Domingo 26 por la tarde. La víspera de Navidad casi no salí de casa: hice tres o cuatro cuadras para sacar una foto que necesitaba para ilustrar una nota, y no mucho más. Tampoco daba para hacer demasiado: el sol pegaba directamente sobre mí de un modo impiadoso, la antesala de un verano cruel versión 2.0. Hablar del clima o quejarse de ello no merece mucho la pena, pero sí recuerdo que, hasta 2019, el termómetro no pegaba un salto tan abrupto como el que acabo de describir. Todo parece indicar que el año próximo repetirá algunas condiciones que distinguieron el inicio de 2021: Una de ellas, será una ola de calor que se prolongará por casi dos semanas, o quizás más, según el pronóstico. Lluvia, ni por asomo. Habrá que conformarse con esa brisa levemente fresca que aparece por las noches. "Esas noches de calor, llenas de ansiedad", al decir de Federico Moura. Con las primeras horas de Navidad, cayeron unas pocas gotas, que sólo brindaron un alivio transitorio, ya que se "levantó humedad" y el día siguiente fue tan caluroso como los restantes. Pero lo que no puedo (ni quiero) dejar de hacer, es salir a la calle. Las noticias no se consiguen desde la comodidad de un escritorio, hay que salir a buscarlas, hablar con los protagonistas. No me gusta estar ocioso por tiempo indefinido, porque me aburro fácilmente. En fin, hubo varios hechos delictivos en estos días que aún no han sido esclarecidos, y lo primero que pregunta cualquier vecino, es para qué sirve entonces el Centro de Monitoreo, o las cámaras de vigilancia y seguridad. Sentido común, que le dicen.
San José de la Dormida es un pequeño municipio del norte de la Provincia de Córdoba, que según el último censo, tiene poco más de 4.000 habitantes. ¿A qué viene esto? Bueno, a que, desde hace alrededor de dos meses, vengo recibiendo mails de la "Oficina de Prensa", pese a que los voy marcando como Spam, y pese a que les pedí a los de dicha oficina que dejaran de mandarme mensajes que me son totalmente irrelevantes, tanto para mí como para los lectores. Hasta ahora no he tenido éxito, y me limito a borrarlos, ya es casi una rutina, algún día quizás comprendan que me ch... un hu... lo que sucede allí, y depongan su actitud. Finalmente les envié otro mail, respetuoso pero con un tono más enérgico, y logré que me dejaran de joder. Si yo les enviara noticias de Lobos constantemente, beberían de su propia medicina, ni siquiera saben dónde queda y no creo que les importe tampoco. Gajes del oficio. De todos los mails que recibo, menos de la mitad contienen algo interesante o que -al menos- tenga que ver con la realidad local.
Y hablando de hacer "la plancha", parece que el Ejecutivo Municipal no tiene ningún apuro en enviar el proyecto del Presupuesto 2022 al Concejo, en el supuesto de que haya un proyecto. La "ley de leyes" es fundamental para saber cuánto pagaremos los lobenses en concepto de tasas, que ya de por sí son bastante altas. Es probable que no trasladen el 52 % de inflación interanual en lo que sería un aumento brutal, pero sí podríamos hablar de un 30 %, por ejemplo. Honestamente, pensé que estaban esperando que asumieran los nuevos concejales, el 10 de diciembre, para elevarlo al HCD, pero nada de eso ocurrió hasta ahora. Y no hay precisiones de ningún tipo. Para el oficialismo, aprobarlo será una mera formalidad, ya que tiene mayoría en el Deliberativo. Podrán discutirlo con la oposición, pero de todas maneras, ellos tienen la posta como para decidir. Las mayorías sirven, entre otras cosas, para esto: aprobar todo lo que el Ejecutivo necesite y convertirlo en Ordenanza si así se requiere.
Claro que sería injusto endilgar este proceder solamente a J X C, porque durante los años sobreristas, cuando el PJ era quien tenía la sartén por el mango, hicieron casi lo mismo. Es decir, que la única diferencia es que la pelota ahora la tienen los del otro lado del mostrador. Desde el común de los medios de prensa, no se ha indagado demasiado en el futuro presupuesto, cuando a mi modo de ver, como dije antes, no es una boludez pensar cuánto tendremos que pagar -como contribuyentes- cuando finalmente salga aprobado. Y debe ser antes del próximo ejercicio fiscal porque teóricamente, lo que el Estado hace es anticiparse a los gastos que va a tener. Como hace cualquiera de nosotros en la economía doméstica.
En la semana, voy a seguir buscando alguna respuesta por los pasillos municipales, que esclarezca un poco esta cuestión. Porque, con los hechos consumados, es demasiado tarde como para quejarse o reclamar nada. Nos estamos viendo pronto. Punto final.