Entramos de lleno en un nuevo ciclo, ya casi despidiéndonos de 2021, pero con renovadas esperanzas. A este año no le hizo falta mucho para ser mejor que el anterior, que fue catastrófico. La economía va a ir repuntando, lentamente. Hacen falta, por lo menos, 8 años de un crecimiento sostenido para volver a valores previos a 2015. No importa quién sea Presidente en el futuro, si Alberto, CFK, o si se van alternando mutuamente. Hoy vemos un descontento evidente que hizo que la gente votara a J X C. Pero, pensar que ese resultado se repetirá en 2023, dependerá en buena medida de lo que el actual Gobierno es capaz de hacer para seducir al electorado. Si algo nos hizo ver la pandemia, es nuestra propia fragilidad y el surgimiento de kamikazes como Milei o Espert. No serían un peligro si nadie los votara, debo decir que esta aparición de los que dicen llamarse "libertarios" es un fenómeno nuevo y que cosecha adhesiones en personas jóvenes. En fin, si Trump llegó a ser Presidente, estos tipos también podrían hacerlo, nuestra historia está repleta de políticos inútiles e inoperantes.
Retomando lo que decía al comienzo, este año, por ejemplo, los Juegos Olímpicos de Tokio (que estaban previstos para 2020 pero se postergaron), pasaron totalmente desapercibidos. En parte, la diferencia horaria hizo que el común de la gente que vive en Argentina tuviera cosas más importantes que hacer durante la mañana. Entre ellas, ir a laburar. De todas maneras, los que manejan los derechos de la televisación no son necios, y buscan adaptar los horarios lo más posible para los países occidentales. Algo parecido ocurrió con el Mundial Corea/Japón de 2002, del cual nadie se acuerda porque a decir verdad no hay demasiado para recordar. La actuación de la Selección fue tan mediocre y decepcionante que duró un suspiro, y por ese motivo el resto del torneo careció de todo interés.
Esta nota la había comenzado a redactar el primer día de octubre, pero quedó en "stand by" debido a que he tenido bastante laburo este fin de semana y esa es mi prioridad. Lo que yo pueda escribir por placer, viene después. Pienso que pedimos y exigimos demasiado, y por otra parte, damos muy poco. Esto es aplicable en todos los órdenes de la vida, desde luego. Cuando una persona se vuelve muy demandante (sin razones que lo justifiquen de algún modo), lo mejor es alejarse de ellas. En mi caso, como yo trato de hacer bien mi laburo, lo único que pretendo es que los demás cumplan conmigo. Que hagan las cosas en tiempo y forma, porque no les estoy pidiendo que lo hagan gratis, sino que valoro el conocimiento del otro y le pago lo que él/ella me diga, casi nunca pido una rebaja, sobre todo si se trata de informática. En última instancia, si no me da el bolsillo, esperaré a que llegue el momento de poder juntar la guita.
Solemos olvidarnos, a esta altura del año, de todo lo que pasó en los últimos nueve meses. Cuando tenés la capacidad de recapitular, entendés que, en rigor de verdad, no todo fue tan negativo como lo vivenciamos en aquella oportunidad. Como estamos en constante cambio y debemos adaptarnos o acostumbrarnos, desde un punto de vista pragmático, la inteligencia no es ni más ni menos que la capacidad de adaptarse ante aquello que en principio nos sorprende y nos descoloca. Sin dejar de lado, ese proceso constante de "aprender y desaprender", porque caen viejas estructuras y aparecen otras. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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