4 de octubre de 2024

Octubre

 

Faltan dos meses para que termine el año. No podría afirmar si es mucho o poco. Es lo que hay, y cada uno avanza a su propio ritmo. Por eso, tenemos que ver cómo llegamos a esta instancia luego de un largo camino recorrido. Quizás haya cuentas pendientes, asuntos sin resolver. Pero es normal que nos encontremos con esa sensación, que puede ser real o no. Es posible que tengamos una percepción distorsionada y que sólo recuperemos la mirada precisa al cabo de un tiempo. Si los meses venideros serán provechosos, es una incógnita. Tengo la impresión de que sí, pese a que no está sustentada en nada empírico. Como cualquiera de ustedes, intento sobreponerme a las adversidades y seguir desandando el recorrido. No hay muchas alternativas. Arranqué el mes haciendo cobranzas, como es habitual, y ahora tengo que arreglármelas con el dinero disponible como le pasa a cualquiera. En septiembre logré llegar a fin de mes con algún remanente, y para mí fue una tranquilidad no tener que pedirle plata a nadie. Siempre he saldado mis deudas en tiempo y forma, pero no es una situación que me resulte grata. Es un compromiso que uno ha contraído y que al cual debe responder para mantener la confianza y no defraudar a nadie.


Estoy leyendo un poco más y cambiando los hábitos que se me han hecho una costumbre, porque uno repite esas acciones casi sin darse cuenta. Es una oportunidad para ajustar las clavijas y empezar a diagramar una nueva etapa, incierta sin duda, pero con mucho por delante. La verdad es que no me puedo quejar. Si yo no hice algo, no puedo esperar que las cosas vengan solas. Y esperar cansa, agota. Pasamos mucho tiempo en una actitud pasiva y nada sucederá si permanecemos así. Es muy poco probable que podamos vislumbrar un cambio de paradigmas. A veces es necesario asumir otra actitud que nos ponga en protagonistas de lo que nos toque vivir.


En términos de información fue una semana tranquila, sin mayores novedades. Como hay que buscar todos los días algo para publicar, de vez en cuando entro a los portales de la región para ver qué noticias pueden interesar a los lectores de Lobos. Por eso es importante ampliar la mirada y analizar los hechos desde una perspectiva distinta. En eso estamos, hacia esa dirección vamos. Vamos a tratar de transitar este último tramo de 2024 con otro enfoque. Como ustedes habrán notado, ya no dedico tanto espacio a hablar de la actualidad política, porque me aburre. Eso no quiere decir que no haya motivos para indignarse, sino que quizás sea oportuno hacer una pausa y dejar pasar unas semanas para disponerse a jugar con otras piezas en el tablero. No nos queda margen para medias tintas: La vida a menudo nos exige jugarnos a todo o nada. El año que viene tendremos que votar por la continuidad de este “no-modelo”, o algo que apunte a una recuperación real. Claro que no será de la noche a la mañana, pero al menos si cambia la composición del Congreso, es posible que los proyectos de la oposición puedan tratarse con una medición de fuerzas diferente. Una oposición razonable y constructiva, no salvaje. No podemos seguir tropezando a cada paso. Nos parece muy arriesgado, pero una vez que entramos a competir nos daremos cuenta de que estábamos mejor preparados de lo que pensábamos. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 


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