11 de octubre de 2021

Nadie puede decidir por los demás

 Domingo por la noche en la ciudad. Terminé de ver el partido Argentina-Uruguay por las Eliminatorias, y debo decir que sentí que en determinados momentos, pese a que mis ojos se dirigían a la pantalla, mi cabeza estaba en otro lado. No por alguna preocupación, sino por la total indiferencia que me embargaba. Acepté ver el partido para hacerle compañía a mi viejo, pero no me importaba absolutamente nada el resultado, al igual que dejaron de importarme un montón de cosas. Si la Selección hubiera perdido por goleada, me daba lo mismo. Si llegamos bien al Mundial, veremos. Las cosas que realmente importan se pueden contar con los dedos de la mano, y a su vez, son las más difíciles de preservar. Tienen un valor intrínseco que nace de las relaciones humanas. Esta apatía que describo implica, también, la necesidad de iniciar una búsqueda de todo aquello que merece la pena y que aún no pude conocer o indagar lo suficiente.

 Las prioridades o intereses de una persona van cambiando según el ciclo en que te encuentres, o qué hechos te toque atravesar. El trabajo es una prioridad, tanto para aquellos que lo tienen como para los que intentan conseguir uno. Es la única forma digna de ganar plata. Hay muchas truchadas por Internet que prometen ganar dinero, por ejemplo, viendo videos, lo cual ya de por sí me genera desconfianza. Conseguir un laburo freelance con algún medio de prensa del exterior siempre puede ser una opción interesante, yo había llenado un formulario para escribir unas notas, pasaron unos días y me mandaron un WhatsApp, lo cual me pareció poco serio, prometiendo una paga de 250 dólares por una determinada cantidad de notas. Si "alguien" se hubiera comunicado conmigo mediante un llamado, permitiendo evacuar todas las dudas que cualquiera puede tener, quizás hubiera aceptado. WAP es un servicio de mensajería en el cual, se supone, nos comunicamos con gente que conocemos, y es un poco riesgoso porque quizás enviaste un audio a un amigo, que quedó fuera de contexto o que formaba parte de una conversación privada, y ya perdiste el control sobre tus propios dichos, porque ese mensaje se replica y viraliza hasta límites insospechados. 

Hace unos días me mandaron un audio de unos 4 minutos. Era una mujer que se quejaba por una nota que no había sido publicada en mi diario. A los 30 segundos ya sabía lo que me pretendía decir, no me detendría a escuchar 4 minutos de alguien monologando excepto que fuera un familiar o un amigo. Le respondí por escrito, y creo que fue lo mejor, porque de esa manera no le di lugar a que siguiera hinchando las pelotas sin motivo alguno. Con tono didáctico, le expliqué por qué "su" nota no estaba publicada aún, le dije que lo iba a hacer a la brevedad, y así fue. Yo puedo asistir a un evento cualquiera, pero eso no implica la obligación de hacer una cobertura periodística. A menos que me paguen. Si vos me pagás, te dedico todo el espacio que quieras, es así de simple.

 Para que resulte más claro, podemos verlo a la inversa: Supongamos que yo presento un libro, una exposición de pintura, o lo que fuera. Quizás van cuatro medios de prensa, pero luego veo que sólo dos redactaron una nota sobre el tema y le dedicaron espacio para difundir. Yo de ninguna manera podría enojarme con los que no lo hicieron, ni tengo derecho a reclamar nada. ¿Si me molestaría? Puede ser, también podría discutirse si es descortés o desconsiderado de la otra parte. Pero valoraría más a quienes sí se mostraron interesados que a los que no escribieron ni una línea. 

Y acá hay algo que todos deberíamos entender: Nadie puede decidir por lo demás. Yo no puedo decirle al otro lo que tiene que hacer, porque seguramente ya lo sabe y si no lo hace, por más que le insista, lo voy a obtener una respuesta que me satisfaga. En el amor funciona igual. Tiene que darse solo, y no pretender cambiar a quien es o será tu pareja. Si no te gusta cómo es o sentís que te hace daño, no conviene seguir en esa relación. Pero eso ya sería un tema más complejo de abordar, dado que la gente cambia por propia voluntad o porque está en un entorno de que algún modo la condiciona. En una próxima nota voy a darle un poco más de espacio a este asunto. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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