Martes 28. Se termina un mes que ha sido más intenso que lo habitual, qué duda cabe. Las compras de útiles escolares se adelantaron ya desde mediados de enero, previendo que la inflación iba a dar lugar a una nueva remarcación de los precios a medida que se fuera aproximando el comienzo de las clases. Todavía permanecen en las góndolas de algunos supermercados todos los productos típicos de la canasta navideña que les quedaron de remanente y que difícilmente encuentren interesados. Los están liquidando con un 30 o 50 % de descuento porque prefieren resignar ese margen de ganancias antes que tener que descartar los turrones, confites, garrapiñadas, y todos esos productos propios de hace dos meses y que nadie tiene intención de consumir ahora, por lo cual procuran venderlos como sea antes de su caducidad o fecha de vencimiento.
Si me pongo a
pensar, podría haber escrito más notas este mes, que de hecho fue más intenso
que igual período de años anteriores, al menos esa es mi percepción. Pero no
tiene sentido -incluso para un texto destinado a un blog-, hacer un registro
minucioso de cada cosa que a uno le pasa. Quizás cobraron importancia cuando
sucedieron, pero el transcurso del tiempo va erosionando también esa
significación tan particular que le otorgamos a los hechos. No me molesta que
alguien me haga notar un error o una equivocación, en la medida que sea con
buena fe y no para sacar chapa. Hay días en que salís a la calle con todas las
energías para afrontar lo que venga y otros en que sos apenas un mosquito
molesto en medio de mutantes. En Lobos, como en cualquier sociedad, el trato
cotidiano y el conocimiento de la gente te va orientando hacia aquellos que
revisten una u otra intencionalidad.
No vale la pena
discutir contra necios, en determinada instancia es uno mismo quien debe
adoptar esa actitud, porque es una cuestión de supervivencia: O lográs que todo
lo superfluo te resulte indiferente (lo cual no es fácil), o te vas a envenenar
de resentimiento y bronca contra personas que te buscan deliberadamente que se
sientas para el orto. Atención con eso, a no darle lugar, porque es evidente
que actúan una indisimulable malicia. No es fácil para la clase trabajadora
(llamémoslo así), tener que cuidar cada moneda para darse un gusto personal
mientras ves cómo otros se llenan los bolsillos sin el menor esfuerzo.
Lo que la vida te
da por un lado, te lo quita por otro. Podés ganar más guita a costa de horas
que resignaste para compartir con tu familia, y varios ejemplos más. Eso dalo
por hecho. En este país estamos acostumbrados a ver cómo los nuevos ricos se
creen que la fortuna les va a durar para toda la vida. Cuando cambie el
gobierno (porque algún día va a cambiar) y las reglas de juego sean otras, van
a quedar c… para arriba. Porque como decía Martín Fierro, no van a encontrar un
palenque donde rascarse. Son puestos políticos, obviamente, que teniendo en cuenta que Kicillof va camino a ser reelecto sin problemas, persistirán en oficinas públicas que dependen de la Provincia.
Hay un rasgo muy
particular que distingue a este verano que se va, y a los anteriores: todo el
mundo parece esperar la misma hora para hacer las compras, para ir al
supermercado o donde carajo sea, y hay que hacer colas interminables para
comprar las dos o tres boludeces que uno necesita para alimentarse a diario. Desde
las 18 hs en adelante, es como patear un hormiguero, casi como pensar que todos
se hubieran puesto de acuerdo para salir a la misma hora. De todos modos, estimo que seguiremos teniendo algunos días
calurosos hasta marzo, más tarde que temprano, mientras los padres ya están
viviendo toda la vorágine del inminente comienzo de las clases de mañana. Es la
misma historia de todos los años, quizá con protagonistas diferentes, con gente
que viene a Lobos porque eligió vivir aquí y otra que se va porque ya no
soporta el tedio de la "tranquilidad pueblerina", que ya ha dejado de
tener méritos para ostentar ese calificativo. Desde hace tiempo dejó de ser una
ciudad tranquila, no sólo por la inseguridad, sino también porque la zona
urbana se está expandiendo. Sigo reclamando a los concejales que se pongan las
pilas para avanzar en una Ordenanza de Zonificación que se ajuste a los
estándares actuales, pero puedo estar esperando hasta el infinito que alguno de
ellos me brinde una explicación razonable. Hasta ahora, no la he encontrado, y
no es una cuestión menor como para seguir postergándola aunque a algunos no le
interese en absoluto. Punto final.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario