Transitamos el último día de febrero, y en este mes no ha ocurrido nada de relevancia. Pero es un error buscar constantemente que la vida te sorprenda. Las mejores decisiones son aquellas que uno toma teniendo en cuenta todas las alternativas posibles, escuchando el consejo de los que saben, y buscando minimizar el impacto que puedan causar en tus seres queridos. El tema es cuando tenés que decidir bajo presión, de forma rápida, y no hay margen para pensar demasiado. Ahí es distinto, elegís lo que más te conviene pero las opciones se reducen.
Delegamos el poder en políticos que no están a la altura de los hechos. Son francamente lamentables. Si escucharlos hablar da pena, ni pensar en las medidas que llevan a cabo. Precisamente, el liderazgo se pone a prueba cuando ocurre un hecho excepcional (guerra, desastre natural, pandemia) que repercute en toda la sociedad. Nadie les pide que sean estadistas brillantes, sino que al menos puedan dimensionar el problema como lo haría cualquiera con un poco de sentido común.
Es momento de recuperar la economía, pero esta gente está más preocupada por ganar las elecciones. Ahora bien, si la economía no repunta, el voto castigo a este Gobierno será notorio. Los precios aumentan con una velocidad sorprendente, y la inflación que percibe cualquier consumidor es mucho mayor a la que dice el INDEC. Si cada uno de nosotros ganara más todos los meses, sería un paliativo, pero los sueldos siguen igual en el común de los casos. Para quienes somos monotributistas, los ingresos que percibimos tampoco han aumentado significativamente, pero sí el costo de los insumos que necesitamos para trabajar. Todo está tan chato que hasta se ha aplacado la voracidad por el dólar: como no siguió subiendo, dejó de ser noticia.
Habrá que armarse de paciencia para afrontar marzo, viendo cómo continúa el calendario de vacunación y se reanudan lentamente las actividades que se vieron postergadas el año pasado. El tiempo dirá si haber implementado al principio una cuarentena tan estricta dio resultado, la realidad es que esa etapa ya pasó y dejó en la lona a varios rubros comerciales, ahora hay que ver si se pueden recuperar algunos de ellos. Prefiero que se den pequeños pasos antes de avanzar a todo trapo para luego tener que volver a foja cero. Punto final.
Es momento de recuperar la economía, pero esta gente está más preocupada por ganar las elecciones. Ahora bien, si la economía no repunta, el voto castigo a este Gobierno será notorio. Los precios aumentan con una velocidad sorprendente, y la inflación que percibe cualquier consumidor es mucho mayor a la que dice el INDEC. Si cada uno de nosotros ganara más todos los meses, sería un paliativo, pero los sueldos siguen igual en el común de los casos. Para quienes somos monotributistas, los ingresos que percibimos tampoco han aumentado significativamente, pero sí el costo de los insumos que necesitamos para trabajar. Todo está tan chato que hasta se ha aplacado la voracidad por el dólar: como no siguió subiendo, dejó de ser noticia.
Habrá que armarse de paciencia para afrontar marzo, viendo cómo continúa el calendario de vacunación y se reanudan lentamente las actividades que se vieron postergadas el año pasado. El tiempo dirá si haber implementado al principio una cuarentena tan estricta dio resultado, la realidad es que esa etapa ya pasó y dejó en la lona a varios rubros comerciales, ahora hay que ver si se pueden recuperar algunos de ellos. Prefiero que se den pequeños pasos antes de avanzar a todo trapo para luego tener que volver a foja cero. Punto final.
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