Cuando uno no espera nada de los demás, todo lo bueno que venga será mejor recibido. En cambio, si siempre esperás que te devuelvan un favor, creés que la otra persona está en deuda con vos. Y la verdad es que no funciona así. Por supuesto que todos aspiramos a una recompensa por nuestro esfuerzo, pero no se puede trasladar ese "toma y daca" a todas las acciones de tu vida. Si querés, podés pensar que el otro es un ingrato o desagradecido, pero hasta ahí llega la cosa. No enroscarse al pedo. Eso es algo que aprendí con el tiempo.
Nadie obliga a otro que recibió una ayuda en forma voluntaria a retribuir ese gesto, así de simple. Hay personas de las que sé que no puedo esperar nada, porque sólo piensan en sí mismos. No los necesito, pero no por ello voy a tratarlos de manera agresiva. Lo cortés no quita lo valiente.
Cuando pienso en Lobos de acá a 20 años, no lo imagino muy diferente. Desde el punto de vista inmobiliario, seguramente habrá más departamentos, es una tendencia que ya se está viendo. Parte de la fisonomía de casas antiguas y chalets va camino a perderse. Lo que conocemos como "centro" de la ciudad, puede ser que se extienda hacia otras calles donde haya actividad comercial. Arterias como Buenos Aires, o Pte. Perón, serán las elegidas en los próximos años. Habrá mayor urbanización fuera del casco urbano, cuando el precio de los lotes no esté tan dolarizado y la gente se convenza de la necesidad de invertir. Si surgen nuevos barrios en la periferia y el transporte público llega a ellos, no habrá impedimento para ir al trabajo o que los chicos vayan a la escuela. Por supuesto que el que tiene auto recorrerá esa distancia por su cuenta, pero siempre es una ventaja tener una parada de colectivos cerca de tu casa.
Uno de los motivos por los cuales no vislumbro un escenario muy distinto en el futuro, es que si miramos hacia atrás (2000 o 2001, por ejemplo), Lobos estaba casi igual que ahora, con algunos negocios más y otros menos, con menos calles pavimentadas, pero no mucho más que eso. Asfaltar con material de mala calidad (como se hizo hasta hace unos años) te puede servir para ganar una elección, pero la gente que es frentista y que pagó por eso, se siente para el culo de tener que convivir con baches y pozos de todo tipo.
Esto me hace ver a la ciudad como un auto que se encaja en el barro de una cuneta: por momentos amaga con salir adelante y continuar su marcha, pero las ruedas siguen girando sobre el fango y nunca alcanzan tierra firme. Desde luego, hay que ver qué entiende cada uno por "progreso". En principio, todo aquello que genere trabajo es bienvenido, ya sea industrias u otros rubros de la economía. Cuanto más garantías brinde el Estado a los inversores, más se sentirán motivados a radicarse. Eso requiere previsibilidad, que es lo que nos viene faltando hace rato. Que las reglas del juego no cambien porque asumió un Presidente, Gobernador o Intendente que es de un partido distinto al anterior. Si quieren que los pibes no se vayan a buscar laburo a Buenos Aires o donde sea, denles una oportunidad. Punto final.
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