21 de enero de 2021

La entrada es gratis, la salida vemos...

Jueves, más de la mitad de la semana ha transcurrido en la ciudad. Lentamente vamos despidiendo a enero, es cierto que restan 10 días, pero hasta el momento parece que serán totalmente intrascendentes. Luego de tantas idas y venidas, ayer asumió el nuevo Presidente de EE. UU. Como hablábamos con un amigo, en forma gradual puede advertirse que los yanquis están cediendo el lugar de potencia mundial ante la irrupción de China y Rusia. Esto no significa que la influencia de EE.UU. se extinguirá de un día para otro, pero durante los últimos cuatro años de tener a un "mono con navaja" como Trump en el poder, la mayoría de los países que se dieron cuenta de cómo venía la mano buscaron tomar distancia. Esto demuestra, además, que el populismo no es exclusivo de Argentina o Venezuela: lo vimos en Yanquilandia, con una buena dosis de demagogia para seducir a la clase trabajadora que estaba decepcionada de los demócratas. Debo reconocer que no leo mucho sobre política internacional ni tampoco concita mi interés, pero ante acontecimientos como éste bien vale replantearse el ínfimo rol que ocupa la Argentina en el contexto mundial.

Los políticos le piden al ciudadano común un "esfuerzo": para aumentar tarifas, combustibles, para ser más responsables ante el COVID...da la impresión de que los únicos que están exentos de privarse de algo por el bien común son ellos. Fernández es una gran decepción. No estuvo, ni estará, a la altura de los hechos. Se parece a las carreras de TC, donde un auto siempre llega rezagado a una vuelta de diferencia del puntero. Acá es lo mismo: se reacciona tardíamente, y de la peor manera. Si dejamos por un momento la pandemia de lado, no hay ningún avance significativo en su gestión. Ni siquiera sirven para controlar los precios de los alimentos, cosa que CFK tuvo voluntad de hacer a través de patoteros como Guillermo Moreno. Alberto es un híbrido, una mezcla entre sus convicciones y lo que CFK le va marcando ante cada paso en falso. 

Cada vez más situaciones que deberían permanecer en la intimidad son divulgadas por Facebook o Instagram, aunque esta última plataforma se utiliza más para selfies o videos. ¿Qué nos está pasando? Hay gente que permanece todo el tiempo conectada y tiene suficiente tiempo al pedo como para subir fotitos y o memes con frases de dudosa procedencia. Se ha vuelto tan común localizar a una persona por FB, que es casi imposible pasar desapercibido dentro de ese círculo de supuestos amigos, ex compañeros de escuela, o compañeros de trabajo. Como dije una vez, no voy a negar que utilizo Facebook de vez en cuando,  sería faltar a la verdad porque además lo uso para promocionar mis publicaciones. No tolero la estupidez, y menos aun cuando se manifiesta por Internet. O cuando te encajan de prepo en un grupo de WhatsApp que no tiene motivos suficientes para sostenerse en el tiempo, simplemente a alguien se le ocurrió armarlo porque tenés una relación laboral, o de ir al gimnasio, y ello parece justificar su creación. Sin embargo, hay que reconocer que en los primeros meses de la cuarentena, la virtualidad fue la única forma de comunicarnos, por lo cual muchos apelamos a herramientas como Zoom que quizá nunca habíamos utilizado antes. 

 Lo curioso del asunto es que muchos de los que usan el célebre "Face" reniegan de él, y se lamentan de haber caído en la trampa de los muros, los perfiles, el no menos conocido "Me gusta" y esos textos copiados y pegados que nadie sabe de dónde salieron pero que circulan por doquier. Tengo la impresión de que no se le podrá poner freno a esto, al menos en el corto plazo. Quizás sigo con mi costumbre de sentirme avasallado ante situaciones que otras personas aceptan con naturalidad. Desde hace 10 años por lo menos, el otrora popular Fotolog transita en decadencia, al igual del impacto de supo tener el finado Messenger de Microsoft.  De manera que constantemente se van desarrollando nuevas redes que reemplazan a las ya existentes, con una velocidad inusitada. "Todo se construye y se destruye, tan rápidamente... que no puedo dejar de sonreír", dijo Charly García en una de sus canciones más logradas. Todo un signo de los tiempos. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 




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