Viernes 4 de agosto. Llegamos al fin de una semana intensa. Ahora que transitoriamente no estoy yendo al gimnasio, tomé la iniciativa de bicicletear un poco más, ya sea en la zona céntrica como en los barrios periféricos de la ciudad, para seguir manteniendo la actividad física en el escaso tiempo que me queda libre, debido a la vorágine que es propia del proceso electoral en ciernes.
Reconozco que más de una vez no tengo ganas, e
inclusive me obligo a salir a la calle aprovechando esos “huecos” donde no hay
material por cubrir. Quiero evitar los hábitos sedentarios. Por supuesto, si
priorizás una buena siesta podés obtener un descanso reparador, pero a su vez
no es menos cierto que uno siempre se inventa excusas para no ejercitarse: el
calor, la lluvia, los compromisos contraídos, las tareas pendientes. Sin
embargo, es evidente cómo podemos sentirnos mejor sin exigirnos demasiado,
aunque más no sea caminando 15 o 20 cuadras y repitiendo esa distancia cada
día, pudiendo además incorporar otro trayecto y sumar progresivamente este
recorrido.
Es un momento
sencillo, pero gratificante, darse un baño con agua caliente cuando uno llega
cansado y transpirado de caminar o del laburo. Por sobre todas las cosas, relaja los músculos y te otorga un mejor descanso.
No sé hasta
cuando podré continuar con la decisión de ponerle pilas a todo este asunto para
mantenerme en forma, considerando que ya tengo 44, a esa edad te cansás con más
frecuencia y lo único que querés es dormir. Pero no caben dudas de que vale la
pena el esfuerzo. Del mismo modo que vale la pena escribir en este blog y
compartir con ustedes mis impresiones sobre la vida cotidiana, sobre aquello de
debemos afrontar y que muchas veces escapa a nuestro dominio.
Trato de
actualizar este blog regularmente, y no sé por cuánto tiempo tendré la voluntad
de continuar, pero al menos tengo el deseo de hacerlo. Parece un juego de
palabras, pero no es lo mismo. Porque uno siempre encuentra algo interesante
para decir y compartir. No me gustaría dejar este espacio en "stand
by", pero tampoco escribir boludeces por el mero hecho de agregar algo de
escaso valor para el lector. Creo que influyen varios factores: muchas veces
falta motivación, a veces uno no sabe bien cómo redondear una idea y darle la
forma precisa. Todo lo que puedo decirles es que esto se construye día a día.
No esperen encontrar un enfoque súper creativo todos los días, pero tengan la
certeza de que voy a seguir adelante, escribiendo aquí, mientras haya algo que sea importante para decir, al menos para mí.
Intento exprimir
el día al máximo para hacer cosas que me gusten, sin ningún plan. Veremos qué
es lo que hago, porque volvió el frío, anochece temprano y quedan muchas cosas
por decidir. Espero que este mes nos sea más leve, porque en algunos aspectos
se hace cuesta arriba remar contra la corriente, como el descomunal tarifazo de
luz aplicado por el Gobierno, los mismos que otrora se mostraban muy
compungidos y preocupados porque Macri adoptó una medida casi idéntica al
eliminar progresivamente los subsidios. Un abrazo traicionero del
"amigo" Massa.
De a poco trato
de volver a escuchar música. Tengo una colección de CD's bastante completa pero
ya estoy un poco saturado de todo eso y decidí volcarme hacia la radio. Cuesta
hallar un buen programa periodístico, que sepa matizar hechos de actualidad con
algún condimento de frivolidad y distensión. Espero que todos podamos encontrar
un espacio, por breve que sea, haciendo lo que nos gusta y nos da placer. Dejar
de lado las responsabilidades y las obligaciones, y dedicar esas horas o
minutos a lo que realmente nos brinde satisfacción.
Tema 2: Es muy relevante que los chicos en edad escolar sepan y comprendan cómo se vivía en la Argentina durante
la Década Infame o en la última dictadura militar, pero no estaría nada mal que se les explicaran las
causas y consecuencias otros acontecimientos clave como la Segunda Guerra Mundial, el hecho histórico más importante del Siglo XX. Pregúntenle a cualquier chico dónde
queda Libia, por ejemplo, o en qué continente. Allá por 2011, si mal no
recuerdo, era un tema de la agenda internacional que se veía todo el tiempo por
la televisión, al igual que el nombre de Khadafi, el excéntrico mandatario de
aquel país que luego fue asesinado sin miramientos. Pero el común de los pibes
sólo tenía una vaga idea de quién era y por qué se desató el conflicto ¿Por qué
muy pocos docentes de historia o geografía (por no decir ninguno) se tomaron
aunque más no sea 10 minutos de su clase para hablar del tema? ¿Tanto les
cuesta salirse de los esquemas para plantear hechos de política internacional?
De más está aclarar -nobleza obliga- que NO todos los docentes son iguales, eso
se da por descontado.
El periodismo no
es la única fuente de información, también están los libros, la escuela, y la
familia. Debo decir que yo tampoco sabía dónde quedaba Libia, pero al menos me tomé
el trabajo de consultar en Wikipedia y otras páginas útiles, para averiguar en qué parte del mapa
existía tal país, e indagar en la realidad. Sin educadores que estimulen la
curiosidad, no hay posibilidad de conocimiento. Porque no hay algo que motive a
los alumnos a aprender. En la escuela secundaria no me explicaron nunca la
Primavera de Praga, el Mayo Francés, la Crisis de los Misiles. Nada de nada. Ni
hablar de la infame invasión a Irak, que es más reciente (ocurrió en 2003). Cuando
yo era estudiante, sólo se enseñaban las antiguas civilizaciones, su esplendor,
los imperios, su posterior decadencia, y por supuesto dedicaban varias clases a
hablar del Coliseo o del Partenón. Y por supuesto, no podía faltar la
Revolución Francesa. Demasiado lejano, aburrido e inconsistente como para que
un chico promedio de 15 años tenga ganas de llegar a su casa y comprender que
Argentina no es el lugar donde pasa todo lo que termina trayendo secuelas a
nivel global, fogoneadas por el imperialismo que ejercen las grandes potencias.
Hablar de imperialismo está erróneamente asociado a una posición política de
izquierda, cuando en realidad es un término que se puede definir fácilmente y
que es aplicable a múltiples a lo largo de los siglos. Quiero ilusionarme, y
pensar que ya vendrán tiempos mejores, en todos los sentidos. Nos
estamos viendo pronto. Punto final.
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