4 de febrero de 2021

El juego del gato y el ratón, moneda corriente en Argentina

 Jueves por la tarde en la ciudad. Estuve unos días sin escribir nada, en principio porque no había nada relevante para hacerlo, y también sucedió que anduve con los horarios trastocados. El momento del día que más me gusta es el atardecer, es cuando me siento con más pilas, sobre todo si pude dormir una siesta previamente. Me pongo a organizar el trabajo para el día siguiente, repaso los trámites que deberían ser más rápidos pero que, como hay que hacer cola para cualquier cosa, te llevan más tiempo de lo habitual. No es un dato menor que hay dos o tres farmacias cerradas por vacaciones, por lo cual era obvio que los clientes se iban a concentrar en aquellas que aún permanecen abiertas. Hace unos días tuve una migraña, y revisando en casa no encontraba ni una aspirina. Comprar una simple tableta de ibuprofeno en la farmacia de turno fue algo que traté de evitar por todos los medios porque sabía con qué me iba a encontrar, pero finalmente lo no me quedó otra porque el dolor que sentía en la nuca me iba a imposibilitar dormir. Pero, en líneas generales, no recurro a las farmacias de turno, y menos de noche. Prefiero destinar ese tiempo a otras actividades que me hagan rendir más las horas. 

Si me preguntan cómo veo la actividad comercial en Lobos diría que está lejos de recuperarse en su plenitud. Hoy leí una nota en Clarín sobre el precio de la ropa y el calzado que aumentó un 60 % en promedio pese a que cayeron las ventas y no abundan para el bolsillo doméstico las marcas importadas. Excepto por las zapatillas, nunca me desvelaron las marcas. No estoy dispuesto a pagar el doble o el triple por una misma prenda simplemente porque tenga un logo estampado que supone status. Los cortes de carne "populares" que anunció el Gobierno son una vergüenza; resultan incomibles por la cantidad de grasa que tienen. Me gustaría que se los comieran los ministros y funcionarios que promovieron este tipo de acuerdos. Años atrás, hubo intentos similares, en su mayoría cuando estaba Moreno como Secretario de Comercio Interior. Es un tipo que detesto, pero al menos la carne en oferta tenía un mejor aspecto y se podía cocinar pese a no ser la mejor opción dentro de lo que había disponible. Quienes se encargan diariamente de hacer las compras para el hogar lo podrán afirmar mejor que yo, que compro esporádicamente y cuando lo hago trato de hacerlo con productos de otra índole, como papel higiénico, pan, yerba, café, galletitas, etc., casi como el pegadizo jingle de Marolio. Y si vos decís "reemplazo la carne por verduras", sin siquiera ser vegano, te vas a encontrar con un panorama similar respecto a los precios (incluso en aquellas que son de estación). Eso sí  lo vi la última vez que fui a la verdulería donde voy siempre y decidí no comprar nada que no sea indispensable. 

En dólar se "hundió", de hecho hoy se cotiza a 150 pesos en las cuevas, cuando el año pasado llegó a tocar los 200. Entonces, no jodan con los insumos importados. Me dio risa que un canal de noticias hiciera un informe por el precio de los helados, y en un comercio del ramo argumentaban que este producto típico del verano subió por "lo importado". ¿Para hacer helado, que muchas veces está lleno de saborizantes y conservantes? No nos tomen por estúpidos. Ni quieren aumentar, háganlo, pero no inventen gansadas. Pero en este subibaja, los precios de los inmuebles en sus valores en dólares tienden a descender, simplemente por la oferta y la demanda. Hay muchísima demanda de alquileres, y pocos propietarios que estén dispuestos a ceder una vivienda debido a la Ley de Alquileres que concede demasiadas facultades al inquilino, y a las sucesivas prórrogas que estableció el Gobierno para los desalojos y congelamiento de los precios. Es el juego del gato y el ratón. Otra vez, porque ya lo vimos en infinidad de ocasiones. El propietario no siempre es una persona codiciosa y mezquina que quiere exprimir los bolsillos del inquilino. Simplemente lo toma como una renta extra, y debe invertir cuando finaliza el contrato porque suele encontrar esa casa en pésimo estado, más allá del deterioro natural por el paso del tiempo. Si yo contara con un inmueble, a menos que tuviera la necesidad de generar un ingreso más, no lo alquilaría ni en pedo en las actuales condiciones. Pienso que hay que mirar de los dos lados del mostrador. Cualquiera que se sienta identificado por una situación similar me sabrá entender. Nos estamos viendo pronto. Punto final.    


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