Viernes 13. La semana se pasó muy rápido, o tal vez sea una falsa sensación que tengo por no haber podido hacer nada relevante más que la rutina diaria. Pero recapitulando, tuvimos una corrida cambiaria que provocó todo tipo de reacciones y comentarios. No es para menos: El dólar superó los $ 1.000, lo cual motivó que las "cuevas" aprovecharan el desconcierto y la desesperación de mucha gente para hacer su negocio aún más rentable, ofertando el billete a precios astronómicos. Ya para el miércoles uno no sabía bien qué iba a pasar con los precios de los alimentos, que es lo más importante, y se temía lo peor: Una hiperinflación. Por ahora no ocurrió, afortunadamente. Ha habido un aumento, sí, del 15 o 20 %, pero uno ya tiende a aceptarlo como algo natural. Estamos a 9 días de las elecciones y se vive un clima donde lo que predomina es la incertidumbre. Todos queremos saber qué va a suceder con el dinero que ganamos, mucho o poco, porque el poder de compra de redujo notablemente.
Es obvio que el gobierno que asuma, tiene que dar señales claras de un plan económico desde el primer momento. Ni siquiera me importa quién vaya a ganar, con que tengan un plan sustentable, ya contribuiría a generar confianza y despejar dudas. Y una duda recurrente, en sí misma, es si tienen un plan. Falta poco tiempo para votar, pero después habrá que ver si hay una segunda vuelta, y finalmente, cómo se dará la transición hacia el 10 de diciembre. En menos de dos meses puede pasar cualquier cosa, más allá de la corrupción y el lavado de guita que vemos a diario y que está totalmente naturalizado dentro de la clase política.
Podríamos afirmar que esta semana transcurrió rápido porque nos tuvo a los saltos: Las noticias y los números que se desprenden de ellas a nivel macro, se fueron dando de un modo tan vertiginoso que no nos dio respiro. Es lógico que los ahorristas hayan retirado sus plazos fijos de los bancos, por más que el Banco Central vuelva a subir las tasas de interés. Si depositás la guita a 30 o 60 días, lo que recibirás luego en concepto de interés no será suficiente para compensar la inflación y te devolverán un montón de fajos de papeles que no valen nada. Yo no sé si fue correcto lo que dijo Milei sobre el peso y el dólar, pero no se lo puede culpar o responsabilizar en un 100 % por la corrida. La gente elige a quién escuchar y a quién no. Milei ha dicho tantas estupideces e incoherencias durante la campaña que ésta podría haber sido una más.
En resumen, todo ello contribuye a que estemos viviendo mal, con zozobra pero también con la ansiedad de que alguien ponga fin a este status quo. No alcanzará con contar hasta 10, habrá que contar hasta 100 y armarse de paciencia, la cual se va agotando progresivamente. El karma de 2001 hace que persista el temor de una confiscación de depósitos. Como ya lo vivimos, ya sabemos las consencuencias. Claramente no es el mejor escenario para invertir ni un centavo. Por otra parte, ni yo ni mucha gente tendríamos margen para hacerlo aunque quisiéramos. No estoy describiendo nada que el lector promedio no haya visto en el tele o en los portales de Internet. No sé cuando, pero tengo la esperanza de que en alguna instancia podamos recuperar la calma, dado que es evidente que no depende de nosotros. Vamos a jugarle unas fichas a 2024, quizás nos sorprenda gratamente. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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