29 de octubre de 2021

Tristán Bauer, el ministro mediocre y eterno oportunista de cargos inútiles

Hoy me pasó algo curioso, aunque al final de cuentas no es nada del otro mundo. Fui a un conocido supermercado, que tiene música funcional, y en un momento dado empieza a sonar "Get Back", de los Beatles. Daba ganas de quedarse un rato más deambulando entre las góndolas para escuchar la canción completa. Hace unos años, una tarde de verano, vi a un coche de alta gama por la calle Buenos Aires, y el tipo estaba escuchando "If I Fell", otra bellísima canción de grupo de rock más famoso de la historia. Todo esto no debería ser novedad, pero como hoy se imponen el trap, el reggaeton y lo que todos sabemos, se convierte en una rareza. No voy a entrar a hacer un juicio de valor sobre estos géneros porque ya todos conocen mi opinión, y además no viene al caso. Por un lado, siempre surgirán corrientes nuevas y si un chico nunca escuchó a Los Beatles o a Pink Floyd, no merece la Inquisición ni mucho menos. El trap, si nos ponemos a pensar, es un fenómeno que nació en las calles, como ocurrió en EE. UU. con el rap, el hip hop, o el breakdance. Emergió en el Bronx y se expandió al mundo de un modo insospechado para una época en la cual Internet no existía y menos aún las plataformas de streaming. Eminem es un tipo respetable que rompió con lo establecido porque abrió camino a los raperos blancos, un territorio dominado por los afroamericanos. Claro que si no sabés inglés, puede que la experiencia de escucharlo no depare mucha satisfacción. El ejemplo más claro de que no sólo los latinos convocan a esta suerte de reguetoneros, es que en 1986 (si mal no recuerdo), Aerosmith hizo una nueva versión de "Walk this Way" junto con los raperos RUN DMC, y fue un éxito comercial. Es lo que en la jerga se denomina crossover: Vale decir, cuando un artista que se supone que saca un disco dirigido a un determinado segmento de público, logra la aceptación de una audiencia más amplia. El primero que lo hizo fue Michael Jackson, luego le siguieron otros. No habrá otro tipo que logre vender 100 millones de discos a nivel global, en principio por lo que decía en la nota anterior respecto a la decadencia del formato físico, y en segundo lugar porque nadie después de Elvis y los propios Beatles causó un impacto de esa magnitud. 

Tema 2: Hoy vino al Museo de Perón el Ministro de Cultura, Tristán Bauer. Hasta acá, nada relevante. El tema es que el día anterior, habían invitado, o convocado, a los medios de prensa para dialogar con este muchacho. Estaba pautado a las 10 de la mañana. El tipo habrá llegado a las 10:30, como temprano, mientras los periodistas soportábamos estoicamente 36 grados a la sombra. Pues bien, cuando finalmente llegó, se dispuso a saludar a los "compañeros" y a recorrer el Museo, ante la mirada atónita de todos los que veíamos cómo nos tomaban por boludos (o "boludes"). La Directora del Museo en un momento, cuando le hicimos saber que estábamos esperando porque nos habían citado, hizo un tímido esfuerzo por decírselo a Bauer (valoro el gesto que tuvo), y como toda respuesta, el "ilustre visitante" dijo: "Primero quiero hablar con los compañeros". Se refería a un grupo de artistas que también habían sido citados y que (se supone) son afines al Frente de Todos, y no hay nada malo en eso. Por supuesto, cuando notamos que era un desquicio total porque ni siquiera tuvo la deferencia de saludarnos y de tomarse 10 minutos para hablar con el periodismo, el camarógrafo que venía conmigo, yo, y la mayoría de los que estabámos nos mandamos a mudar. No es la primera vez que lo hacen, ¿Para qué invitan a la prensa si no les interesa en absoluto nuestra presencia?  Me cansé de ese boludeo constante, y ya les hice saber que no cuenten más conmigo. Mi tiempo vale lo mismo que el de los demás. 

A Bauer, por lo único que se lo conoce es por haber dirigido la película "Iluminados por el Fuego", que tampoco es una joya del cine, precisamente. Siempre vivió de la teta del Estado, ocupando cargos de cuya gestión nunca salió bien parado porque cometió la misma actitud miserable de sus antecesores: querer confundir Gobierno con Estado en el uso de los medios públicos. Pero no es mi intención atacarlo al Señor Ministro, sino hacer público que, aunque cobre un sueldo sideral, sigue siendo un pobre pelotudo y genuflexo. Perdón Bauer, nos hubiera dicho que para hablar con Ud. había que llenar la ficha de afiliación, así ni siquiera nos tomábamos la molestia de ir. Por lo visto, cuando CFK habló de los "funcionarios que no funcionan", usted no se dio por aludido.

Nada más que agregar, Señor Juez. Punto final. 

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