23 de febrero de 2023

La "ley del dedo"

 Era sabido que la semana post feriados de carnaval iba a ser "corta", pero lo que más deseaba era reanudar el ritmo de actividad habitual. Es cierto que estuve cubriendo una serie de eventos durante esos días no laborables, pero ya era momento de ponerle fin a la joda, no es el mejor contexto como para que el comercio, la industria, y otros rubros permanezcan parados caprichosamente. De hecho, la mayoría de los negocios abrieron aunque sea uno de los días que supuestamente persiguen el fin de incentivar al turismo, pero no quiero ser redundante. 

Algunos dirán que el carnaval es sinónimo de alegría, de un clima festivo, pero no hay mucho para festejar, lo último realmente significativo que festejamos fue el Mundial, en diciembre de 2022. A nivel nacional, hay internas por todos lados: tanto en el oficialismo como en Cambiemos. Por supuesto que varios tendrán que "bajarse" y conformarse con el consuelo de encabezar alguna lista de diputados, es obvio que no puede haber más de un candidato a presidente. Pero me interesa hablar de Lobos. Hace poco le hice una nota al Intendente, y básicamente yo pregunté y él respondió lo que quiso, es decir que por una regla ética yo no podía tergiversar sus dichos aunque algunas apreciaciones no me cerraran del todo. Nunca lo he hecho con nadie, luego los lectores juzgarán si esa entrevista aportó algo nuevo a lo que el común de sus seguidores o detractores piensan de él. Tampoco era necesario cuestionar todo lo que él dijera para ponerme en la posición de "Fiscal del Pueblo". Yo no soy el protagonista de la nota, sino la persona a quien estoy entrevistando, que sabe de antemano de tiene que hacerse cargo de lo que diga. No aceptaría que me concedan una nota a cambio de un condicionamiento, prefiero perder la oportunidad antes de que me digan lo que tengo que escribir, como una ex funcionaria que hace varios años se mostró indignada por un reportaje que le hice (totalmente verídico y comprobable), y me dijo que a partir de ese momento sólo me daría entrevistas por escrito. Andá a cagar, esas cosas no se negocian, poné la cara y después decí lo que vos tengas ganas, yo no te voy a censurar. Pero bueno, conociendo a determinada gente, uno ya sabe lo que puede esperar. Hay un gran descontento con el gobierno municipal actual, es evidente, pero no sería descabellado pensar que muchos súbitamente cambien de "humor", por llamarlo de algún modo, y terminen votando más de lo mismo. 

Como ya presencié ese fenómeno preelectoral varias veces, no me sorprende en lo más mínimo que predomine esa falta de coherencia, o el hecho de que alguien vote a determinada gestión porque tiene a su hijo o a cualquier familiar laburando en el Municipio y teme que lo rajen si triunfa otro. Pero a decir verdad, eso no es obstáculo, porque el que pierde, antes del traspaso de mando y de arriar la bandera,  pasa a planta permanente a quien se le antoja, entonces de ahí no salen más. Sobran ejemplos, pero no es prudente escrachar a nadie en particular porque sé que todos los gobiernos han recurrido a la misma práctica. 

Existen, aunque no abundan, cargos de segunda línea ocupados por gente que realmente se merecería una continuidad, pero insisto en que no es lo más frecuente. Y otra cosa que es consecuencia de lo anterior, es el revanchismo. Por citar un caso, a un profesor de Educación Física lo mandás a dirigir el tránsito, o a cualquier tarea que constituye casi una humillación. Digo "casi", porque el laburo en sí no es humillante, a lo que me refiero es que una persona capacitada pasa a ser escoria si fue designada por la gestión anterior.  El nepotismo siempre existió, tanto para unos como para otros, pero insisto en que después comienzan los problemas, porque estar a cargo de una oficina o despacho público no es para cualquiera. 

Si vos estás acostumbrado a maltratar a la gente que va a hacer un trámite cualquiera, ya no es como antes: Con el celular o lo que fuere, te sacan una foto o video y te "queman" terriblemente. No es la manera, claro que estamos de acuerdo, pero un sujeto prepotente y mal llevado a quien se le paga un sueldo debería comportarse con respeto hacia sus pares, que no dejan de ser los mismos vecinos, por mucho aire de importancia que tenga. Hoy estás en lo más alto, y mañana terminás en el piso: La política es así, los más experimentados saben "desmarcarse" a tiempo, a la usanza de los futbolistas más habilidosos. No seamos ingenuos: A esta altura, el panquequismo o travestismo político no sorprenden a nadie, incluso me atrevería a decir que más de una vez veo a un tipo cualquiera, un militante del partido que ustedes quieran imaginarse, y pienso: "Este en cualquier momento se da vuelta". Y en varias ocasiones acerté en ese infame pronóstico. 

Después están otros, que no reaccionaron a tiempo y por ende quedan pegados hasta que alguien los rescate del ostracismo. Pero no faltará la oportunidad para que regresen en una versión reciclada, buscando recuperar una mísera cuota de poder. Así funciona, en resumidas cuentas, la política argentina, aunque tiene varias aristas que se asemejan a muchos países latinoamericanos y darían para indagar y profundizar -entre otras cuestiones- qué tan corruptos somos si nos comparamos con nuestros vecinos de Sudamérica. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

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