Pienso que cuando uno mira demasiado hacia atrás, no presta
atención a lo que está por venir. Me siento raro escribiendo algo así, porque
mi mente atesora muchos recuerdos y a menudo ellos sobrevienen sin que yo lo
desee, simplemente aparecen. Sin embargo, con el tiempo comprendí que hay
etapas que no van a volver, personas que no van a estar en mi vida (para bien o
para mal), noches de distensión que se esfumaron entre vasos de cerveza,
escuchando reggae y rock a todo volumen
en el viejo Bar de La Porteña, allá por 2011 o más atrás. Era un lugar que frecuentaba porque me sentía cómodo, caso contrario no hubiera ido. Yo cambié, la gente que me rodeaba en aquel
tiempo también lo hizo, y uno ya no siente el mismo placer que antes por
determinadas cosas. Procuro no ser nostálgico. Hace mucho que no voy al boliche y no tengo intenciones de
hacerlo: me acuesto temprano los fines de semana a menos que surja algún plan para
comer una pizza con amigos, o ver una película en DVD. No pretendo hacer en el tiempo presente lo que no pude, o no quise, hacer antees. Aprendí a aceptar el
paso de los años, no quiero convertirme en un adulto patético rodeado de
pendejos que se la pasan boludeando con Facebook y Twitter. Yo uso ambas redes
sociales, debo reconocer, pero lo hago para difundir mis modestas publicaciones, o
para compartir algún video que me parece interesante. No estoy menospreciando a los adolescentes, lo
que quiero decir es que mis intereses son otros. Las redes sociales, tal como
reza su nombre , nos permiten
contactarnos con personas que resultan de nuestro interés, sobre todo en mi
caso que sólo agrego contactos que conozco personalmente o por referencias
confiables. Pero permanecer varias horas pendientes de un "me gusta"
o "like" en el famoso FB, me parece enfermizo.
En síntesis, les diré que trato de adaptarme a la edad que
tengo pero sin dejar que eso me condicione. Mientras tenga fuerzas y
entusiasmo, seguiré haciendo lo que me gusta. He notado que a muchas personas
les cuesta encontrar un equilibrio entre su envejecimiento y sus deseos de
cumplir con algún sueño frustrado de juventud. "Nunca es tarde" es
una frase bonita, nada más. A veces la vida nos sorprende cuando llegamos
demasiado tarde para darnos una oportunidad a nosotros mismos. Punto final.