Primeros días de agosto. Un "veranito" muy particular estamos viviendo en Lobos y buena parte del país. Por supuesto, no es en alusión a una breve estabilidad económica, sino al clima y a la humedad que elevaron la temperatura a 26° C. Ya dejó de ser una anécdota o un comentario casual, porque claramente en pleno invierno, andar con shorts o remeras dista de ser normal. Algo muy extraño está sucediendo, pero quizás la gente le empiece a dar más bola al calentamiento global y deje de verlo como un fenómeno ajeno a su realidad cotidiana.
Este comienzo de mes significa la recta final hacia las PASO, y por lo tanto es lógico pensar que todos los partidos van a quemar los últimos cartuchos para seducir al electorado. Hoy, concretamente, no tengo notas con ninguno de los precandidatos, pero mañana sí va a ser un día intenso. Confío en que podré cumplir con todos, hasta ahora ha sido así.
No se por qué, pero durante buena para del día de hoy sentí un gran cansancio físico, pese a que fue una jornada tranquila. El exceso de humedad ambiente, seguramente no ayudó en ese sentido. No bebí nada raro, no tomé ningún medicamento, pero me sentía embotado y somnoliento. Un buen motivo para irse a dormir temprano.
Es probable que los distintos partidos hagan los tradicionales actos de cierre de campaña, precisamente antes de la veda, para arengar a sus seguidores. No hay encuestas serias que permitan determinar una tendencia, sí hay rumores, posibles escenarios que uno se imagina pero que no son más que hipotéticos hasta que se empiecen a contar los votos. Las versiones varían según con quién hables, cada uno confía en sus propias fuerzas, y no está mal, porque si no tenés convicción hacia tu propio proyecto político, qué queda para el resto entonces.
Tema 2: Crecer no siempre implica evolucionar. Conozco mucha gente adulta que se comporta esperando que los demás hagan todo por ellos sin poner nada de su parte, sin tomar las riendas de su destino. A su vez, hay pendejos que pretenden actuar como adultos, o que quizá tuvieron que comenzar a temprana edad a hacer changas. Debieron asumir esa responsabilidad ante la dejadez o estrechez económica de sus progenitores. Viven una realidad propia de su franja etaria, y son los primeros en adoptar los hábitos que luego se vuelven masivos. Hasta hace unos años, los pendex estaban fascinados con Facebook, por ejemplo, y era todo un logro ver quién agregaba más "amigos" a su lista. De hecho, algunos ya han alcanzado el límite de 5.000 amistades o conocidos. Luego apareció Instagram, Twitter fue ganando terreno, así nuevas redes sociales se fueron expandiendo, haciéndose cada vez más invasivas, con complejos algoritmos que buscan detectar las preferencias de cada usuario con fines comerciales, para vender publicidad.
Sin lugar a dudas, cualquiera preferiría tener un grupo numeroso de amigos que sean “personas físicas” y que no estén en el limbo de la virtualidad. En este último caso, se trata de gente que uno conoce por alguna circunstancia fortuita, por tener amistades en común, o compartir un ámbito laboral, con lo cual todo ello propicia (se supone) que exista cierta afinidad.
Realmente uno trata de relacionarse con los adolescentes y de interiorizarse por sus inquietudes, pero a menudo se vuelve difícil al principio. Pero si me dan a elegir con quién conversar, creo que los adolescentes son más espontáneos y sinceros. Cuesta ser empático porque, aunque yo haya tenido 15 años alguna vez, crecí en un país diferente, con otra coyuntura y donde prevalecían otros intereses. Y romantizar aquello sería un error. Jamás diría de un modo categórico que “la juventud está perdida”, y tantas boludeces que solemos escuchar de boca de viejos que no hicieron nada provechoso durante su vida. De manera que distan mucho de ser un ejemplo para juzgar a esos pibes. Por otra parte, no creo 100 % en la meritocracia, ya que me consta que en determinados casos en esfuerzo individual no es suficiente. A mí nadie me regaló nada, excepto mis padres, que me regalaron la oportunidad de estudiar tan pronto como terminé la Secundaria. Hay que reformular el sistema de becas vigente, eso es claro.
Cuando uno no ha llegado a los 20, todavía piensa que un extenso camino por delante, que no hay límites para lo que se quiera hacer, y que podremos triunfar en la vida conforme nuestro deseo y vocación, en aquello que nos apasiona. A medida que pasan los años, nos vamos dando cuenta de cómo funciona el mundo realmente y de nuestras limitadas posibilidades de acomodarnos dentro de ese contexto. Quizás porque siempre me interesó indagar en el paso del tiempo, es que surge en mí el hecho de esbozar estas reflexiones. La adolescencia pasa demasiado rápido, y muchas veces hay recuerdos de aquellos años que uno sobredimensiona como si fueran impolutos, porque los contrasta con situaciones actuales.
Siempre habrá un dejo de melancolía en la medida que no aceptemos que ya no somos los mismos. La brecha generacional se acentúa ante la rapidez de los cambios que se dan en la sociedad en su conjunto. Cualquier objeto de consumo no dura mucho en el mercado, porque la industria necesita instalar otro para hacerlo atractivo e incrementar sus ganancias. Esto se da a todo nivel. Yo no puedo afirmar rotundamente si aquellas épocas las viví con intensidad, porque sería muy subjetivo definirlo. Pero sí puedo decir que hoy estoy abocado a la etapa que me toca afrontar, y que está más ligada a consolidarme, a reforzar lo que he alcanzado hasta ahora y procurar no caer en la abulia.
Creo que el día que mi laburo me empiece a aburrir o a fastidiar en exceso, y termine estresándome en vano, habrá que dar un golpe de timón. No sé cuándo sucederá, es posible que no ocurra nunca. La carrera que elegí tiene como ventaja que brinda un espectro bastante amplio si lo sabés aprovechar. Y, sobre todo, si lográs que sea valorado y compensado monetariamente por tus clientes.
Es obvio que nadie te va a pagar un centavo por no hacer nada, o por ofrecer un producto mediocre. El proceso de adquirir experiencia, se asemeja a ensayo y error: Cuando ves que algo no funciona, le buscás la vuelta por otro lado.
En otra ocasión, si se surge el tema en el desarrollo de otra nota, tal vez me dedique a ahondar sobre esto.No me caben dudas de que si yo tuviera un hijo adolescente, todo lo que estoy exponiendo lo comprendería mejor. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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