(Disculpen los errores de tipeo, escribí está nota casi de un tirón)
Este lunes fue un día particularmente complicado desde el momento mismo en que salí de mi casa. Para empezar, se me pinchó una goma de la bici, lo cual podría haberse subsanado fácilmente en el supuesto de que encontrara una bicicletería cercana. Pero cuando me percaté de ello, estaba en la zona del Colegio Industrial, y no pude encontrar un negocio de esas características. De manera que, para evitar que andar "en llanta" me provocara la rotura de la cubierta, debí emprender el regreso llevando la bici a tiro, ya para ese momento había transcurrido el mediodía y me empapé de sudor irremediablemente. Me estaba cocinando como un pollo al spiedo.
Por otra parte, yo tenía un programa de pasantías en la Oficina de Empleo y hoy me comunicaron que por cuestiones que me son ajenas me lo habían dado de bajar. Debo aclarar que me corresponde absolutamente porque presenté toda la documentación que me pidieron al iniciar el proceso, pero los requisitos cambiar casi caprichosamente en cuestión de meses siendo que el Ministerio de Trabajo es quien otorga el beneficio. Desde luego que no se trataba de una suma significativa, pero todo todo sirve. Fue así que mastiqué bronca en las horas subsiguientes hasta que conseguí bajar un cambio y tranquilizarme. Ya está, ya fue, quizás en un futuro vuelva a postularme y veremos qué onda, pero por ahora me quitaron de cuajo la contraprestación que estaba recibiendo. Gracias a ese dinero logré saldar un crédito, algo que mencioné varias veces y no voy a seguir repitiendo.
En los 12 o 11 días que llevamos de una ola de calor extremo, nunca padecí todo este desbarajuste climático como hoy (lunes). Cuando finalmente logré llegar a mi casa, lo primero que hice fue tomarme una botella de agua entera de 1,5 litros, porque había perdido muchísimo líquido. En fin, de a poco me fui estabilizando anímicamente y aceptando esta nueva realidad que fue un cachetazo sin anestesia. Se me pasó un poco el fastidio cuando uno de mis clientes me hizo una transferencia, porque mi economía estaba bastante restringida hasta el día ese momento. Eso me dio la posibilidad de pagar pequeñas deudas, o compras que hice en cuenta corriente, y de comprar algunas cosas en el súper. Bueno, hasta que no reciba un próximo pago, habrá que ir regulando.
Me cansa discutir sobre política o economía, los lectores lo saben, pero este lunes me tocó discutir por otros motivos, alrededor de 25 minutos en los cuales no arribé a ninguna conclusión o solución satisfactoria. Qué capos son esta gente del Ministerio de Trabajo, qué gente "buena onda", ¿no? Persiguen a un pobre sujeto de clase media como en mi caso, pero hacen la vista gorda ante otros que son alevosamente deleznables y que cultivan la haraganería. Pero si yo me sigo dando rosca, me voy a terminar enfermando, y no es la mejor idea. Así que, por mí, que hagan lo que quieran, que me den de baja y caso cerrado. Por supuesto que el dinero me servía, como dije antes, pero puedo prescindir de él, sobre todo cuando te tiran un ultimátum de esta naturaleza. Es vergonzoso, no sólo a título personal, sino para todas aquellas personas que hayan atravesado una situación similar, no conozco otros casos pero de seguro los habrá. Yo puedo quedarme tranquilo que, en el lugar donde hice la pasantía, cumplí con lo que me demandaban, porque nunca consideré o concebí a esa guita como un regalo.
Pero los melones se acomodan solos, y confío que en los días subsiguientes no deba pasar por lo que me tocó en el primer día de la semana, que no "pintaba" como lo que terminó siendo y me desbordó por completo.
Al final, con la ayuda inestimable de mi viejo, pudimos emparchar la pinchadura. El paso posterior fue inflar la cámara nuevamente para descartar cualquier otro minúsculo orificio, y aparentemente el tema está resuelto. La bicicleta que tengo no vale dos mangos, entonces no podés postergar esas cosas. Y por todo este infierno del aire caliente que circula constantemente en la calle -en los contados casos donde circula aire-, uso ese medio para llegar más rápido donde tengo que ir, y transpirar menos. Todo lo que puedo decir es que en lo sucesivo tendré que hacer mi laburo del mismo modo en que lo hice hoy, y -quizás- se trate de otro día con mejores perspectivas. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
(Actualización: Sigue la mala racha parece. Hoy, martes, perdí el llavero que contenía las llaves de mi casa y del candado de la bici. Un garrón más)
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