Fin de semana en Lobos. Podría ser uno más entre tantos que uno ha vivido y transitado, pero es único. No por un motivo en particular, simplemente porque no se repetirá. Cuesta entenderlo, sobre todo si ya tenemos una rutina que nos resistimos a abandonar. Febrero es un mes corto, casi una transición obligada rumbo a su sucesor que ya reviste mayor importancia dado que (se supone), se reanudará la actividad en el ámbito educativo, político, comercial. Este año no está para vacaciones, es cuestión de cuidarse en casa y pasar el verano de la mejor manera posible. Muchas veces te querés escapar yendo a lugares que tienen un paisaje envidiable, pero tu cabeza está con el GPS en otra parte. No te podés conectar con ese momento, algo está fallando. Si arrastrás muchas preocupaciones, el barco está anclado y no se va a mover por más que te vayas al Polo Norte. Hay que levantar el "ancla" y seguir con el viaje, porque nadie nos enseña a vivir y todos los que pretenden hacerlo son unos chantas.
Claro está que uno tiene momentos en que puede racionalizar más por qué ocurren las cosas, y otros que no. Lo que sí creo, es que ponerse en el papel de víctima no le sirve a nadie, porque siempre vas a encontrar excusas para aquello que no te salió bien. Cuando te ponés a pensar en lo que tenés, te vas a sentir agradecido a la vida. Un techo, un plato de comida, una familia. Por supuesto que todos tenemos la ambición de ir por más, de mejorar, y ese es el combustible que nos motiva a seguir cada día. Si pensáramos que está todo resuelto y que así permanecerá hasta que dejemos este mundo, vivir sería muy aburrido. Ahora se ha puesto de moda la palabra "empatía", que no dice nada que no sepamos desde antes, que es, básicamente, tratar de entender al otro y por qué se comporta de tal o cual manera.
El fin de semana siempre nos otorga más tiempo para
reflexionar sobre lo que somos, y lo que nos pasa. Me parece frustrante ver
cómo se trata de encasillar a las personas según su modo de pensar. O, mejor,
dicho según lo que los demás suponen que piensan. No todo se reduce a posturas
o pronunciamientos políticos. Hay una actitud ante la vida que nos hace tener
que tomar partido a cada momento.
No hay nada más contraproducente que buscar respuestas en lugares equivocados, o con gente que no comprende lo que te está pasando. Esto puede suceder por miopía intelectual, o porque no son capaces de ponerse en el pellejo ajeno. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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