Comienzo de semana en la ciudad. Hoy estoy más tranquilo y con algo de tiempo libre, a veces es necesario tomar alguna medicación para que la ansiedad no nos domine. Por supuesto, recetada por un profesional. Todo lo que contribuya a mejorar la calidad de vida de cada uno, siempre ayuda. Cada cual le encuentra la vuelta de una forma que le da resultado, porque de lo contrario, buscaría otra.
Bueno, ayer ganó Boquita y pese a que no estaba del mejor semblante, vi el partido como bostero que soy, no podía perderme el Superclásico ante el eterno rival. Claramente el partido fue mediocre, ambos equipos jugaron "a no perder", y el gol de Benedetto que selló la victoria no fue gran cosa. Aprovechó el desconcierto en el área chica de River para meter un cabezazo y descolocar al arquero. Y obviamente, con el resultado a favor, Boca se dedicó el resto del segundo tiempo a aguantar en el contexto de un partido que, como les decía, no tuvo grandes jugadas, ni muchas llegadas al arco para ninguno de los dos.
Segundo tema: Terminé de escribir tres cuentos que, quizás, formarán parte de un futuro libro. No siempre salen de un tirón, como suele suponerse. Estoy conforme, porque logré despojarlos de algunos vicios literarios que tenían los primeros relatos que ya fueron publicados. A este material inédito lo seguiré puliendo, pienso yo, para que el resultado final tenga sea diferente a los ocasionales lectores si es que logro algún día publicar un segundo libro. Son mucho más extensos que los anteriores, por eso hay que reforzar la prosa para que no el desarrollo de la trama no decaiga, ni tampoco el entusiasmo del lector se "desinfle" en la primera página. Una vez que ya escribís el borrador, la mayor parte ya está hecha, y tenés tiempo para darle más verosimilitud. La ficción debe ser creíble dentro del género que yo escribo, a menos que te dediques a la literatura fantástica.
Las correcciones que uno va haciendo son casi infinitas, sumadas a las que hace el corrector/a de la editorial para el que contrataste sus servicios antes de que el manuscrito entre a imprenta. El "riesgo", entre comillas, es que se pierda algo del espíritu del texto original, de tanto quitar y agregar palabras. Como ahora estoy escribiendo con un realismo más crudo, y como hay algunos personajes que no la pasan nada bien ante la Ley, voy a asesorarme con algún abogado amigo que tenga el tiempo y las ganas de leer los borradores. Esos puntos deben ser creíbles, entiendo yo.
No puedo precisar cómo va evolucionando lo que escribo desde el momento que tipeo la primera letra de la compu hasta que doy por terminado cada cuento. Retomando lo que decía al comienzo, en determinado momento me surge una idea, escribo lo que se me ocurre en esa ocasión, y puede ser que quede guardado en un archivo de Word y que no lo toque nunca más hasta un mes más tarde. Pero si vos considerás que ese último texto quedó razonablemente bien, te va a das pilas para emprender otro en un plazo más corto. Eso sí: Esta vez, cuando logre reunir una cantidad de material suficiente para ser publicado, voy a leer uno por uno todos esos cuentos, pero a su vez pensando que formarán parte de un futuro libro. No quiero repetir tópicos o temas que se dan inconscientemente en la mayoría de los casos. Hay frases que uno las tienen tan incorporadas que parecen un comodín. Bueno, también hay que cortarla con eso. Creo que es una de las cosas que me diferencian a mí y a los escritores amateur, de los ya consagrados.
No me molesta que me comparen con mi hermano, ¿cómo habría de molestarme, si él ya tiene varios ejemplares publicados que fueron del agrado de mucha gente? En realidad, más me compararme, me confunden con él todo el tiempo, saludo a alguien en la calle y me dicen: "Hola, Mariano". Y como me cansé un poco de aclarar que no soy yo a quien están saludando o lo que fuere, dejé de hacerlo. Antes era al revés, a él lo confundían conmigo. Pero yo tengo mi estilo de escritura que es diferente al de él. Insisto: Es diferente, no es mejor ni peor, de hecho yo he escrito los prólogos de casi todos sus libros.
Ni en mi laburo, ni en otras actividades que me gusta hacer, compito con nadie. Y cuanto más leés a gente que está a otro nivel, más vas a crecer en tus propias creaciones. Hay que aprender de los grandes, no de los mediocres, y eso es válido para todo los órdenes de la vida. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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