamos viviendo el quinto día de cuarentena y por momentos pierdo la noción del tiempo, ya que me parece que hubiera transcurrido más de una semana. Nuestro cuerpo no está acostumbrado al sedentarismo, excepto en el caso de los ancianos. En este contexto, hay que agradecer el hecho de contar con un plato de comida todos los días, porque todo parece indicar que lo peor está por venir. Habrá sectores de la economía que no podrán resistir la pérdida que implica no facturar, y que deberán cerrar. Me siento angustiado al igual que muchos lobenses, porque en escenarios como éste lo que menos abunda son las certezas. No sabemos con qué nos encontraremos mañana, es todo imprevisible y confuso. Nunca nos tocó vivir algo semejante, por lo tanto es lógico que no sepamos cómo reaccionar. Sólo cuando atravesás algo así, te das cuenta de que la vida vale la pena, de que caminar tranquilo por la calle sin ningún sobresalto es sano y hace bien, del mismo modo que ir al gimnasio, nadar, tomar un café, lo que fuere...estamos muy debilitados como sociedad, porque nunca tuvimos una cohesión, nos hemos comportado siempre como un grupo de millones de argentinos que hace cada cual lo que quiere. Es entonces cuando te das cuenta del déficit de hospitales de tenemos, de la falta de respiradores, lo cual es señal inequívoca de que durante años nadie invirtió en la salud pública y se robaron la guita.
En momentos difíciles y apremiantes, surge lo mejor y lo peor de las personas. Al igual que en la guerra. Hoy estamos en guerra con un enemigo invisible que nos oprime al punto de obligarnos al aislamiento. A confinarnos en nuestras casas mientras el tiempo transcurre a cuentagotas. Y como mencioné en otra nota, lo que más se contagia es la tristeza, la ansiedad, y la depresión. No seremos los mismos cuando pase el temblor, y si nos seguimos comportando de la misma manera, significará que no hemos aprendido nada y somos tan estúpidos y egoístas como hace 50 años. Esperando que nos digan qué hacer y sin poder tomar decisiones por nosotros mismos. Ojalá que cuando toda esta pesadilla termine, las plazas, los parques, las canchas, los clubes, exploten de gente. Vamos a celebrar que hemos ganado la batalla más dura que el disparo certero de un fusil. Punto final.
Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
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