4 de agosto de 2023

Uno nunca sabe...

 Viernes 4 de agosto. Llegamos al fin de una semana intensa. Ahora que transitoriamente no estoy yendo al gimnasio, tomé la iniciativa de bicicletear un poco más, ya sea en la zona céntrica como en los barrios periféricos de la ciudad, para seguir manteniendo la actividad física en el escaso tiempo que me queda libre, debido a la vorágine que es propia del proceso electoral en ciernes.

 

 Reconozco que más de una vez no tengo ganas, e inclusive me obligo a salir a la calle aprovechando esos “huecos” donde no hay material por cubrir. Quiero evitar los hábitos sedentarios. Por supuesto, si priorizás una buena siesta podés obtener un descanso reparador, pero a su vez no es menos cierto que uno siempre se inventa excusas para no ejercitarse: el calor, la lluvia, los compromisos contraídos, las tareas pendientes. Sin embargo, es evidente cómo podemos sentirnos mejor sin exigirnos demasiado, aunque más no sea caminando 15 o 20 cuadras y repitiendo esa distancia cada día, pudiendo además incorporar otro trayecto y sumar progresivamente este recorrido.

 

Es un momento sencillo, pero gratificante, darse un baño con agua caliente cuando uno llega cansado y transpirado de caminar o del laburo. Por sobre todas las cosas, relaja los músculos y te otorga un mejor descanso.

 

No sé hasta cuando podré continuar con la decisión de ponerle pilas a todo este asunto para mantenerme en forma, considerando que ya tengo 44, a esa edad te cansás con más frecuencia y lo único que querés es dormir. Pero no caben dudas de que vale la pena el esfuerzo. Del mismo modo que vale la pena escribir en este blog y compartir con ustedes mis impresiones sobre la vida cotidiana, sobre aquello de debemos afrontar y que muchas veces escapa a nuestro dominio.

Trato de actualizar este blog regularmente, y no sé por cuánto tiempo tendré la voluntad de continuar, pero al menos tengo el deseo de hacerlo. Parece un juego de palabras, pero no es lo mismo. Porque uno siempre encuentra algo interesante para decir y compartir. No me gustaría dejar este espacio en "stand by", pero tampoco escribir boludeces por el mero hecho de agregar algo de escaso valor para el lector. Creo que influyen varios factores: muchas veces falta motivación, a veces uno no sabe bien cómo redondear una idea y darle la forma precisa. Todo lo que puedo decirles es que esto se construye día a día. No esperen encontrar un enfoque súper creativo todos los días, pero tengan la certeza de que voy a seguir adelante, escribiendo aquí, mientras haya algo que sea importante para decir, al menos para mí.

 Más allá de las inminentes elecciones, hay cuestiones clave para el desarrollo de Lobos que parecen inmodificables, porque escapan a nuestra capacidad de cambiarlas y por eso delegamos las decisiones a los representantes. Por otra parte, es obvio que existen otras sobre las cuales sí tenemos poder, pero las dejamos pasar. Creo que ése es el mensaje de mi post de hoy. Intentar cambiar de a poco. No buscar ser "otra persona" de un día para otro. Podés levantarte temprano, entrenar, comer alimentos saludables, pero si sos un tipo repulsivo y desagradable en el trato con la gente, nada de lo anterior podrá ayudarte a congraciarte con quienes te rodean.

 

Intento exprimir el día al máximo para hacer cosas que me gusten, sin ningún plan. Veremos qué es lo que hago, porque volvió el frío, anochece temprano y quedan muchas cosas por decidir. Espero que este mes nos sea más leve, porque en algunos aspectos se hace cuesta arriba remar contra la corriente, como el descomunal tarifazo de luz aplicado por el Gobierno, los mismos que otrora se mostraban muy compungidos y preocupados porque Macri adoptó una medida casi idéntica al eliminar progresivamente los subsidios. Un abrazo traicionero del "amigo" Massa.

 

De a poco trato de volver a escuchar música. Tengo una colección de CD's bastante completa pero ya estoy un poco saturado de todo eso y decidí volcarme hacia la radio. Cuesta hallar un buen programa periodístico, que sepa matizar hechos de actualidad con algún condimento de frivolidad y distensión. Espero que todos podamos encontrar un espacio, por breve que sea, haciendo lo que nos gusta y nos da placer. Dejar de lado las responsabilidades y las obligaciones, y dedicar esas horas o minutos a lo que realmente nos brinde satisfacción.

 

Tema 2: Es muy relevante que los chicos en edad escolar sepan y comprendan cómo se vivía en la Argentina durante la Década Infame o en la última dictadura militar, pero no estaría nada mal que se les explicaran las causas y consecuencias otros acontecimientos clave como la Segunda Guerra Mundial, el hecho histórico más importante del Siglo XX. Pregúntenle a cualquier chico dónde queda Libia, por ejemplo, o en qué continente. Allá por 2011, si mal no recuerdo, era un tema de la agenda internacional que se veía todo el tiempo por la televisión, al igual que el nombre de Khadafi, el excéntrico mandatario de aquel país que luego fue asesinado sin miramientos. Pero el común de los pibes sólo tenía una vaga idea de quién era y por qué se desató el conflicto ¿Por qué muy pocos docentes de historia o geografía (por no decir ninguno) se tomaron aunque más no sea 10 minutos de su clase para hablar del tema? ¿Tanto les cuesta salirse de los esquemas para plantear hechos de política internacional? De más está aclarar -nobleza obliga- que NO todos los docentes son iguales, eso se da por descontado.

 

 

El periodismo no es la única fuente de información, también están los libros, la escuela, y la familia. Debo decir que yo tampoco sabía dónde quedaba Libia, pero al menos me tomé el trabajo de consultar en Wikipedia y otras páginas útiles, para averiguar en qué parte del mapa existía tal país, e indagar en la realidad. Sin educadores que estimulen la curiosidad, no hay posibilidad de conocimiento. Porque no hay algo que motive a los alumnos a aprender. En la escuela secundaria no me explicaron nunca la Primavera de Praga, el Mayo Francés, la Crisis de los Misiles. Nada de nada. Ni hablar de la infame invasión a Irak, que es más reciente (ocurrió en 2003). Cuando yo era estudiante, sólo se enseñaban las antiguas civilizaciones, su esplendor, los imperios, su posterior decadencia, y por supuesto dedicaban varias clases a hablar del Coliseo o del Partenón. Y por supuesto, no podía faltar la Revolución Francesa. Demasiado lejano, aburrido e inconsistente como para que un chico promedio de 15 años tenga ganas de llegar a su casa y comprender que Argentina no es el lugar donde pasa todo lo que termina trayendo secuelas a nivel global, fogoneadas por el imperialismo que ejercen las grandes potencias. Hablar de imperialismo está erróneamente asociado a una posición política de izquierda, cuando en realidad es un término que se puede definir fácilmente y que es aplicable a múltiples a lo largo de los siglos. Quiero ilusionarme, y pensar que ya vendrán tiempos mejores, en todos los sentidos. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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