11 de septiembre de 2021

Hablando de "carpetazos", noticias truchas, y de los oportunistas de siempre

Sábado por la tarde en la ciudad. Durante casi 10 horas, ayer se produjo un "apagón de Internet". Los abonados a la empresa en cuestión sabíamos poco y nada de lo que estaba sucediendo, y en realidad especular sobre las posibles causas no servía de mucho. Sólo queríamos que se nos restituya un servicio que ya es considerado esencial, sobre todo para quienes lo usamos en el laburo. No quería gastar los datos del celular (el famoso 4 G) para ver boludeces,  ya que quiero reservar ese cupo en caso de que el domingo haga una transmisión en vivo por Facebook de las PASO. Pero volviendo a lo que les estaba comentando, para los que pagamos un servicio, es inadmisible tener que ir a un bar que tenga Wi Fi para trabajar porque en tu casa no tenés conexión. Por no mencionar el bullicio, las conversaciones de las mesas cercanas, y un montón de cosas que te distraen y te quitan la concentración respecto a lo que tenés que hacer. En cambio, si estás en tu casa, podés apagar la radio, el televisor, o lo que fuere, y nadie te jode. 

No obstante, hoy me siento optimista porque por fin asomó el sol. Como verán, me conformo con poco, pero díganme si un día como el de hoy no te pone pilas. Seguramente que sí, porque le hacés frente a la jornada de otra manera. Ayer me puse a escuchar algo de radio luego de mucho tiempo sin hacerlo. En Mitre, Cristina Pérez le estaba haciendo una entrevista a Alan Faena, un tipo que ya está de vuelta en términos de guita, que pertenece al "Jet Set" y que es dueño de uno de los hoteles más lujosos de CABA. Pérez ejerce en el programa una impostación que no me agrada, pero le di una chance. Por otra parte, Faena  no suele dar muchos reportajes, por ese motivo me resultó interesante escucharlo. Parece ser una persona tímida y algo distante para hablar en público, pero se expresó con inteligencia. Al parecer, la periodista conocía al empresario desde antes, y por eso aceptó participar de esa suerte de "ping pong" radial. Pero la charla se volvió demasiado remanida, con un "delay" entre pregunta y respuesta, y a lo último ya me empezó a fastidiar. Cosas que pasan. 

Casualmente hoy, estaba reflexionando acerca de la mala sangre y los disgustos que me ocurren, y que son evitables. Por ejemplo, tengo (o tenía) un amigo que se dio por ofendido por una tontería, por lo cual yo no tendría que darle explicaciones ya que considero que no lo agredí verbalmente de ninguna manera. Uno trata de preservar las amistades y de zanjar diferencias, pero el que quiere irse, que se vaya, y que se aparte de mi camino porque estorba. Yo ya hice lo que tenía que hacer y dije lo que tenía que decir, lo demás ya no corre por mi cuenta. No puedo hacerme cargo de las reacciones de la gente ante mis actitudes, siempre que yo crea que no he obrado de mala manera. No se me cae el ego por pedir disculpas si me mandé un "moco".

Hoy intentaré descansar lo mejor posible porque obviamente, por mi profesión, mañana voy a estar a full cubriendo los comicios. Evito pensar en eso ahora: lo que pase, pasará. Además, el lunes tengo que ir temprano a aplicarme la segunda dosis de la vacuna, el martes debo grabar el próximo programa, el miércoles tengo consulta médica... en fin, cosas que al que me está leyendo probablemente le importan un pito. Pero sí es cierto que me espera una semana intensa. Quiero reafirmar lo que dije en el párrafo anterior, no nos hagamos una novela por personas que no merecen la pena. El que te aprecia de verdad, siempre va a estar, y es el que te va a llamar si te quiere confiar una intimidad. O bien si procura ayudarte a bajar un cambio si sabe que te tocó pasar por un mal trago. 

Hay gente muy retorcida que además, tiene como pasatiempo llenarte la cabeza para que vos, lejos de tranquilizarte, te indignes más ante cualquier situación, echándole nafta al fuego. De esos sujetos lo mejor es mantenerse lejos, nunca recibirás nada bueno de ellos en ningún sentido. También están los que te visitan un día equis porque están al pedo y lo toman como una forma de pasar el rato, pero se dedican básicamente a hacer catarsis con vos y ni siquiera se molestan en escuchar lo que les puedas aconsejar. Hablando con palabras de moda, toda esa gente mencioné ejerce la "toxicidad" a la máxima potencia. Y en lo laboral, ese mismo veneno suele ser propio de los que te quieren hacer pisar el palito con noticias falsas, que uno duda porque en apariencia son verosímiles, pero no reales. Buscan venderte "pescado podrido", como se dice en la jerga. Y si publicás algo así, las puteadas no van a ir direccionadas hacia quien te pasó el rumor infundado, sino al periodista que escribió esa nota. Ante la menor sospecha de que hay algo "raro", se debe consultar a las fuentes oficiales, y si aún así se trata de una gansada, siempre es mejor el silencio y no publicar nada. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 


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