5 de octubre de 2024

Enseñar, ayudar y aprender

 

Sábado por la tarde en la ciudad. Dicen que este verano será muy seco. En cambio, otros sostienen que será llovedor. Yo me inclino por el primero de los dos enunciados. Creo que tendremos una sequía importante, no como la de hace 3 años pero que aun así repercutirá en la vida cotidiana, sin dudas. Mientras tanto, no nos queda otra opción que ir trazando pronósticos sobre la marcha. Yo espero llegar en las mejores condiciones para esa fase, me estoy preparando emocionalmente porque sé que el verano me suele provocar un bajón. Puede sonar contradictorio, ya que hace unos meses había dicho que deseaba que llegaran estos meses. Más que nada, fue porque invierno se hizo demasiado largo y cruento: Cuatro meses con viento, frío y lluvia. Pero toda época del año tiene algo agradable, algo que además puede llegar a ser perdurable por encima de la fugacidad del almanaque.

 

 A mí me hace bien escribir lo que tengo ganas aunque nadie me lea, porque estoy poniendo en palabras mis pensamientos y mis ideas. Si no lo hiciera, todo quedaría en mi mente y no me podría expresar de ninguna manera. Me enredaría en mis propias divagaciones. Y nunca es bueno divagar en exceso. Por lo tanto, hay que darle sustento a estos dos meses para tener un digno final de año, que más allá de lo memorable o no que pueda ser, no nos deje con la sensación de que el tiempo no transcurrió en vano. Por el contrario, quedarnos con la convicción de que algo aprendimos. Yo no pienso igual que en 2023, en varios aspectos. Y el año próximo tampoco pensaré igual que éste. Porque los hechos que atraviesan tu historia personal te van marcando, van dejando huellas que condicionarán tu futuro. Y no hay que tenerle miedo a eso, es normal que cuando pasamos por una situación complicada procuremos evitarla para no tener que pasar por lo mismo otra vez.

 

La vida no puede ser un eterno lamento o un bostezo constante. Es como un envase que recibimos sin nada en su interior, y al cual hay que dotar de contenido. Ese contenido se lo ponés vos, es tu responsabilidad y no podés delegársela a nadie. La botella te la entregan vacía. Así vas escribiendo tu propio destino, sin dejar que nadie decida por vos. Es muy cómodo dejar que otros se encarguen de todo, pero esa comodidad tiene un precio. Te quita capacidad de decisión, perdés la injerencia sobre tu personalidad. Tu inacción y pasividad te hizo cautivo de lo que un tercero quiera decidir para vos. Es terrible, si nos ponemos a pensar, pero ocurre con demasiada frecuencia. Disponer de tu propio destino te posiciona en otro lugar, te otorga una hoja de ruta. Yo estoy sumamente agradecido a toda la gente que me ha aconsejado estos años, más allá de si yo tomé nota de esos consejos o no. El hecho de que hayan dedicado tiempo para preocuparse por mí, es muy valioso y nunca dejaré de reconocerlo. Como acabo de decir, sentirse valorado es determinante para forjar la autoestima, porque el hecho de saber que alguien piensa en vos te lleva a reconsiderar todo lo que hagas a futuro. ¿Por qué? Porque no querés lastimar a esas personas que te fueron leales. Leales en las buenas y en las malas. En los momentos felices y en los tragos amargos.  

 

Seguramente, si me lo propusiera, podría escribir un libro de autoayuda. Es relativamente fácil. Pero aunque ese libro fuera exitoso yo no estaría siendo auténtico, en el sentido de que no me considero capaz de ayudar a nadie. Dicho así suena muy drástico: Quizás algún día pueda aconsejar o ayudar a mi sobrino, no lo sé. Hay que creer en la posibilidad de cambiar lo que nadie cree. Yo tampoco me considero un ejemplo, he logrado algunas cosas, pero no me erigen en una posición superior. Mi modestia hace que me boicotee más de una vez, alguien podrá decir que no me hago valer lo suficiente. O no soy consciente de todo lo que yo valgo. Para mí, es más importante hacerse respetar. Una cosa lleva a la otra. La sociedad es muy competitiva como para permitirse bajar la guardia, todo el mundo está preocupado en pensar cómo sobrevivir día a día. Siempre cultivé el perfil bajo y lo que menos me gusta es aparentar. Si hago bien mi trabajo, será el público quien lo reconozca y lo sepa apreciar. Nos estamos viendo pronto para desarrollar más en profundidad algunas de estas últimas ideas. Punto final.


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