(Actualizado el 8/1/23)
“Estalló el verano”, diría la placa de Crónica TV. Y en la temporada 2023, como los costos se han encarecido tanto, el turista gasolero promedio no pasa más de cinco días en un lugar como Mar del Plata, sobre todo si es una persona joven que viaja con un grupo de amigos.
Los usos y
costumbres han ido reinventándose de tal manera en los últimos 20 o 30 años,
que las ciudades turísticas han tenido que reinventarse y adaptarse. Los pubs,
los bares con karaoke, los boliches temáticos, y otros lugares de esparcimiento
antes no existían, o al menos no proliferaban como en la actualidad. La típica
salida a Mar del Plata, hasta no hace mucho, merecía una visita obligada al
Casino, y a alguna obra de teatro. Si bien esos hábitos se mantienen, la gente
busca permanecer en la playa el mayor tiempo posible y comer algo a la pasada,
y me parece perfecto porque no te vas a arruinar las vacaciones dejándole tus
ahorros al croupier y viendo una obra de teatro llena de vedettes reventadas y
de "mediáticos" que carecen de todo talento para actuar. Lo positivo
es que, desde que cobró auge el feminismo, determinados formatos como la comedia
picaresca al estilo Olmedo y Porcel, donde las mujeres sólo tenían protagonismo para mostrar culos y
tetas, han ido languideciendo (por suerte).
Cuando uno debe
salir a la calle a laburar, no se puede vivir eligiendo con quién relacionarse
según se trate de oficialistas y opositores. Porque además de resultar inviable,
implica ignorar la diversidad del pensamiento. No coincidir con un modo de entender
la política es una toma de posición personal, pero los demás tienen derecho a
hacer lo que quieran. Total, para los políticos los ciudadanos tenemos tan poco
valor (somos un sobre con una boleta cada 2 años), que es una pérdida de tiempo
distanciarse de alguien porque asumió una postura ideológica determinada.
Las discusiones trasnochadas no conducen a ningún lado. Los que se oponen a todo tampoco me caen bien: son pesimistas, siempre están presagiando el Apocalipsis y viven esperando que todo explote para que la balanza se incline a su favor. Egocentrismo puro. Todos coincidimos en que De la Rúa fue un presidente para el olvido por su ineptitud, pero justo es decir que ningún dirigente del PJ salió a respaldarlo cuando hizo un llamamiento a un gobierno de coalición. Prefirieron aguardar a que todo estallara y se cagaron en la gente que luego los terminó votando.
Es lamentable
perder una amistad por desavenencias políticas, sobre todo porque no me
interesa convencer al otro de cómo tiene que pensar o qué ideas debe defender. Se
puede debatir, por supuesto, pero no con un fanático. Si se logra llegar a
ciertos acuerdos, como evitar temas de confrontación, también es posible
preservar una amistad más allá de diferencias que en apariencia son
irreconciliables. Porque haciendo un poco de memoria, antes que existieran debates virulentos como la
Ley de Medios, el Fútbol para Todos, o cualquier medida polémica que se haya
tomado, yo ya era amigo de esa persona. Entonces, ¿qué me importa el resto? Se
supone debo priorizar lo que realmente tiene valor, y que es lo que en
definitiva va a perdurar cuando se termine una gestión de gobierno. Quizás ése
es el secreto para no dejar que nos venzan las limitaciones del pensamiento
vacío y estrecho de los políticos que no son más que un “sello de goma”.
Algún día este
blog no existirá, quizás porque perderé el entusiasmo de continuar, y o bien
porque adoptaré otra tecnología para poder expresarme.
Si me pongo a pensar en el hipotético proyecto de publicar los posteos en un libro, encontraré numerosas dificultades no tienen que ver sólo con el costo económico. No tendría sentido hacerlo de un modo exhaustivo, representaría un tedio hasta para mí incluir alrededor de 1.800 escritos, sobre todo, sabiendo que yo mismo le encontré el perfil adecuado no desde el vamos. Tienen que ser textos "atemporales", porque si yo me refiero, por ejemplo, al intento de Golpe de Estado en Brasil, mi opinión no es relevante para incluirla en una antología.
No es literatura lo que escribo acá. Por eso, cuando leo viejas notas, es natural que haya contradicciones en mis propios dichos. Sería leer otra versión, ya caduca, de mí mismo. Como les decía, aparecen temas que ya dejaron de ser actuales, de hecho uno ni se acuerda con precisión por qué escribió eso en ese momento.
Los grandes
escritores, dentro de los cuales no soy nadie, consiguen escribir relatos o
novelas a partir de hechos aparentemente intrascendentes. Si me preguntan,
diría que no se me ocurre ninguno específico, pese a que mi segundo libro ya
está en proceso. Pero una crónica bien narrada sobre una noche de boliche o una
fiesta de casamiento da para pulirla mucho más y explotarla en una veta
literaria. Como lector, siempre el cuento me gustó más que la novela, son
contados los casos en que haya terminado la lectura de una de ellas. Hay muchas
cosas que uno va notando cuando revisa el camino desandado, y ve que las
opiniones han cambiado, que son casi inevitables algunas ideas que no terminan de cerrar porque uno también escribe cuando está enojado o indignado por algo.
Por eso, en breve voy a
empezar a trabajar sobre esa cuestión para lograr textos más ordenados pero que
no por ello pierdan espontaneidad. Que continúen siendo frescos y actuales, que
hablen de lo cotidiano, de lo que está pasando, de lo que dice la calle. Vamos
a ver qué resulta en el intento. Punto final.
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