26 de agosto de 2023

Brevedad

Sábado por la tarde en la ciudad. Mientras me cebo unos mates, venía pensando en la siguiente: Siempre es mejor ser breve, en todos los sentidos. En la vida misma, en una novela, en un cuento, en una canción. Cuando hablamos con un amigo, y necesitamos comunicar algo sensible, a veces lo más atinado es decírselo de una vez sin temor al shock. Si una chica te rechaza o quiere termina la relación con vos, seguramente actuará de la misma forma, aunque después te explique los motivos de su decisión. Con los hechos consumados, lo que pueda decirte después no cambiará en nada el resultado, al final de cuentas.

Se puede ser conciso sin que implique perder la esencia de lo que pretendés expresar. Hay gente que no lo entiende así, por eso es frecuente que los discursos de los funcionarios terminan sumiendo en el tedio a la audiencia que no tuvo más remedio que presenciar esa larga parrafada. Y lo que es peor: Son reiterativos. Creen que repitiendo una idea contribuyen a reforzarla y a brindar a los oyentes una señal de firmeza en su oratoria. La realidad dista mucho de ese objetivo.

Antes yo tenía otro portal de noticias y me costaba sintetizar, lo cual además me demandaba más trabajo. Un trabajo inútil quizás, porque pocos iban a destinar su tiempo a leer el texto completo. 

Con el tiempo creo haber conseguido ambas cosas: Notas más cortas, y que se lean más. Esa carencia de poder de síntesis tenía como fin, en parte, no desvirtuar los dichos de un entrevistado para que nadie salga a decir que lo sacaron de contexto. Pero eso también cambió: Si lo dijo y está grabado, ya está. Puede ser un buen título, y en tal caso invita a seguir leyendo.

Muchos no se lo imaginan, pero 10 minutos de audio para desgrabar insumen (en el común de los casos) varias páginas de Word, eso varía según la complejidad del tema y la velocidad con la que esté hablando la persona cuya voz fue grabada. En un portal de noticias, la mayoría de la gente se siente atraída por las fotos más que por lo escrito, o podríamos decir que una cosa lleva a la otra. Digamos que ver la imagen es el "anzuelo", lo que invita a leer la noticia. Cuando desgrabo una entrevista, trato de que los dichos del interlocutor se reproduzcan tal como fueron expresados. Se sabe que están los que “se van por las ramas”. Ahí sí hay que remarla porque de lo contrario se pierde el foco: Aparecen en la conversación cuestiones de nivel nacional o provincial que no guardan relación con la realidad doméstica.  

Cada periodista tiene su estilo para escribir, o lo va encontrando a medida que transita la profesión. Hay que deshacerse de las muletillas, de esas palabras estilo comodín que siempre quedan bien para la ocasión y que sin darnos cuenta repetimos en cada crónica. Los mismo pasa con los eufemismos: cuando se busca una palabra que sustituya a otra cuyo significado nos resulta demasiado chocante y contundente. La experiencia va logrando que un texto fluya naturalmente, que tengamos en la mente lo que pretendemos expresar antes de irnos el teclado de la computadora, En un proceso que lleva tiempo implementar, pero sólo de esa manera podés obtener una crónica sencilla, que reúna la información esencial para el lector, y condensando en unos pocos párrafos todo lo ocurrido. Se pueden agregar datos o detalles que consideremos de interés, pero todo depende de cuánto espacio tengamos disponible o qué tipo de cobertura queramos hacer. Las noticias en la Web deben ser breves, porque la mayoría de ellas se leen desde un celular y no es lo mismo que una publicación en papel.

En plena era de la Inteligencia Artificial, hay muchos programas que convierten un audio a texto automáticamente, pero hay dos problemas. En primer lugar, hay que pagar para usarlos, cosa que no pienso hacer. Y además, la transcripción no es exacta o infalible, por lo cual aparecen errores de tipeo porque ese software interpreta determinadas palabras que suenan parecidas a lo que se dijo.

Probablemente por todo lo que mencioné, los libros largos, con capítulos extensos, y que no consiguen cautivarme, me aburren. Y cuando me propongo leerlos de principio a fin, llegás a la última página y te preguntás: "¿Cómo? ¿Así terminó la historia? ¿300 páginas al pedo?". El éxito de las novelas breves se explica, en parte, por esa razón, y por el talento de su autor en no ser pretencioso desde el vamos. Nos estaremos viendo pronto. Punto final. 

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