Noche de martes en la ciudad, una jornada que transcurrió con mucho trabajo, por suerte. Siempre trato de ser creativo, porque yo mismo suelo aburrirme enseguida y no quisiera que les ocurra lo mismo a los lectores. Estoy convencido de que el talento sin esfuerzo no sirve para nada. Hay gente que triunfa sólo por constancia y por insistir el tiempo que sea necesario, más que por sus aptitudes. Y no está mal, todo lo contrario. Cada uno se las rebusca como puede. No pidan que alguien tenga "vocación", mejor miren si hace bien su trabajo y listo. Hay carreras terciarias o universitarias que son elegidas por la mayoría porque ofrecen una salida laboral. Yo elegí estudiar Periodismo pese a que desde el primer momento sabía que no iba a llenarme de guita con esto. Los que la pegan laburando para algún medio grande seguramente están en una mejor posición económica. El tema es que tenés que responder a la línea editorial que fija ese medio y que no siempre coincide con tus convicciones. No me imagino laburando en La Nación, por ejemplo. Si tenés honestidad intelectual, no vas a durar mucho al tener que responder a intereses que no son los que vos defendés.
El tema está en lograr hacer lo que te gusta y que resulte rentable, para de esa manera sentir que todo el tiempo que dedicaste en capacitarte no fue en vano. Los años nos brindan experiencia pero también viejos vicios, mañas que uno va adquiriendo casi sin darse cuenta. Recurrimos a palabras que nos quedan como "comodín", y esto yo diría que excede al periodismo sino que es extensivo cualquier conversación. En líneas generales, tenemos un léxico muy pobre.
Hay cosas que hice cuando empecé a trabajar que no volverán, porque creo que son etapas y ese ciclo está cumplido. Y hay otras que me cuesta emprender porque siempre uno duda antes de arriesgar y "tirarse a la pileta". Es normal que aquello que nos es desconocido nos provoque ansiedad y miedo, es un mecanismo de defensa que todos tenemos porque de lo contrario seríamos kamikazes. Pero siempre llega el día en que debés enfrentarte ante lo nuevo, te largás a ver qué onda y descubrís que no era nada del otro mundo. Además de que no merecía esa carga emocional que le pusiste. Afrontar hechos que inevitablemente van a llegar es una experiencia desafiante, por mucho que nos preparemos para cuando ese momento acontezca. Salvo casos irreversibles como la muerte, el resto puede cambiar de un momento a otro. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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