Es fácil hablar con el "diario del lunes", obviamente. Con los hechos consumados, podría ensayar varias teorías para intentar esclarecer los resultados de las PASO, pero no le encuentro sentido. Estas elecciones, recordemos, sólo sirven para dirimir internas en el caso de que las hubiera, y para despejar del panorama a aquellos partidos que no tengan una cantidad mínima de votos. Es un engendro que implementó el kirchnerismo a partir de 2011, y que subsiste hasta hoy. En esta oportunidad, implicó un gasto de más de 8.000 millones de pesos, que bien podrían haber sido destinados a fines más útiles y urgentes. A nivel nacional, los K es posible que den vuelta el resultado y se recuperen de la derrota.
En lo que respecta a Lobos, no le veo muchas posibilidades al Frente de Todos. Tendrán que pasar varios comicios hasta que el PJ lobense tenga chances serias de pelear por un triunfo electoral. Ellos mismos, los militantes de base, lo saben, porque ven que acumulan una seguidilla de derrotas impensadas que los van alejando cada vez más de las preferencias del electorado. Dicho de otra manera, el FDT dejó de ser una opción atractiva para votar. Habrá que esperar hasta noviembre para definir la suerte del oficialismo, lo cual es más relevante que la suerte que corra la oposición, porque en caso de obtener una victoria contundente similar a la que ya alcanzaron ayer, se le allana a Etcheverry el camino para un nuevo mandato en 2023, empatando el récord de Sobrero de tres períodos consecutivos. Se los comió crudos a todos, sin demasiado esfuerzo de su parte, porque si bien puso la cara para los afiches y carteles, la gran militancia territorial la hicieron los propios precandidatos. Al Intendente parece ser que, cuanto menos habla, mejor le va. La oratoria no es su fuerte, pero el entorno de aplaudidores que lo rodea sabe que su suerte está atada a la suya, por lo tanto ellos también se meten de lleno en la campaña con actitudes que a veces rozan el ridículo. Todo sea por convencer y persuadir a quien fuere de meter la boleta en el cuarto oscuro.
En un país sumido en la pobreza, la inflación y el desempleo, no podía esperarse que la gente respaldara al oficialismo. Alguien podrá decir que la pandemia no es culpa del Presidente, pero fue a él quien le tocó gobernar y asumir la responsabilidad de sus decisiones. Ya no "garpa" continuar fustigando contra el macrismo. Fernández duerme con el enemigo, o con varios, porque tiene a Cristina y sus halcones sobrevolándoles la cabeza. El kirchnerismo es el más reciente movimiento político de la Argentina, surgido casi de la nada en 2003 hasta alcanzar una hegemonía sin precedentes. Se nutre de un discurso de pseudoizquierda y progresista que nada tiene que ver con el peronismo ortodoxo que concibió el General. Los integrantes de esta casta que nos gobierna, en buena medida, hubieran sido expulsados de cualquier plaza, con aquellos calificativos de "imberbes y estúpidos" que más de uno recuerda. El problema es que nadie se quiere hacer cargo de la derrota, que es huérfana en el común de los casos. Cuando las cosas van bien, todo el mundo está del lado tuyo, pero si se da vuelta la torta, te sacan hasta el banquito del ring, como decía Bonavena. Mientras la gente no tenga plata en el bolsillo, no te va a votar, por más que prometas construir hospitales o autopistas.
El vecino de a pie puede tragarse varios "sapos" y hasta tolerar hechos de corrupción, pero si no tiene guita para comer o darse gusto con su familia, no lo vas a seducir de ninguna manera. Con Menem pasó eso, la economía funcionaba razonablemente bien y con ello bastaba, hasta que le terminó explotando en las manos a su sucesor, el del helicóptero. No es casualidad que fundamentalistas como Milei o Espert tengan llegada a los sectores más jóvenes. Hablan y piensan como ellos, esa es la clave. Son kamikazes, se metieron en la coyuntura con un discurso incendiario y tienen gente que los sigue. Podemos afirmar que las PASO son un testeo, ya que no se eligen cargos, pero a menos que escuchen a la sociedad y peguen un golpe de timón, seguirán perdiendo. Y acá no vamos a perder el tiempo entre derecha e izquierda, esos debates ideológicos son para los libros, vos dale laburo y un buen ingreso a la clase media o media/baja, y listo. Ya tenés la elección en el bolsillo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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