Desde que asumió, el Gobierno Nacional ha puesto énfasis en destrabar el conflicto con los "fondos buitre". En la madrugada de hoy, la Cámara de Senadores derogó las Leyes Cerrojo y de Pago Soberano, condición exigida para que de esta manera el litigio se resuelva en Nueva York. Como ha sucedido con otros gobiernos, el macrismo negoció primero con los Gobernadores, amenazándolos con quitarles la "chequera", y metió presión a los legisladores que responden a cada provincia. El bloque del FPV se mostró dividido, pero curiosamente en esta oportunidad nadie habló de traiciones o conspiraciones, quizás porque los propios senadores no podían decir demasiado en su defensa. Me refiero al hecho de que Pichetto, entre otros, fue uno de los legisladores que dijo que el bloque votaría "libremente, según su conciencia". Y por eso es que cuando tantas veces se habla de "disciplina partidaria", vemos que ésta cae por su propio peso cuando hay guita de por medio. Es cierto que el país no puede seguir más sometido a acreedores externos y con el riesgo de sufrir embargos de bienes. Pero en el frente interno, en lo que sucede todos los días en la economía doméstica, estamos viendo un aumento generalizado de tarifas, entre ellas la luz y el gas, del Monotributo, del transporte, y todo ello repercute en el bolsillo de todos nosotros.
Considero que poner fin a los fondos buitre es saludable, pero por otra parte, con las medidas impopulares que se están tomando, y que están resintiendo seriamente nuestro poder adquisitivo, vamos camino a una recesión, si es que ya no estamos en ella. Bajó el consumo en los supermercados, la venta de autos, y cada vez hay que agudizar el ingenio para cuidar más el bolsillo. En lógico: la plata que vos recibís es siempre la misma, pero cada vez tenés más cosas que pagar, o cuentas más abultadas. Así, los números no cierran. Y aunque la palabra "ajuste" haya sido el leit motiv de la campaña de Scioli, debemos reconocer que se está aplicando un ajuste. Si quieren llamarlo de otra manera, lo mismo da. Porque lo que realmente importa, es que Macri no defraude a la clase media, que fue quien lo votó. La clase media argentina es bastante compleja y podríamos debatir largamente sobre su comportamiento, pero Macri está dilapidando su capital político de una manera que sorprende. La sociedad no se va a bancar por mucho tiempo ser el "pato de la Boda" de la fiesta kirchnerista. No es justo que siempre tengamos que pagar las resacas de otros. Punto final.
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