Desde hace varios
días intento, sin éxito, escribir un posteo nuevo para este blog. ¿El
resultado? Escaso. Bloqueo creativo. No he hecho mucho últimamente, y no fue porque no haya querido. Se dio una
semana con pocas notas por cubrir. Y todo parece indicar que seguirá así. El
calor empieza a apretar. Ideal para pasar unos días en la pileta o en algún rincón del patio donde dé la sombra. La verdad es que sentarme en el sillón a ver televisión no es
una idea que me atraiga en absoluto, como tampoco lo es derrochar el tiempo con
la pantalla del celular. Una opción que parece más atractiva es leer, porque
tengo varios libros inconclusos. Si me detengo a pensar, hay varias cosas que
dejé de hacer y que podría retomar si contara con la motivación necesaria.
No sé qué me deparará el destino, nunca es bueno planificar a largo plazo. Ahora lo que resta es ponerme a estudiar para rendir bien el examen final de uno de los cursos que estoy haciendo. Habrá que buscar el momento propicio para concentrarme en lo que pretendo lograr, lejos del ruido y de las distracciones. También es cierto que voy en camino a activarme plenamente, tal como supe hacerlo el año pasado.
No tiene sentido lamentarme de aquello que no pude hacer, ahora debo
pensar en lo que me queda pendiente conseguir. Sigo con la idea de cerrar el
año lo mejor posible. Sigo pensando en 2025 como una nueva oportunidad. Sigo
creyendo que lo mejor está por venir, pero no sé exactamente cuándo. Es
cuestión de estar atentos. Con eso ya basta para ir en la dirección correcta. Necesitamos salir del estancamiento, a título personal ya me lo he planteado varias veces. Este año pasé por
muchos “sube y baja” emocionales, y si hay algo que no predominó fue la
estabilidad. Ante ello, intenté adecuarme a cada situación que me tocó afrontar
haciéndolo lo mejor que pude, pero siempre flota la sensación de no haber hecho
lo suficiente. No haberlo dejado todo en la cancha.
Como a muchos de
ustedes, hay días en que no se me cae una idea, pero aun así me pongo a
escribir porque sé que de ese proceso saldrá algo digno de ser leído, aunque para ello requiera de numerosas correcciones y revisiones. Hay situaciones que no me gustan y
que sin embargo debo sobrellevar. Pero lo más preocupante es que estemos
naturalizando una realidad que es abiertamente anormal: Eso sí merecería un
análisis sociológico o de otra índole. Tenemos que reforzar la capacidad para
amoldarnos a una coyuntura que se presenta adversa. Paso bastante tiempo del
día reflexionando sobre eso, porque tuve que adaptarme a este nuevo escenario (dentro
de mis posibilidades), y sinceramente me fastidia ver cómo desde los
grandes medios buscan distraernos con boludeces. Estamos necesitando un gran
recambio generacional en la dirigencia política. CFK podrá presidir el PJ, pero
para mí quien mejor encarna el futuro del partido es Kicillof. Le falta rodaje
quizás, pero lo veo con entusiasmo para pegar el salto. Además, todavía le
quedan tres años por delante para ir sumando experiencia. Su gestión al frente
de la Provincia ha sido buena, más allá de lo que se quiera entrever desde
Lobos. Acá no han hecho ninguna gestión para que el Gobernador entregue obras o
subsidios, nunca les importó. La discriminación por color político la ejercen
ellos mismos, no Kicillof. Tiene cientos de municipios a lo largo de la provincia
como para preocuparse por que no le den bola en uno o dos de ellos.
¿Pero dónde está
depositada nuestra esperanza? ¿Cuál es nuestro reservorio espiritual? Cada uno
tendrá el suyo, pienso yo. Nunca dejo de reflexionar sobre lo que nos toca en
suerte, y si tenemos chanches de revertirlo o no. Sería fácil afirmar que éste
no fue un buen año, pero todavía faltan poco más de dos meses. Mucho de ello
depende de nosotros. Como digo siempre, la toma de decisiones. Tendremos que
aprender a transitar este verano en ciernes con otra actitud. No será fácil,
eso es casi seguro. Habrá que resistir los embates de la crisis económica y
ajustar el presupuesto. Por más que los índices de inflación bajen, lo concreto
es que ese descenso no se advierte en el costo de la canasta básica. Los
salarios siguen siendo paupérrimos y las tarifas no tienen freno. Por ese motivo,
ver cómo se cuentan las costillas en la interna del PJ es un espectáculo
desagradable y totalmente extemporáneo. No es momento de confrontación, pero esta
gente parece no entenderlo. Todos los candidatos tienen aspiraciones legítimas
y no es necesario encolumnarse detrás de nadie. Esto cabe, incluso, para
aquellos con vocación más verticalista. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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