Ayer (domingo) vi el segundo debate presidencial, aunque no en su totalidad. El formato es bastante limitado, porque es imposible ejercer un derecho a réplica en 45 segundos, o esbozar una propuesta en 2 minutos. Por supuesto que hay que establecer un tope, de lo contrario se volvería aún más tedioso. Creo que estaría mejor planteado con 5 minutos para exponer, y 2 para los derechos a réplica. La experiencia de este tipo de debates es relativamente nueva en la Argentina. Y al igual que en el anterior, se notó que los candidatos estaban guionados o “coacheados”, sobre todo aquellos que no dejaron una buena impresión en la primera instancia y aspiraban a revertirla, tal es el caso de Bullrich. Es lógico que sea así: te están viendo millones de personas y nadie quiere arriesgarse ni dejar furcios que pueden enterrarte vivo. Más allá de las obvias chicanas, no hubo sorpresas. Milei trastabilló un poco, pero eso no incidirá en quienes ya tienen decidido votarlo nuevamente.
Esta primavera es
muy particular: Si salís a la calle entre las 8 y las 10 de la mañana, digamos,
vas a advertir un viento bastante fresco, que puede hacer que te pongas un
abrigo. Un gran error, porque si tenés que estar en la calle hasta pasado el
mediodía, vas a terminar “al horno”. Hoy, el termómetro superó los 30 grados.
Todo parece indicar que va a seguir así, lo cual no sería alarmante para nadie,
considerando que estamos a dos meses de terminar el año.
El dólar continúa
subiendo sin control, el Gobierno no sabe cómo reaccionar, los productos
esenciales aumentan, los médicos decidieron cobrar un arancel elevado a los
afiliados de las obras sociales porque dicen que sus honorarios son muy bajos.
Está bien que Massa haya tomado una serie de medidas a modo de paliativo, pero
como el peso no vale nada (vaya novedad), el efecto deseado termina por evaporarse.
En medio del quilombo, sale Milei a decir que lo mejor que pueden hacer los que tienen un plazo fijo, es sacar la guita del banco lo antes posible. Todos dan por hecho una nueva devaluación después de las elecciones. No es un panorama alentador, desde luego. Pero pienso que ninguno de los candidatos, sea quien fuere el triunfador, podría llevar tranquilidad en un corto plazo.
Vamos a tener que convivir con inflación alta durante varios meses de 2024. En primer lugar, para llevar tranquilidad a la sociedad y a la opinión pública, debés mostrarte tranquilo, porque tenés la responsabilidad de gobernar y de transmitir ese mensaje. Eso no significa soslayar una crisis, nada que ver. Yo quiero suponer que la gente no es estúpida y se da cuenta cuando la economía doméstica comienza a apretarnos el zapato.
En mi caso, mientras tenga dinero para las necesidades básicas, me parece una inmoralidad quejarme, aunque no tengo un presupuesto abundante. Si voy al súper o al almacén, he sustituido determinadas marcas por otras más baratas. Los cigarrillos aumentaron un 15 %, y aunque no sé si dejaré de fumar, sí es seguro que lo haré más esporádicamente porque no voy a desembolsar todos los días 500 pesos en promedio por un vicio que arruina la salud. No es una necesidad básica, es una droga legal (vale decir, la nicotina).
Voy aplicando recortes de a poco:
Cuando estalló la crisis de 2001, yo era muy ingenuo ante lo que estaba sucediendo; me costó entender los
motivos reales de lo que sucedió, pero las imágenes que hasta el día de hoy se
pueden ver en You Tube eran francamente de terror, con una represión salvaje
nunca vista en tiempos de democracia.
En cambio, lo que
estamos viviendo ahora todavía dista de lo que pasó hace 22 años. Pero lo veo
de otra manera porque crecí, envejecí, me dediqué a laburar desde 2002 hasta la
fecha, y continuaré haciéndolo. Hay gastos fijos que, por ende, tengo que
saldar sí o sí ya que están relacionados con mi profesión. No voy a ahondar más
al respecto porque quienes me leen también deberán hacer frente a lo mismo, según la actividad laboral que hagan. Lo que sí puedo
afirmar, es que amortizar una cifra abultada (que hay que abonar sí o sí para
que el portal digital siga funcionando bien), lleva un tiempo considerable.
Por ahora, esto es lo que tenemos. Además de la transición hasta que asuman las nuevas autoridades nacionales y provinciales, hay muchísimos cabos sueltos y frases indignantes que son un insulto a la inteligencia –o al espíritu crítico del electorado. Para finalizar: Milei es un provocador nato porque sabe que le sirve, pero como dijo en el primer debate la referente la izquierda Myriam Bregman, más que ser un “León”, por momentos se comporta como un gatito mimoso. Y algo más: Sospecho que si lo hemos visto tan "planchado" en contraste con su verborragia y exabruptos habituales, se debe haber clavado un ansiolítico antes de salir a escena. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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