10 de marzo de 2023

Justo y necesario

 En determinadas situaciones, la resignación termina siendo una actitud saludable, aunque no por ello esté exenta de un dejo de melancolía. Insisto, me refiero a casos puntuales. El común denominador, es seguir peleándola para conseguir lo que querés o lo que considerás que te corresponde. ¿Pero entonces, por qué es saludable? Bueno, en principio porque te quita un peso de encima. Uno da todo lo que cree posible, y los resultados no siempre son los esperados. Si fuera lo contrario, todo el mundo alcanzaría rápidamente el éxito o las metas que se propongan. 

El enfoque cambia cuando comprendés que no todo depende de vos. Desde iniciar un trámite burocrático, hasta formar una pareja, no sos el único que tiene el mazo de cartas, no sos el croupier del casino. Cuesta entenderlo, cuesta darse cuenta, pero el bienestar tiene que ver con aceptar esa delegación de responsabilidades como algo habitual. Seguramente, recapitulando, uno se encuentra con hechos que se dieron de un modo opuesto. Es decir, parecía algo muy complicado de lograr, y sin embargo se pudo concretar enseguida sin grandes contratiempos. 

Hasta no hace mucho tiempo yo me decía a mí mismo que de ninguna manera iba a aflojar, si quieren llamarlo así. Pero ahora dejé de ver a la claudicación como una actitud negativa. Porque el tiempo pasa, y ya no querés discutir ni perder más horas en boludeces. Lo mismo ocurre con los gustos o intereses de cada uno. Un autor que antes te parecía genial hoy no lo volverías a leer; una banda que parecía llevarse todo por delante, hoy los ves como pibes salidos del jardín de infantes. Y esa contradicción también está buena, créanme, porque si vos cambiás de hábitos o de opiniones, obviamente vas a colisionar con el que eras antes. Lo mucho o poco que lograste en el pasado, sirve en la medida que te permita consolidar lo que estás haciendo ahora. No sirve vivir en base a supuestos méritos que no le importan a nadie, ni a vos mismo.

Esos cambios que cada cual va implementando según su deseo o voluntad, también se dan en la sociedad. Pero no siempre de un modo simultáneo. A veces vos llegás antes a lo que luego será asimilado y aceptado por las mayorías, y otras no. Yo diría que es muy difícil pegar el mazazo en el momento preciso, en sintonía con ese cambio que se avecina a nivel global. Pese a todo, no es lo más relevante. Hay que dejar atrás muchísimas ideas o prejuicios para aventurarse a lo nuevo, que a su vez durará un período indeterminado y luego dejará de ser tendencia. Todo lo que vemos como “lo nuevo”, en realidad se construye sobre los cimientos de algo que existió antes. Es un simple maquillaje para que el actor salga a escena disimulando su envejecimiento. Ya no importa si los pibes de ahora son de la Generación Z o la Generación de Cristal, porque inevitablemente todo pasa por la calle. Las protestas populares son las que fuerzan los cambios, por más que nos engañemos creyendo que hoy todo se maneja desde la pantalla de un celular. Las redes sociales que hoy dominan el interés de la gente, pronto serán desplazadas por otras, pero preservando un sesgo de las anteriores, de lo original y primigenio. Así es con todo, con el rock, que está casi muerto, y con el cine, dado que las películas más taquilleras son de superhéroes, se distinguen por sus efectos especiales, y aunque su temática es motivo de difusión, esos filmes cumplen con la función de entretener a un público adulto. No sólo a niños. Y es un fenómeno que llevaría varios párrafos analizar: La casi nula presencia de actores humanos en películas pochocleras.

"El que no arriesga, no gana", reza el refrán popular, y es una estupidez, porque una cosa es asumir riesgos financieros con la plata que tenés o que suponés que vas a recaudar, y otra es arriesgarse hacia caminos desconocidos sin que haya necesidad de lucro, ya que lo que te motiva es emprender un proyecto nuevo. Al final, todo termina siendo una cuestión de plata, pero como verán, los dos casos no son iguales y allí está la diferencia. No lo sé, pienso que vivir tomando como referencia a aforismos o refranes no conduce a nada, aunque quizás se esconda en ellos algo de sabiduría. Lo único concreto es que, cuando encontrás un equilibrio en todo sentido, lo demás surge casi naturalmente y de la mejor manera. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

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